Pirámides de Guiza y Menfis

Nuestro primer contacto con El Cairo no fue con El Cairo como tal, sino con Guiza, distrito de esta gran ciudad en la que se sitúan las famosas pirámides.

Una vez más, y para no perder las buenas costumbres, Walid nos hace madrugar muchísimo y, como luego descubriríamos, esta hazaña tiene premio: nuestro autobús fue el primero en llegar al aparcamiento y, durante un rato, pudimos disfrutarlas en soledad.

Antes de llegar, cruzamos el Nilo y, entre otras cosas, me llama la atención la enorme cantidad de edificios que han demolido parcialmente, es decir, eliminado toda una columna de casas, dejando a la vista los restos. Preguntamos y el motivo es la ampliación de la carretera por la que circulamos.

Sin casa

Por el camino, Walid procede a darnos algunas explicaciones y curiosidades de las pirámides. Los historiadores las han datado con una antigüedad de 4.000 años, sin embargo, los geólogos afirman que la erosión arqueológica asciende a 10.500 años de antigüedad. A fecha de hoy, no se tiene claro cómo se construyeron, cómo se pudieron subir esos descomunales bloques de piedra, si fueron esclavos, trabajadores o voluntarios los que participaron. Como tampoco se sabe a ciencia cierta el motivo para construirlas. Según Walid, no se ha encontrado nunca nada que evidencie que fueron una tumba o un monumento funerario. ¿Cómo os quedáis? Por si no fuera poco, es la única maravilla del mundo antiguo que permanece en pie y es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y he tenido la inmensa fortuna de estar allí.

Las tres pirámides principales son Keops, Kefrén y Micerinos, pero en la meseta, también hay otras pirámides menores, ruinas de templos y la archiconocida esfinge.

  • Para saber más sobre las pirámides, pincha aquí y aquí para aprender sobre arquictectura astronómica

Cuando llegamos, bajamos del autobús y alucinamos. Algo que has visto en tantas fotos, en tantas películas y noticias está ahí, delante de mí, viéndolo con mis propios ojos, esperándome. La pirámide de Keops, la mayor con 146 metros de altura, está abierta siempre, las otras dos se van turnando. Siguiendo la recomendación de Walid, dejamos las fotos para más tarde y entramos.

En el interior de Keops

Un túnel poco iluminado y en cuesta se presenta ante mí. Hay una pasarela y un pasamanos para ayudarme y hay que pasar agachado. Aunque no hay gran cosa que ver, la experiencia es inolvidable, de lo mejor que he vivido nunca. Llega un momento en que no puedo más y las lágrimas me caen por las mejillas. Un destino al que tenía tantas ganas, al que ha sido peligroso viajar durante varios años, una ilusión desde la infancia se acababa de hacer realidad. Y, ni con todo esto, estoy cerca de explicar lo que sentí. Al final del túnel, llegamos a la conocida como Cámara del Rey, con 10 metros de altura y con paredes de granito rojo y en la que sólo encontramos un sarcófago de piedra, pero no hay nada más, ni en el techo, ni en las paredes. Además, hace mucho calor.

  • Más información sobre la pirámide de Keops aquí

Estamos solos, salvo por uno de los vigilantes, y lo celebramos con sonrisas, con fotos, se nota la ilusión, aunque tenemos que empezar la bajada: nos esperan las fotos en el exterior, ahora sí, con bastante más gente.

Abajo nos espera Walid, que nos reserva una exclusiva más: nos acaba de ahorrar 1.300€. Al parecer, hay gente que quiere vivir la experiencia de las pirámides en soledad, así que, cuando cierran al público, se abren para estas peticiones. El coste es de 1.300€ y a nosotros sólo nos ha costado un madrugón.

Pirámide de Keops

Disfrutamos del momento “jo, qué alto”, del “hazme una foto”, “ponte, que te la hago”. La pirámide es como un imán, nos atrae, no somos capaces de avanzar por mucho que queramos, aunque haya mucho más esperando. Coches a caballo, camellos, vendedores de cualquier cosa que se os ocurra y la pirámide de Kefrén. En esta no llegamos a entrar, ya que Walid nos indica que no es diferente de la de Keops.

La de Kefrén mide 136 metros de altura, no obstante, parece más alta porque está construida sobre una elevación natural, además, es la única que conserva parte del revestimiento de caliza original. La de Micerino mide 62 metros y sólo supone una décima parte del volumen de la gran pirámide.

Nos dirigimos a un mirador para tener la visión de las tres.

Keops, Kefrén y Micerinos, pirámides de Guiza

Y, desde aquí, a la esfinge de Guiza. Es una escultura con cabeza de hombre y cuerpo de león. En árabe es conocida como Abu Al Hol (padre del terror), pero fue denominada esfinge por los griegos, ya que aseguraban que se parecía al animal mitológico que mataba a aquellos que no acertaban sus adivinanzas. Según los testimonios, la nariz fue arrancada en algún momento entre los siglos XI y XV, por lo que Napoleón, como se cree, no tuvo mucho que ver.

  • Aquí puedes leer más sobre la esfinge de Guiza

Lo primero que me llama la atención fue su tamaño, y es que es más pequeña de lo que me creía. Y, por lo que he leído, no soy la única que piensa de esta manera: Alan Bennet escribió en su diario que ver la esfinge por primera vez es como conocer a un famoso en persona: es más pequeño de lo que te habías imaginado.

Tras las presentaciones, llegan las fotos.

Esfinge de Guiza

Comemos algo rápido y continuamos a la pirámide de escalonada de Zoser y a la ciudad de Menfis. El país cuenta con al menos 118 pirámides distribuidas en su territorio, teniendo en cuenta que, cada pocos años, se descubre alguna más.

Empezamos por el recinto arqueológico de Saqqara, que ocupa una franja de 7 kilómetros del Desierto Occidental, fue utilizado como recinto funerario durante más de 3.500 años y es el mayor yacimiento arqueológico de Egipto. En esta necrópolis se haya los restos de faraones, sus familiares, generales, nobles e, incluso, animales sagrados. Se cree que el nombre de Saqqara deriva de Sokar, el dios menfita de los muertos.

Primero entramos en el recinto funerario del rey Teti. Se trata de una pirámide, aunque no lo parezca por el estado de conservación, ya que parece un montículo. A cambio de una moneda, los “guías” ejercieron como tal y en un inglés muy rudimentario nos llevaron a través de los pasadizos y un par de cámaras, donde pudimos ver una lluvia de estrellas en los techos y el sarcófago de basalto de Teti.

Necrópolis de Saqqara

Después, visitamos la tumba de Kagemni, uno de los cancilleres de Teti. Lo mejor de este recinto es que hay muy pocos turistas, de hecho, dentro de la mastaba sólo estábamos nosotros, por lo que pudimos disfrutarla más aún de las tumbas del Valle de los Reyes. Bueno, este aspecto fue el segundo mejor, porque el mejor de todos es que, al ser tan desconocida y no “sufrir” el turismo masivo, la conservación de los relieves y del policromado es excelente. Las paredes muestran escenas de caza y pesca, lucha con animales o escenas de la vida cotidiana, como el ordeño de una vaca o al propio Kagemni con sus escribas.

Continuamos a la pirámide escalonada de Zoser, que mandó construir el faraón Zoser a su arquitecto Imhotep en el 2650 a.C. Mide 60 metros de alto y está rodeada de un amplio recinto funerario, además, se trata del monumento en piedra más antiguo del mundo. Me llamó mucho la atención un muro decorado con un friso de cobras, en uno de los laterales del gran patio sur. La cobra representa a Uadyet, diosa de la destrucción, que protegía al faraón.

Friso de cobras delante de la pirámide de Zoser
  • Si quieres leer más sobre la Necrópolis de Saqqara, pincha aquí

En Menfis que, como he comentado anteriormente, fue la antigua capital, lo poco que queda evidenciendo su pasado es el museo al aire libre Mit Rahina, que alberga la colosal estatua en piedra caliza de Ramsés II. La estatua está tumbada y nos permite fijarnos en todos los pequeños detalles que pasan desapercibidos en otras estatuas que hemos contemplado. También paseamos por un pequeño jardín que, entre otras estatuas, se conserva una esfinge de alabastro del Imperio Nuevo, que es la segunda mayor de las que se tallaron.

El coloso de Ramsés II

Tras la calma de este jardín, tenemos que volver a El Cairo y enfrentarnos a su horrible tráfico. No puede haber nada perfecto…

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