Hace unos días, cuando escribía sobre la ropa aconsejada para ir a Islandia, se me ocurrió esta entrada, que me hubiese gustado leer cuando preparaba el viaje a Jordania.
Estuve en este país una semana a mediados de noviembre, por lo que ya no hacía demasiado calor. Se estaba muy bien en camiseta, aunque una manga larga se agradecía se ocasiones. Conviene echar en la maleta alguna chaqueta porque hay lugares, como el monte Nebo hace bastante viento.
Pero, lo que más me preocupaciones me dio fue la ropa que llevar al desierto. Nos alojábamos en Wadi Rum en un campamento, sin más indicaciones, así que, sabiendo que las temperaturas nocturnas en los desiertos se desploman, me llevé ropa de mucho abrigo. Una maleta grande para un viaje de 8 días en la que metí mi parka, un forro polar y unas botas de andar. Paseé casi todo.
El campamento no eran tiendas en mitad de la nada, sino que era un complejo de cabañas que estaban muy bien acondicionadas. De ropa de abrigo sólo necesité el polar y, aunque es verdad que por la noche hacía frío, no era nada que no se pudiese soportar, teniendo en cuenta que, el camino hasta la cabaña no era largo.
Respecto al calzado, la arena va a entrar lleves lo que lleves, así que las zapatillas de deporte son una buena opción que no pesa.
Y, sobre todo, no olvidéis el bañador para el mar Muerto.
Me gustaría recordar que Jordania es un país musulmán, en el que el Islam es la religión oficial y, aunque estén muy acostumbrados a los turistas, conviene vestir teniendo esto en cuenta. Las minifaldas, pantalones muy cortos, tirantes o escotes se pueden quedar en casa y lucirlos en otros destinos.
Allá donde fueres, haz lo que vieres.
Descalzos por el mundo 