Vuelve la sección de películas que me inspiran para viajar y, esta vez, hablaré de Sólo los amantes sobreviven (Jim Jarmusch, 2013) y, las ciudades, Tánger y Detroit.
Es la historia de dos vampiros amantes pero totalmente distintos: Adam, un músico profundamente deprimido que vive su arte en Detroit y Eva, fuerte y enigmática, que vive en Tánger.
La película nos muestra las laberínticas calles tangerinas, su puerto, esas fachadas encaladas y altísimas, teterías donde se bebe té, se fuma shisha y se ve la vida pasar y, al mismo tiempo, nos enseña una ciudad como Detroit, desolada, venida a menos, abandonada, en la que parece que sólo sobreviven garitos underground de música ídem.

No he estado en ninguna de estos dos sitios y, para ser sincera, no están en mi lista de deseos, por lo menos en los más inmediatos. Cuando estuve en Marruecos, los lugares elegidos fueron Marrakech y Essaouira, bastante alejadas de Tánger y, si tuviera que volver a este país, no sé si lo incluiría. Me encantan los países musulmanes, me encanta el contraste de caos infinito y la más absoluta parsimonia, pero hay tantos sitios para ir… Aunque nunca se sabe.
Marruecos es un país del que me enamoré y, antes de irme, prometí volver y, pese a que no lo he hecho ni he tenido la oportunidad, a la hora de pensar en un itinerario, puede ser un destino para tener en cuenta. Una de las cosas que me llama la atención de ella es que parece que está alejada de los circuitos turísticos, por lo que puede ser más auténtica. Otro aspecto es la mezcolanza que me imagino que la componen. Por su puerto han pasado fenicios, romanos y árabes y, en el siglo XX, la ciudad fue repartida durante 40 años por España, Francia, Gran Bretaña, EE.UU., Bélgica, Holanda, Portugal y Suecia. ¡Casi nada!
Después de haberme informado y de escribir esto, me han entrado muchas ganas de ir.

Respecto a la otra ciudad que vemos en la película, Detroit, digamos que me cuesta creer que alguien desee fervientemente visitarla y, si alguien lo hace, por favor, ¡que me lo cuente! A lo mejor me convence.
Lo primero que he hecho ha sido investigar en el fórum de Los viajeros (si no lo conocéis, os lo recomiendo). En la sección de Chicago y alrededores, hay varios foreros que visitaron la zona (antes de nada, quiero aclarar de que se trata de post bastante antiguos) y ninguno de ellos hablaba bien de la ciudad, aconsejaban pasar de largo o, como mucho, dedicarla un día. No quería quedarme sólo con esta información de hace más de 10 años, así que recurrí a mi revista de cabecera y encontré un artículo de 2018 en el que se proponía una estancia de tres días. Lo he leído con interés y tengo que reconocer que me ha despertado la curiosidad. Habla, entre otros, del resurgimiento de la ciudad y de cómo presume de las raíces motown, del arte urbano, del Instituto de las Artes de Detroit, donde se pueden admirar los frescos de Diego Rivera. Para mí, esto ya es un motivo con mayúsculas para ir.

Con esto no quiero decir que esté mirando vuelos pero, si recupero la idea de ir a Chicago y conocer la zona, ¿por qué no?
Esta vez, tampoco os puedo compartir fotos de este lugar, pero sí os comparto la crítica de la película de Filmaffinity y os pregunto si conocéis alguno de estos escenarios.