Inspiración viajera

¿De dónde viene la inspiración viajera? ¿Cómo se aparecen las musas? Hay veces que es demasiado obvio: en fotos de Instagram. Pero esta aplicación no ha existido siempre y había que encontrarla por otros modos. Las revistas de viajes también han sido y son de gran ayuda. Viendo un fotorreportaje sobre el 25 aniversario del nombramiento de Úbeda y Baeza como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO es como se me ocurrió ir en un puente de octubre, aunque, sinceramente, no se necesitan excusas para visitar estos lugares.

Desde el principio de los tiempos, leía el suplemento El Viajero en El País. Mi momento favorito de la semana: cuando mi padre llegaba el sábado con el periódico y yo me quedaba con esa sección, leyendo todos y cada uno de los artículos, empapándome de la información, reteniendo lugares, imaginándome visitándolos. Cuando abrieron la página web, en la que se pedía la colaboración de los lectores, especialmente para enviar fotos que ilustrasen cada país, mandé unas cuantas. Mi pequeñísima contribución al mundo viajero.

Baeza, inspiración a través de una revista

Años más tarde, durante un largo periodo de tiempo, compré la revista NG Viajes y la de Lonely Planet, después. Las compraba en la tienda que había en la oficina en la que trabajaba, subía a mi sitio, me sentaba en mi silla y, lo primero que hacía era ir hasta el final para saber a qué destinos recorrería con la imaginación el mes siguiente para, a continuación, disfrutar de la publicación. Tranquilamente, en casa, leyendo con atención, observando las fotos, tomando apuntes mentales. Las dejé de comprar porque, al cabo de los meses los artículos se repetían, además, Facebook ya existía y muchas páginas empezaron a publicar en esta red social.

Para los que vemos viajes en todas partes, no sólo una foto (retocada, lo más probable) en una red social hace que empecemos a preparar la maleta. Un sonido, un olor, una canción, una historia consiguen que nos traslademos a otro lugar, que busquemos información. ¿Qué no me puedo perder? ¿Qué llamará mi atención? ¿Qué se come? ¿Cuáles son los itinerarios recomendados?

Recuerdo cuando hace más años de los que me gusta admitir, Marisol nos dijo que se iba de vacaciones a Montenegro. ¿A Montenegro? Madre mía, ¡qué exótico! Ahora mismo, parece que es un destino de lo más normal, muchos hemos oído hablar de la bahía de Kotor pero, en aquel entonces, era un país bastante desconocido. Nos contó la odisea que supuso organizarlo: encontraron muy poca información disponible, no había forma de reservar hoteles por internet y, para evitar sustos, llamaron por teléfono y cruzaron los dedos para que les entendieran. A la vuelta, estaba maravillada y no dejaba de recomendarlo, aunque me temo que, el Montenegro que ella conoció ha cambiado bastante. Cuando le pregunté que cómo se les había ocurrido ir, la respuesta era simple: habían visto en la tele un documental o una prueba deportiva, no lo recuerdo exactamente, y se enamoraron de los paisajes. Pues eso, en ocasiones veo viajes.

Ves una foto y piensas que tienes que ir. Brihuega, Guadalajara

En una de las infinitas conversaciones que he tenido con Geni me dijo que había estado en Hawai. ¿En Hawai? ¿Quién ha estado en Hawai? Suena a película y el motivo que me dio para ir no es muy diferente: ella y Carlos eran aficionados a la serie Hawai 5.0, les gustaba lo que veían y un año decidieron que ése sería su destino vacacional. Hoy en día, afirma que es uno de los mejores que ha realizado. Seguimos viendo viajes.

Y, sin desviarnos de las pantallas, tengo una sección en el blog en el que hablo de series y películas que me inspiran para viajar y tengo planeado un post futuro sobre mitomanía en destino.

He perdido la cuenta de las veces que una imagen me ha llevado a buscar información sobre ella; las veces que, al ver una película, he leído sobre el destino. Sueño con viajes. ¿A quién no le han entrado unas ganas irrefrenables de conocer Japón después de ver Lost in Traslation? ¿Quién no está deseando recorrer París tras los pasos de Amélie? Soñar con alucinar en las selvas de Costa Rica, conducir durante kilómetros y kilómetros por el desierto de Atacama, admirar la Ópera de Sídney. Y, todo esto, con una sola imagen.

Pero la inspiración no sólo viene por la vista. A comienzos de 2020, antes de pensar que nos íbamos a estar más de tres meses confinados en casa, empecé a pensar en las vacaciones de verano. Sí lo sé, aún no había disfrutado de la Semana Santa y ya estaba pensando en el verano. Recuerdo estar una mañana de sábado en casa, escuchando música, cuando sonó Via Chicago de Wilco, en el disco Summerteeth. He escuchado ese disco y esa canción muchas veces, si bien aquella vez, me quedé quieta, apreciándola, viajando a Chicago de la mano de la letra y melodía. Claro que contemplo ir a Chicago, siendo en esa ocasión el momento en el que quise que se materializara. ¿Y si lo planteo como destino en verano? No sería sólo ir a esa ciudad ya que la distancia y el precio del vuelo “obligan” a una estancia de varios días, por lo que me fui corriendo al mapa, situé la ciudad y miré qué había cerca.

Siguiendo los pasos de Amèlie por Montmartre, París

Se pueden hacer dos rutas circulares con principio y fin en esta urbe (o un ocho si dispones de los días y del dinero): una de ellas, bordeando el lago Michigan, se entraría en Canadá y, desde ahí, bordeando los lagos Hurón y Erie, visitaríamos ciudades como Toronto, Cleveland o Detroit. En la otra ruta, no salimos de EE.UU. y conoceríamos Milwaukee, Minneapolis o Indianápolis. Curiosa elección. Sin embargo, no me quedé aquí, sino que seguí investigando. Recurrí a mis guías de cabecera y, milagro, ¡había una ruta recomendada por la zona! Como esto no me bastaba, busqué información en el foro de Los Viajeros y ahí estaba: un par de personas habían estado por la zona y lo recomendaban. Aunque no dicen que sea un imprescindible o que te vayas a quedar con la boca abierta, reconocían la sorpresa positiva que se habían llevado, entre otros motivos, por no esperar nada. Todo eran señales. Como iba de Semana Santa con un par de amigos, pensé en esperar a ver cómo salían esos días y, si congeniábamos bien desde un punto de vista viajero, proponérselo. Sin embargo, la cruda realidad nos encerró en casa. Adiós a Chicago, espero que sea un «nos vemos pronto». Y todo esto, por escuchar una canción. En ocasiones veo viajes.

Sin movernos de aquí, hace unos meses vi la serie de The bear, situada en sus calles, y el capítulo 7 es un canto de amor a la ciudad. Los primeros minutos son una maravilla, me han trasladado hasta allí y hace que tenga más ganas aún de visitarla. Chicago, espero que nos conozcamos muy pronto.

¿Quién no ha visto Indiana Jones y la última cruzada y le han entrado ganas de conocer Petra?

Y hablar de la búsqueda de información para un viaje, me lleva a hablar de Los Viajeros. Encontré ese blog por casualidad cuando, después de ver la película de Stromboli, fui corriendo a situar la isla en el mapa y, después, a averiguar cómo se llega. La búsqueda sencilla en Google me llevó directamente a este foro. Por aquel entonces, era muy nuevo, pero ya había mucha información. Gente que, de manera desinteresada, compartían sus vivencias y consejos, contestaban a preguntas y escribían diarios. De un vistazo, sacié mi curiosidad sobre cómo llegar a esta pequeña isla del Mediterráneo y, lo más importante, me tatué el nombre del foro. Durante muchos ratos muertos ha sido mi entretenimiento. ¿A dónde me apetece desplazarme? Por ejemplo, las islas del Pacífico. Leer lo que pregunta la gente, las recomendaciones, las actividades que se pueden realizar, las dificultades a las que se enfrentaron. La siguiente vez, cambiaba el Pacífico por Islandia, por ejemplo, y, sobre todo, por sueños. Sueños viajeros. Darme cuenta de lo inmenso que es el mundo y lo poco que conozco (¡El Universo se expandeeee!). De este foro he sacado información útil, como los hoteles en Oporto o Londres o saber si merece la pena parar en Aberdeen.

Aunque, lo que sigue inspirando para viajar es sentarse a charlar con otros viajeros. Escucharles hablar de sus destinos, de lo que se han encontrado, de lo que más y menos les gustó y, al mismo tiempo, contarles tú a ellos. En este sentido, las vacaciones Uzbekistán fueron increíbles cuando antes de acostarnos, Montse, Rosa, Paco, Víctor, Manolo y yo nos sentábamos a hablar. Ellos fueron los que me dieron el pequeño empujoncito para decidirme a hacer un safari alojándome en tiendas y duchándote con poco más que con una cisterna de agua. Mucho más divertido que alojarse en un lodge (y barato…). Al igual que recorrido por Albania, y las conversaciones con Inma y Jose, que continúan cuando quedamos en Madrid, y que son una inspiración constante. Y, por supuesto, mi viajera favorita, Geni que, se saca destinos de debajo de la chistera y me pregunta que si de verdad no me había hablado antes de esas vacaciones.

Gracias a un empujoncito, viajé por Kenia y Tanzania en camión

Creo que la inspiración viajera está en todas partes, sólo hay que dejar que entre en nosotros.

PD. Mi universo se expande en un sentido opuesto al que atormentaba a Woody Allen/ Alby, pero ésa es la idea.