Castillos escoceses (parte II)

Continuamos nuestro periplo, ¿me acompañas?

Un par de días más tarde, llegamos a uno de los castillos más mágico y en el que se consiguen las mejores vistas del lago Ness. Dos kilómetros pasado Drumnadrochit se encuentra Urquhart. Si os pensáis que es un lugar poco conocido, que el elevado precio por entrar disuade a turistas o que hay gente que no pagaría nada por entrar a unas ruinas, estáis muy equivocados. De hecho, es el tercer lugar más visitado de Escocia. La parte buena, o mala, según se mire, es que no tiene aforo por lo que basta con llegar a las taquillas y comprar la entrada.

Antes, hay que pasar por el centro de visitantes, donde se proyecta un vídeo sobre la historia de este lugar. El primer dato que se encuentra sobre él es del siglo XIII y ha sido saqueado y asolado en diversas ocasiones, de hecho, en 1692 fue demolido para impedir que los jacobitas lo utilizaran.

Las evocadoras ruinas del castillo de Urquhart

Desde ese momento, quedó inutilizado y, no fue hasta el siglo XIX cuando pintores y poetas acudían buscando inspiración y, más tarde, los viajeros.

Hoy en día, cuesta imaginar cómo era, pero las vistas lo compensan con creces.

¿Y sobre los fantasmas? ¡Quién necesita fantasmas cuando tienes a Nessie!

Seguro que, desde lo alto de esa torre, se encuentra a Nessie

Como curiosidad, el castillo (y el monstruo) se pueden ver en La vida privada de Sherlock Holmes. ¿Qué opinaba el famoso detective sobre los monstruos? Para saberlo, tendréis que ver la película.

Después de flipar con los paisajes de más al Norte en las Highlands, llegamos a la idea de castillo escocés que todos tenemos en mente: Eilean Donan. Tuvimos que desviarnos expresamente para verlo, era un capricho mío y, sinceramente, merece la pena. Aunque lo hayamos visto miles de veces en fotos, verlo con nuestros propios ojos es mucho mejor.

Está situado en una pequeña isla del lago Duich, comunicado con el mar de las Hébridas a través del lago Alsh y, sólo se podía acceder a él en barco o por un pequeño puente, que lo comunica con la orilla. Estas circunstancias hacen que fuese una fortaleza difícil de tomar.

Eilean Donan

Se empezó a construir en 1220 sobre los restos de un antiguo fuerte de los pictos y se dice que Robert the Bruce se alojó en él cuando huía de las invasiones inglesas.

En 1719 fue ocupado por una expedición española, que tenía como misión levantar militarmente a los escoceses contra los ingleses. Pocas semanas después,fue bombardeado por los ingleses y el castillo quedó totalmente abandonado, hasta que John MacRae-Gilstrap lo adquirió y restauró en la primera mitad del siglo XX.

De todos los que visitamos, éste es el que tiene más aspecto de castillo medieval y el interior está muy bien decorado con muebles de la época.

Salón principal de Eilen Donan. Foto de Machbel.

Este castillo sale en muchas películas, como Los Inmortales, Braveheart o La vida privada de Sherlock Holmes.

Desde luego, la vista enamora y ¡me encantaría volver para verlo con la marea alta!

Después de semana y media sin parar, no sabíamos cuánto tiempo nos iba a llevar Glasgow o si íbamos a tener fuerzas para ir a Stirling, que no estaba en el itinerario inicial del viaje. Con lo que no contaba es con la inmensa fortaleza que se saca cuando estás de viaje.

Controlar Stirling suponía controlar Escocia, por lo que han existido todo tipo de fortalezas. El castillo que visitamos nosotros se erigió entre los siglos XIV y XVI y fue el lugar de residencia de los Estuardo. Emplazado en lo alto de una colina, se divisa todo el pueblo.

Castillo de Stirling

Hoy en día, se puede pasear entre las estancias reales, pintadas con vivos colores que, personalmente, no me gustó demasiado. También se pueden ver réplicas de tapices muy hermosos (los originales se exponen en el Metropolitan de Nueva York) y las Stirling Heads, unos círculos de roble pintados en la sala de audiencias del rey.

Para mí, merece más la pena deambular por los patios y los jardines que los interiores, ya que vi otros que me gustaron más y que dan más la sensación de “estar en un castillo”.

Como no podía ser menos, en el castillo de Stirling también hay un fantasma, en este caso, es un fantasma español que sólo es amigable con sus compatriotas. Puedo dar fe de su existencia y de su ayuda ya que encontramos entradas para el castillo para ese mismo momento y sin esperar colas.

En la puerta se puede ver la estatua de Robert the Bruce y se tienen unas vistas privilegiadas del Monumento Nacional a William Wallace.

Vistas de Stirling desde el castillo y el monumento a William Wallace

Lo “malo” de haber visitado este castillo es que, dos días más tarde, íbamos al de Edimburgo y, una vez más, las comparaciones son odiosas. Por cierto, yo no los voy a comparar ni a decir si uno me gustó más que otro, mirad las fotos, id a los sitios y juzgad vosotros mismos.

Creo que está en una de las mejores ubicaciones posibles (¡qué me perdone el Alcázar de Segovia!), sobre una roca de origen volcánico en el centro de la ciudad.

Castillo de Edimburgo

Desde el siglo XII fue usado con fines militares, aunque también ha sido residencia real. Desde 1745 hasta 1920 fue la base principal del Ejército Británico en Escocia.

Visitarlo lleva entre dos y tres horas y fue una de las pocas veces que nos llovió en el viaje. Los salones están un poco desangelados, aunque alberga el National War Museum of Scotland. También se pueden ver la habitación en la que María Estuardo dio a luz a Jacobo VI, las joyas de la corona escocesas, la Piedra del Destino o la capilla de Santa Margarita, considerada como el edificio más antiguo de Edimburgo.

Vidriera de Santa Margarita en la capilla del mismo nombre

Admito que la lluvia desdibujó un poco la visita porque llegó un momento en el que estábamos más pendientes de tomar algo caliente que de seguir viendo alcobas reales. Además, me habían recomendado no ir… Soy de la opinión de ver con mis propios ojos y yo sí que lo recomiendo. Los interiores no son los que más me han gustado, ni en Escocia ni en otros castillos medievales en los que he estado, pero las vistas desde los jardines de Princess Street merecen la pena el viaje. Y, ya que estás, ¿cómo no vas a entrar?

Las vistas del castillo desde los jardines de Princess Street, bonitas hasta decir basta

En este caso, sí que es altamente recomendable reservar las entradas por anticipado, ya que la demanda es muy alta y hay posibilidad de quedarse en la puerta.

Hasta aquí todo el recorrido que hice de castillo en castillo (y tiro porque me toca) en Escocia. Si has llegado hasta aquí, gracias por leerlo entero; si no, no me extraña… En cualquier caso, espero que os anime a visitar este país y sus múltiples castillos y fortalezas.

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