Viajar con COVID

¿Cómo es viajar con COVID? No me refiero a tener el virus y saltarte las restricciones a la torera, sino a cómo es viajar en época COVID, vamos, qué cómo lo hemos estado haciendo en estos dos últimos años.

En líneas generales, es un rollo. Hablo desde mi experiencia: en el 2020 no veía seguro poner un pie fuera del país. No había vacunas pero sí un montón de contagios y de muertes, unido a PCR con precios estratosféricos, cuarentenas en destino pagadas por ti, cancelaciones de vuelos 5 minutos antes, posibilidad de baja entre tus acompañantes por un positivo y, todo esto, mientras que cruzabas los dedos para no contagiarte en el extranjero. La decisión que tomamos fue hacer turismo local, que no está nada mal, y trasladarnos en coche. De esta manera, pude conocer sitios que, en circunstancias normales, hubiese tardado en conocer más años y a los que hubiese dedicado menos tiempo. Además, también me sentía bien dejando el dinero en la hostelería española.

Con mascarilla por Pontevedra

En 2021, tampoco terminaba de ver la cosa muy clara: ya empezaban con las primeras vacunaciones que, además, caían en verano, muchos países del entorno estaban, en el mejor de los casos, tan mal como nosotros y se seguían cancelando vuelos 5 minutos antes del despegue. La decisión que tomamos fue seguir en España de vacaciones, pero llegar en avión. ¡Estaba nerviosa! ¡Por fin volvía a recorrer el pasillo que más me gusta de todos!

En todos esos meses, veía en redes sociales cómo mucha gente sí que se lio la manta a la cabeza y se fue al extranjero, por lo general, a lugares con muy pocas restricciones de la entrada. Lo digo en serio, mi cabeza no entendía cómo se podía hacer algo así y me preguntaba si veíamos las mismas noticias, cómo el ansia por ver mundo estaban por encima del sentido común. Estamos hablando de naciones bastante menos pobladas que la nuestra, con dotaciones sanitarias deficientes, incluso para la población local, y casi sin restricciones.

Gafas, toalla, sombrero y mascarilla en Menorca

Porque ésa es otra: ¿y si el destino no tiene unos hospitales en condiciones? ¿Y si te contagias? Sí, es cierto, hay seguros que cubren los gastos médicos, de repatriación o cuarentena, pero eso no significa que el hospital en el que vayas a estar ingresado tenga tecnología punta. Los que seguís otras páginas de viajes en redes sociales sabéis a qué países me refiero. ¿De verdad era absolutamente imprescindible conocerlos en época de pandemia mundial?

Además, no sólo hay que tener en cuenta los posibles requisitos a la entrada, sino también la apertura de fronteras. Cuando estoy escribiendo esto (marzo 2022), Japón sigue cerrado al turismo extranjero y sin fecha prevista para el cambio y Australia ha abierto hace pocas semanas, por poner sólo dos ejemplos de destinos demandados.

Presumiendo de mascarilla en La Alhambra, Granada

Pero ¿qué pasa si, a parte del certificado de vacunación exigen una PCR o una prueba de antígenos? Desconozco el precio de estas pruebas ahora mismo, pero, el verano pasado, encarecían enormemente las vacaciones. Cuando estuve en Menorca en julio de 2021, tuve la inmensa suerte de que cambiaran los requisitos de entrada: de PCR obligatoria (el precio más bajo que vi fueron 120€) a test de antígenos obligatorio (“sólo” 40€) y dando gracias por que, para volver a Madrid, no exigieran nada. Las dos semanas antes de hacerme la prueba no quedé con nadie para no arriesgarme y, después de hacérmela y mientras que volvía a casa, estaba nerviosa como un flan.

Ya es mucho el tiempo en el que las mascarillas y gel hidroalcohólico son imprescindibles en bolsos, mochilas y maletas, aunque tengo que confesar que el gel lo empecé a utilizar muchos años antes, cuando fui a Marruecos en 2009 y también en Tanzania y Kenia en 2019, soy una visionaria. Y, desde mi punto de vista, creo que un seguro de viaje también debería serlo.

Fuck you, COVID, Vitoria

Tranquilos, que no voy a recomendaros ninguno, ni puedo ofreceros un descuento pinchando en ningún enlace. En cualquier caso, los accidentes ocurren y, fuera de España, te toca pagar por una radiografía o por que te vea un médico. En la UE, llevando tarjeta sanitaria europea, los gastos médicos tienes que pagarlos y solicitar el abono. Si, a todo esto, le añades COVID y los posibles percances, mejor asegurarse de que, si pasa algo antes de viajar, recuperas el dinero.

Y, todo esto, ¿para qué? Pues, en resumen, el primer año no salí porque no lo veía claro; el segundo veía la luz al final del túnel, pero sin luces antiniebla y, para este año, ¡me estoy poniendo las gafas de sol!

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