Este mes me gustaría hablar de una serie de hace ya varios cuantos años. Una serie que amabas u odiabas. Una serie que te trasladaba a un Manhattan lleno de glamour en los mejores restaurantes, mejores discotecas, mejores coctelerías y mejores tiendas. Disfrutando de la vida con tus amigas y, eso sí, con dinero, porque el nivel de vida retratado en los distintos capítulos no representaba a la gran mayoría de la población pero, ¿no habíamos quedado en que soñar es gratis? Supongo que lo habéis adivinado, se trata de Sexo en Nueva York (Darren Star, 1998).

La trama se centra en cuatro amigas treintañeras (en aquel momento lo eran), Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte, con buenos trabajos y buena posición económica, que viven en Manhattan y exprimen la ciudad todo lo que sus sueldos les permite. Entre restaurantes, brunchs y cócteles mantienen distintas relaciones con hombres (de ahí lo de Sexo en Nueva York) y tienen las típicas dudas respecto a ellos y lo que quieren o esperan, mientras que debaten sobre la feminidad, promiscuidad, o sexualidad en general.
Para mí, lo que fue novedoso es que respondía a una pregunta que se llevaba décadas haciendo pero sin obtener respuesta: ¿de qué hablan las mujeres cuándo están solas? Y es que se mantenían conversaciones que, en aquella época, pertenecían a la intimidad de la persona, los que tenéis una determinada edad lo sabéis. No nos olvidemos de que comenzó a emitirse en 1998…

Y, mientras tanto, Nueva York es un personaje más, silencioso, pero que siempre está ahí y, de hecho, en un capítulo, se convierte en una de las parejas de Carrie, cuando decide que va a salir con la ciudad.
Una de las series que más me ha gustado. Empecé a verla yo sola en Canal +. Mi hermana se enganchó también y, más tarde, mi madre.
Pero, como en anteriores ocasiones, no voy a hablar de los guiones, de las actuaciones ni del estilo de vida prohibitivo que vendían, sino de cómo consiguió que me trasladase a la Gran Manzana. Una ciudad que, por aquel entonces, estaba lejos en todos los sentidos. En mi imaginación, me paseaba por las interminables avenidas, iba a las tiendas de ropa alternativa y de segunda mano, me sentaba en un banco de Central Park, iba a todos los lugares que tantas veces hemos visto en películas.

Cuando oía que alguien había estado o iba a viajar, me preguntaba cómo lo haría porque lo tenía como un destino fuera de las posibilidades de cualquiera.
Hasta que llegó en momento en que estuvo dentro de mis posibilidades. Como ya conté, fue por una oferta de las que ya no existen. ¡Un billete a Nueva York por 400€! No se podía dejar escapar y, eso que ahora, es muy fácil comprarlo por ese precio.
Y, entonces, yo fui Carrie. También paseaba por la Quinta Avenida como quien lo hace todos los días. Vale, no calzaba unos Manolos, ni me dirigía a la fiesta de inauguración de ninguna galería de arte, sino que iba con ropa cómoda, cámara de fotos y guía de viajes. Pero pisaba todos aquellos lugares que tantas veces había visto en la tele y me sentía como en mi casa, como si ya lo conociera pero, al mismo tiempo, todo es nuevo. Recorriendo las calles sin parar de repetir “¡cómo en las películas!”, aunque eso no sea muy Carrie…

Por lo que recuerdo, de las cinco chicas que fuimos, todas o casi todas éramos fans de la serie, y la visita (y foto) al 66 de Perry Street era obligatoria. Lo malo para nosotras, es que no éramos las primeras en pensar lo mismo y centenares de seguidores de la serie se paraban en las escaleras de acceso para hacerse la foto, con la consiguiente molestia para los vecinos. Así que es fácil entender que pusieran una cadena para evitarlo y que pidiesen donativos para distintas ONG. ¿Alguien que pueda confirmar que esto se sigue haciendo?
Me hubiese encantado apuntarme al tour de Sexo en Nueva York (sí, soy fan y me gustan esas cosas) donde te llevaban en autobús por varios de los escenarios. Al final, no pudo ser, aunque parezca mentira, de los seis días que dedicamos exclusivamente a la ciudad, no tuvimos tiempo.

Y es que sí, Nueva York es la pareja perfecta, la que te acompaña durante toda tu estancia y la que te hace sentir como en casa.
Si viendo Sexo en Nueva York me hizo desear visitar esa ciudad, escribir esta entrada, hace que esté deseando volver (confieso que lo hago desde que puse en pie en Barajas).
Pero contadme, ¿veíais la serie? ¿Os inspiró para viajar? ¿Qué os pareció la ciudad? Como en anteriores ocasiones, os comparto el vínculo de Filmaffinity.
https://www.filmaffinity.com/es/film721086.html
Hace unos meses se ha estrenado una segunda parte, And just like that…, donde seguimos a las amigas, que ya son cincuentañeras, por un Manhattan más diurno, pero no por ello menos apetecible. En cualquier caso, yo tampoco soy la misma que viajó, así que mi Madrid se parece un poco más a ese Manhattan en horas de luz.

PD. ¿Alguien sabía lo que era un brunch antes de verla? Ahora, es obligatorio cada pocos meses.
https://www.filmaffinity.com/es/film911860.html
Por cierto, excepto las dos fotos relativas a la serie, el resto son mías y de mi cámara.
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