Excursión a Burano: casas de colores, historia y encanto en la laguna de Venecia

Cuando estuve en Venecia en Semana Santa de 2019, al ir varios días, teníamos claro que queríamos conocer algo más fuera de esta ciudad. Por suerte, teníamos tiempo suficiente para dedicar un día entero a Verona y una tarde completa a Burano, aunque hay bastantes sitios cercanos que también son buenas opciones.

¿Murano o Burano?

Primero, conviene especificar que hay dos islas diferentes pero con nombres muy similares: Murano y Burano. La primera es conocida por dar nombre a un tipo de cristal, de hecho, cuando estuve en Venecia de viaje de estudios, me compré unos pendientes de cristal de Murano (quiero pensar que era cristal de Murano…).

Mientras que preparábamos estas vacaciones, oí varias veces que comentaban la visita a Burano. La primera vez, pensé que había escuchado mal. La segunda, me empecé a mosquear. La tercera, decidí informarme y sí, existía una isla en la laguna de Venecia con un nombre muy similar al que yo conocía. Y, lo que es más, ¿por qué nunca había oído hablar de este lugar tan colorido?

Los colores de Burano

Antes de cambiar de isla, me gustaría decir que en Murano hay sitios de interés turístico, como el Museo del Vidrio, la iglesia de Santa María degli Angeli, con un campanario del siglo XVI, la catedral de Santa María e Donato, de estilo románico y la iglesia de San Pietro Martire, así como el Palacio de Mula, sede del actual Ayuntamiento, en un edificio del siglo XII de estilo veneciano- bizantino. Mucho que ver. 

Burano

Una vez que me quedó claro que el lugar que interesaba visitar era la isla de Burano, me empezaron a aparecer sin cesar fotos en IG. No tengo pruebas pero tampoco dudas de que los móviles nos escuchan. Sabiendo lo retocadas que pueden llegar a estar las fotos, intenté abstraerme de todo ese color explosivo y quedarme con lo que yo creía que iba a ser más real. Y lo fue.

Se trata de una isla pequeña, de 675 metros de largo en la que viven entre 2.700 y 7.000 personas (en los distintos sitios que he buscado daban cifras diferentes de habitantes, así que me quedo con el menor y el mayor).

Sigue andando y habrá menos gente

La isla fue independiente hasta 1923, cuando fue anexionada por Venecia, y se encuentra a tan sólo a 7 km de distancia de esta, por lo que pudimos llegar tranquilamente en ferry.

Cuando nos bajamos, lo que me temía: un montón de gente parada en las primeras casas que encuentras haciendo fotos sin parar. El consejo es obvio: sigue andando porque hay más casas de colores y menos gente.

Porque es por esta característica por la que es conocida Burano: por las casas de colores. No se sabe a ciencia cierta por qué se empezaron a pintar las fachadas de tonalidades naranjas, azules, rosas o amarillas, pero no pastel, sino totalmente vivos, aunque la leyenda asegura que, cuando en inverno cae la niebla, los pescadores decidieron recurrir a esta estrategia para diferenciar fácilmente su casa de las demás. Verdad o no las leyendas suelen tener algo de cierto y mucho de bonito.

Antes de IG y la geolocalización, Burano era conocida por los encajes. En la actualidad, siguen siendo considerados de los mejores de Italia y el Museo del Merletto está dedicado a este arte y se exhiben piezas y su evolución desde el siglo XVI. Nosotras no lo visitamos, así que no puedo decir si merece la pena o no.

Pasear entre casas de colores

Después de que IG pusiera esta isla en el radar viajero, la mayoría de la gente vamos a lo mismo: pasear por pequeñas calles surcadas por canales, unidas por diminutos puentes y flanqueadas por casas de colores.

Pues sí, en Burano se pueden encontrar lugares menos turísticos

Pasear de esta manera, sin prisas, intentando dejar la marabunta a un lado, es todo un placer que conseguimos y es que, basta con salirse de los caminos más transitados. Pudimos ver ropa tendida de las ventanas, maceteros con flores que ya estaban despiertas por la primavera, algún que otro rincón en el que charlaban sentados y despreocupados los lugareños. Se agradecía algo así después de todo el caos de Venecia.

Dejamos las callecitas para atravesar la vía principal, la de Baldassare Galuppi, llena de comercios y restaurantes orientados a los turistas y llegamos a la piazza Galuppi, donde nos sentamos en una terraza a tomar algo.

En 2019, pese a ser un lugar turístico, no había experimentado la explosión que vino después. No recuerdo lo que nos cobraron por las bebidas, pero sí que no comentamos nada del sablazo, así que es probable que los precios fueran más o menos comedidos.

Iglesias de Burano

Estamos en Italia, ¡¿cómo no va a haber iglesias?!

La más conocida es la de San Martino Vescovo, en la misma piazza Galuppi. Es la más grande de Burano y, lo que más nos llamó la atención fue la torre del campanario. ¡La de Pisa no es la única torre torcida en Italia!

Iglesia de San Martino Vescobo, con su torre inclinada

Otra iglesia es la de Santa Caterina, del siglo XIII y la única superviviente de las diez iglesias medievales que había en Burano.

Sinceramente, poco más se puede hacer, sobre todo, teniendo en cuenta que nosotras nos sentamos a tomar algo, entre otros motivos, para hacer tiempo a que llegase el ferry de vuelta a Venecia.

Cuando nos montamos, nos llevamos de regalo un atardecer de color Aperol, muy típico de la zona.

Valoración de Burano

¿Merece la pena ir a Burano? Pues depende. Si te gusta el arte o las visitas culturales, me temo que Burano te va a aburrir. Puede que haya otros lugares en la laguna de Venecia que tengan más interés en ese sentido.

Si tienes una mañana o una tarde de sobra y te apetece acercarte, es una buena opción. Como he comentado, en 2019, pese a haber gente, no resultaba agobiante, no puedo afirmar lo mismo de cómo se encuentre en la actualidad. Ya sabemos el peligro de las redes sociales y de la geolocalización. Además, los lugares que se vuelven muy turísticos se terminan pareciendo todos entre sí y pierden ese toque de magia o de desconocido. Al final, tu decisión es la única que importa.

Atardecer de color Aperol, Burano

Mientras que buscaba en la guía del Véneto que compré para este viaje, he visto un lugar que puede ser muy interesante como alternativa, sobre todo para los sedientos de visitas culturales. Se trata de la Basílica de Santa Maria Asunta, en la isla de Torcelo, y en la guía aparece como un imprescindible.

Se trata de uno de los edificios más antiguos del Véneto y llegó a tener la consideración de catedral. Es de arquitectura bizantino- veneciana y contiene los mosaicos más antiguos de la región, entre los que destacan los del Juicio Final. Cómo si necesitásemos más motivos para viajar a Venecia…

Os comparto este post del blog Venezia e il Veneto donde habla de esta iglesia y se muestran fotos del interior.

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