Homenaje a mis compañeros de viaje

Este momento tenía que llegar, ya estaba tardando, y es el del homenaje a mis compañeros de viaje. No estoy pensando en aquellos amigos con los que me he lanzado a descubrir mundo o tengo planes para hacerlo, sino a esos desconocidos con los que he compartido aventuras y destinos de ensueño.

De toda la gente con la que me he cruzado en el grupo en cuestión, sólo tuve un trato más cercano con algunas de ellas y, ni siquiera recuerdo el nombre de todos, pero lo que permanece es lo vivido. He coincidido con personas que iban juntas, que se habían conocido en viajes anteriores, y que habían decidido compartir esta gran afición. Ojalá me hubiese pasado algo así… con la gran inmensa mayoría de los que me he cruzado, perdí el contacto al despedirnos en el aeropuerto, al margen de algún whatsapp puntual, muchas veces, en el grupo que se había creado. En cualquier caso, y aunque ellos no sepan de la existencia de Descalzos por el mundo, ni sepan que estoy escribiendo esto, les hago este pequeño homenaje.

Recorrido por personas bonitas

Empezando por Montse, con quien compartí habitación en mi primer gran viaje. Sri Lanka. Gritamos al descubrir un bicho enorme en el baño, cenábamos en el hotel contándonos confidencias mientras que decidíamos qué coctel nos pedíamos y nos hacíamos fotos la una a la otra.

Continúo por Yolanda, Iván, Lorena, Rubén, Maribel, la otra Yolanda y Alberto, toda la troupe que coincidimos en el frío otoño de Islandia. Reconozco que iba con resquemor por una mala experiencia previa, pero me encontré con un grupo de gente tan maja, que se me olvidó lo malo y gané confianza para seguir viajando de esta manera. Charlas interminables, anécdotas de los tres voluntarios de Cruz Roja que coincidíamos, cervezas después de cenar, un montón de fotos de grupo con el palo selfie de Lorena, risas cada vez que uno besaba el suelo y gritos congelados al ver auroras boreales.

Llegamos a Uzbekistán, con Paco, Rosa, Montse, Manolo y Víctor. El sexteto lalala que llegamos a tierras uzbekas para alborotarlo todo y dejar flipando a los locales. Compartimos letrinas sin paredes, nos bañamos en un lago y los bikinis de Montse y mío revolucionaron a todo el sector masculino local. Manolo me hizo infinidad de fotos para que no tuviera que hacerme selfies. Me sentí más integrada que nunca. Sé que no es justo hacer comparaciones, pero han pasado 5 años y sigo afirmando que ha sido el mejor viaje en lo que a grupo se refiere.  

Paliando el calor uzbeko

Seguimos en el desierto, llegando esta vez al de Wadi Rum, Jordania. El buen rollo que tuvimos con Sergi, Anna y Adriana, que, por desgracia, no hacía el recorrido completo porque lo había enlazado con otro. Las fotos saltando en Petra, las risas y los gritos en las pickups por las dunas, los cocteles en Wadi Musa, el siq bajo las estrellas, las copas de vino georgiano en el resort del Mar Muerto, el masaje facial que me dio Anna al no conseguir reservar en el spa (¡muchas gracias, Anna!), los tés y los bailes en la jaima y, sobre todo, la tarde en Wadi Rum, dando volteretas, haciendo el pino y acrobacias varias junto con el resto de gente del grupo y de los que ya apenas recuerdo el nombre de alguno.

Haciendo el ganso en Wadi Rum, Jordania

Y llegamos a uno de las aventuras más especiales que he hecho: el safari por Tanzania y Kenia. Pese a que empezó un poco accidentado, las horas en el camión, el ayudarnos a montar las tiendas, la emoción ante lo que estábamos viendo, la playa paradisiaca en el lago Victoria, las quejas ante el estado de algunos baños, los madrugones compartidos que parece que pesan un poco menos hizo que Irene, Nuria, Bea, Alfredo o César, entre tantos otros, con los que, sin duda, tuvimos uno de los momentos de nuestras vidas.

Con los masai, Kenia

Tras un parón de dos años salir de nuestras fronteras, pero conociendo lugares de España con mi proyecto de viajero favorito, en 2022 me cansé de todo y me fui de Semana Santa a hacer una ruta balcánica por Albania, Meteora y el lago Ohrid (Macedonia del Norte) en el que me crucé con Inma y Jose y acordamos repetir al año siguiente. Compartimos con Josu, Aitziber, Luciano y Olga retraso en Barajas y carreras contrarreloj por el aeropuerto de Fráncfort. Además, junto con la gente que iba desde Barcelona y, especialmente, Margarita, con quien dormía en la habitación, recorrimos un país que es uno de los grandes desconocidos de Europa, alucinamos con los monasterios de Meteora y cantamos en el barco en que el dimos el paseo por Ohrid y, sobre todo, nos contamos historias, anécdotas de viajes anteriores y comprobamos que se podía volver a salir sin miedo, aunque con cuidado.

Recorriendo las calles de Berat, Albania

Pero el año no acabó aquí, sino que decidí liarme la manta a la cabeza y hacer uno de los viajes de mi vida: Egipto. En esta ocasión, lo hice con una agencia single, principalmente, porque el precio se ajustaba a mi presupuesto. Allí, nos reunimos un grupo en el que la mayoría estaba visitando el destino de sus sueños. Gracias a Lidia (también por leerme y contestar a mi entrevista viajera), Bea, Isaac, Javi (la última noche que nos regaló está en lo más alto de las despedidas), así como a todos los demás. Y, sobre todo, gracias a Ainara, con la que compartí habitación y muchas charlas.

Pirámides de Guiza, Egipto

Y, un año más tarde, Inma, Jose y yo quisimos repetir la experiencia, sin embargo, esta vez, por Bulgaria. Mi segunda vez en este país y, por suerte, recorriéndolo, quitándome las espinitas clavadas de la iglesia Boyana y el Monasterio de Rila y llegando hasta los confines de Europa en el mar Negro. Además, junto a Ana, María, Rebeca, Alfonso, Joseba o Itsaso, entre otros, nos dimos ideas de las buenas para futuras vacaciones (¿unir Islandia y Groenlandia? ¡Me apunto!; ¿Pakistán? ¡Por supuesto!) y, sobre todo, junto a Soledad, la otra chica que viajaba sola, con la que hablé mucho de cine (los de Filmin somos cada vez más) y de literatura, y con el compromiso de intentar coincidir en un futuro en más aventuras. 

Por las calles de Plovdiv, Bulgaria

Se trata de un homenaje pequeño, la gran inmensa mayoría no conoce la existencia de Descalzos por el mundo ni sabe el buen recuerdo que tengo de ellos, pero ellos son parte de este blog ya que me dan muchos temas de los que hablar.

***

Lee otros post relacionados: