Ciudades en las que viviría

Cuántas veces ha pasado que, estando en un lugar, pensáis “viviría aquí sin dudarlo”. A mí, muchísimas. Comparto una pequeña selección de los sitios que me han robado el corazón.

París, la ciudad que más me gusta, la que más veces he visitado, la que me sigue enamorando. Sé que es un clásico pero, ¿a quién no le gusta París?

Pasear por la ribera del Sena, ojear libros en los puestos de los buquinistas, ir a una exposición en el Louvre o en el centro Pompidou, perderse por las calles del Marais, pisar hojas secas en el bois de Boulogne, mirar la vida pasar desde cualquiera de sus cafés…

Por el otro lado, lo increíblemente caro que es vivir en esta ciudad. Los alquileres, son imposibles. Vivir en un lugar así es para ricos. Los que tenemos un sueldo normal aspiramos a vivir muy en las afueras, por lo que no se disfruta tanto.

De todas formas, en mi imaginación, me paseo por París mientras que como un croissant. Más idílico imposible.

Por las calles de París

Budapest, ciudad que vibra. Creo que sólo saldría del barrio judío para ir a los baños termales. Y para subir al castillo y al monumento de la independencia, porque las vistas desde allí son de ensueño.

Me acuerdo de que, al descubrir el Szimpla, se convirtió en mi bar favorito de todos los tiempos. Aseguraba que podría ir todos los días, hacerme amiga de los camareros, beber cada vez algo diferente. Lo recuerdo como uno de los mejores sitios del mundo aunque, por lo que he leído últimamente, se ha echado un poco a perder por la invasión de los turistas. Vamos, que ya no es tan auténtico como antes. Y es que somos como termitas.

Budapest

Pero sigue habiendo muchos ruined bars, merecen mucho la pena y, ante la pregunta de que si me gustaría que abrieran uno en Madrid, mi respuesta es clara y contundente: no. Es una característica que hace de Budapest única.

No una ciudad, sino un barrio: el Albaicín granadino. Vale, tiene muchas pegas: apenas hay comercios, sin transporte público, calles laberínticas, presión turística, los inconvenientes de ser patrimonio de la humanidad (nada de aire acondicionado, ni cables de teléfono e internet, nada de reformas) pero es una maravilla. Creo que hablo como visitante y no como residente pero también es verdad de que me gustan los centros de las ciudades, no puedo evitarlo. Soy de estas personas que vivirían en pleno meollo. Y el Albaicín tiene ese encanto que me vuelve loca. Y vistas a La Alhambra. Y la posibilidad de perderte dentro de tu propia ciudad. Y, quién sabe, cruzarte con Jota.

El Abaicín, Granada

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s