Hace unas semanas, hice un recorrido por los cementerios que he conocido viajando. Al preparar la información, me di cuenta de que no sólo he visitado cementerios, sino también otros lugares que, no siendo considerados como tal, hay enterrados decenas o centenares de cuerpos: las necrópolis.
Una necrópolis es un cementerio o un lugar de gran extensión dedicado a los enterramientos. Dicho así, suena a cementerio grande, pero la etimología de la palabra significa ciudad de los muertos, ya que proviene del griego “necrós”, muerto o cadáver, y “polis”, ciudad o estado.
La mayoría de estos espacios no son siniestros, ni están abandonados, sino que vienen recomendados en guías y se pueden encontrar fácilmente en internet. En los viajes que he hecho por mi cuenta, los he visitado, de la misma manera que se visita una catedral; en los que he hecho en grupo, eran un punto más del itinerario.
Las tumbas saadíes de Marrakech
En marzo de 2009 fui a Marrakech. Los que habéis estado, sabéis que las tumbas saadíes son un enclave que no te puedes perder.
Se trata de un conjunto de dos mausoleos, divididos en salas, y que data de los tiempos del sultán Ahmad al- Mansur (1578- 1603), enterrado en el primer mausoleo, junto a su familia. Es aquí donde descubrimos la famosa Sala de las Doce Columnas, de una belleza incomparable. Los monumentos son de mármol de Carrara, la estela de madera de cedro, las paredes están cubiertas de azulejos esmaltados con unos patrones geométricos preciosos y los muros, recubiertos con estucos. Desde luego, es uno de los sitios que hicieron que me enamorara sin remedio de los países musulmanes y la decoración de sus edificios.

El segundo mausoleo fue construido por Ahmad al- Mansur para albergar la tumba de su madre, por eso es conocido como Mausoleo de Lalla Messaouda. En total, unas sesenta personas de la misma familia sepultadas, sin tener en cuenta que, en los jardines, hay enterrados también distintos guerreros y sirvientes que se ganaron ese honor.
En las salas no se puede entrar, sino que te asomas por una puerta para admirarla. Aunque es un lugar al que podrías dedicar un buen rato, hay que tener en cuenta que la cola de gente esperando es bastante larga, por lo que hay que darse un poco de prisa para que fluya.
Petra, ciudad de los muertos
Otra de las necrópolis más conocida y desconocida al mismo tiempo es Petra. Y digo desconocida porque antes de viajar hasta Jordania, muchos nos pensamos que Petra es poco más que El Tesoro y que éste es un palacio. Nada más lejos de la realidad. Petra es un yacimiento arqueológico de tumbas nabateas.
Fue fundada por edomitas a finales del siglo VIII a.C. y ocupada por nabateos en el siglo VI a.C. Fue en este pedido cuando prosperó, gracias al paso de caravanas comerciales entre Egipto, Asia, Arabia y el Mediterráneo.
Al convertirse en una urbe rica y estratégica, los gobernantes y comerciantes también tenían que serlo y parecerlo, por lo que se construyeron tumbas muy ornamentadas. Hoy en día, los restos de la antigua Petra están reducidos, básicamente, a la necrópolis, aunque se calcula que, aproximadamente, el 80% de la ciudad sigue enterrada.

Las fachadas que vemos excavadas en la roca corresponden a tumbas, no a palacios, de tal manera que, cuanto más rico era el dueño, más ornamentada y exuberante sería su tumba. A lo largo del siq se encuentran restos de enterramientos de todo tipo: desde el Tesoro hasta pequeños nichos, muchos de los cuales se cree que eran utilizados para colocar figuras de Dushara, el principal dios nabateo.
No he encontrado en ningún sitio la cifra de cuerpos que puedan estar enterrados en esta necrópolis ni si dentro de las tumbas había alguien más a parte del “propietario” en cuestión.
Shah-i-Zinda, en Samarcanda
Si Samarcanda, en Uzbekistán, consiguió que experimentase el síndrome de Stendhal, la necrópolis de Shah-i-Zinda, a las afueras de la ciudad, me dejó alucinada.
Se trata de una estrecha y angosta calle en la que se sitúan hasta once mausoleos, pero con unos azulejos y un arte exquisitos. Está formado por once mausoleos, además de alguna mezquita, construidos uno tras otro entre los siglos XI y XV. Shah-i-Zinda significa “el rey vivo”, ya que se cree que el rey Qusam ibn- Abbas, primo de Mahoma, está enterrado aquí.
En Shah-i-Zinda están sepultados muchos familiares de Tamerlán, además muchos miembros de la aristocracia militar y religiosa de los siglos XIV y XV, por lo que se convirtió en un centro espiritual en Asia Central. Hoy en día, es un lugar de peregrinaje muy importante.

Uno de los mausoleos más impresionantes es el de Shodi Mulk Oko (1372), lugar de descanso de una hermana de Tamerlán. Sólo por admirarlo, merece la pena el desplazamiento, aunque os aseguro que el lugar os dejará con la boca abierta y no sabréis dónde mirar.
Mausoleo de Pahlavan Mahmud, en Khiva
Siguiendo en Uzbekistán, pero desplazándonos a Khiva, llegamos al mausoleo de Pahlavan Mahmud. Dedicado al poeta, filósofo y guerrero que le da nombre, se acabó convirtiendo en el santo patrón de este lugar. Según la leyenda, Pahlavon murió en 1322 y en 1325 fue enterrado en su casa y, en ese mismo lugar, en 1701, se construyó el mausoleo, que rápidamente se convirtió en lugar sagrado. Decorado con azulejos blancos y azules, es uno de los lugares más bonitos que se pueden visitar en esta ciudad. A partir de 1810, se sepultaron otros personajes ilustres, así como la familia del Khan.

Mausoleo de Ismail Samani, el más antiguo de Bukhara
Para terminar con Uzbekistán, vamos hasta Bukhara, al mausoleo de Ismail Samani. Terminado en el año 905, se trata del edificio musulmán más antiguo de la ciudad. Samani fue un poderoso emir, fundador de la sinastía Samánida, que gobernó Asia Central entre los siglos IX y X.
Según la ortodoxia suní, está prohibido erigir mausoleos sobre el lugar de un enterramiento, por lo que la importancia de éste se acentúa y que, además, es la única construcción que se mantiene de la época samánida. Las cuatro fachadas que lo forman son idénticas y están cubiertas por aparejo de ladrillo, presentando pautas circulares que recuerdan al sol, algo habitual en el arte zoroastriano de la región en esa época.

El osario de Évora
Cuando en 2018 Noe y yo fuimos a Lisboa, paramos en Évora en nuestro camino de regreso. Esta localidad portuguesa de poco menos de 55.000 habitantes y relativamente cercana a la frontera con España, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Sin embargo, no me voy a detener ahora a hablar de su riquísima Historia, que se remonta a más de 7.000 años, ni al Templo romano de Diana, en pleno centro, y que darían para hablar en otro post, sino que voy a hablar de la capela dos ossos, es decir, del osario por el que también es conocida esta localidad.
Esta pequeña capilla interior está al lado de la Iglesia de San Francisco. Los orígenes son confusos: según una fuente, fue construida en el siglo XVI por un fraile franciscano que quería transmitir un mensaje sobre el carácter efímero y transitorio de la vida; según otra fuente, fueron tres frailes los que la construyeron debido a que los cementerios locales estaban atestados.
Lo que sí es cierto es que en la entrada hay una inscripción que hace pensar: Nós ossos que aqui estamos pelos vossos esperamos, es decir, nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos. Para darle una vuelta.

Se calcula que hay huesos pertenecientes a unos 5.000 cuerpos, provinientes de cementerios e iglesias de los alrededores, además, hay dos cadáveres disecados colgados.
Por muy macabro que pueda resultar, no me dio esa impresión al visitarlo, sino que el efecto del conjunto es extrañamente bonito. Como suelo decir, mejor vedlo con vuestros propios ojos y juzgad.
El Valle de los Reyes, de las Reinas y Saqqara en Egipto
La necrópolis más grande que he conocido es todo el país de Egipto. El Valle de los Reyes, el de las Reinas o Saqqara constituyen un cementerio enorme. Luxor había acogido entierros reales desde el año 2100 a.C. aproximadamente, aunque fueron los faraones del Imperio Nuevo los que pasaron a ser sepultados en el Valle de los Reyes, que contiene 63 tumbas que, por desgracia, han sufrido muchos daños debido a saqueadores, inundaciones y turismo.

El Valle de las Reinas contiene un mínimo de 75 tumbas de reinas de las dinastías XIX y XX, además de otros miembros de familias reales. Cerca se halla también el Valle de los Nobles, en el que se encuentran más de 400 tumbas de nobles desde la VI dinastía hasta el periodo grecorromano. Se trata de espacios que están en constante excavación y estudio, por lo que es probable que, con el paso del tiempo, se vayan abriendo nuevas tumbas.
Saqqara es, al mismo tiempo, el mayor yacimiento arqueológico de Egipto y un emplazamiento funerario que se mantuvo activo durante más de 3500 años. En esta necrópolis encontramos tumbas de faraones y familiares, administradores, generales, nobles y animales sagrados, entre otros. Es bastante complicado hacer un cálculo sobre la cantidad de gente que está enterrada aquí, debido a que no está desenterrado todo y, lo que lo está, puede que no esté completo.
Sobre estos dos lugares escribí en febrero, cuando volví de visitar este país, y lo dejé plasmado en los artículos Pirámides de Guiza y Menfis y Crucero por el Nilo: Valle de los Reyes, Templo de Hatshepsut, Luxor y Karnak.

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