Hannibal: visita al Patrimonio de la Humanidad de Florencia

Este mes me gustaría hablar de una película que, así de primeras, nos chocaría como inspiración viajera, pero, para los que vemos viajes en todas partes, nos traslada a una ciudad europea de primer orden y de una manera fantasmagórica o terrorífica. La ciudad es Florencia y, la película, Hannibal (Ridley Scott, 2011).

Cartel promocional de la película

Se trata de una secuela de El silencio de los corderos, retomando la historia 10 años más tarde. El excéntrico millonario Mason Verger, única víctima que ha sobrevivido a un ataque de Hannibal Lecter ofrece una recompensa millonaria a cualquiera que le indique el paradero actual de Lecter, y no duda en solicitar la colaboración de Clarice Starling.

Por otro lado, en Florencia, el inspector Rinaldo Pazzi estudia la desaparición del conservador de la biblioteca, cruzándose con el que va a remplazarle, el DR. Fell, quien, en realidad, es el mismísimo Lecter. Vive en esta urbe, en la que el arte y el buen vivir se respiran en el ambiente. Ambas tramas no tardan en cruzarse.

Mi viaje a Florencia en la adolescencia

¿Cuántos de vosotros ha visto esta película y ha pensado “vamos a Florencia”? Bueno, a mí me ha pasado. La verdad es que no necesito ver muchas películas o fotos para pronunciar esas palabras, aunque reconozco que, cuando algo te entra por los ojos, la sugestión se incrementa.

Por suerte, puedo afirmar que he estado en Florencia, diciendo esto con bastantes matices. Me explico. Estuve cuando tenía 16 años en el típico tour por Italia por fin de curso en 3º de BUP. Por otro lado, hace más de 20 años, por lo que los recuerdos son poco nítidos, añadido, además, que en plena adolescencia, salvo honrosas excepciones, tendíamos a hacer al gamba por allá donde íbamos.

Hannibal Lecter en la Piazza della Repubblica de Florencia

Por aquel entonces, yo ya apuntaba maneras viajeras y tenía unas ganas inmensas de salir de vacaciones fuera de España y el recorrido por Italia me servía en bandeja todo aquello que demandaba a gritos. Me lo pasé genial, conocí bastantes lugares a los que, por desgracia, no he tenido la oportunidad de volver, con la honrosa excepción de Venecia. Y, a pesar de que ya estaba acostumbrada a salir de casa sin mis padres (soy niña- campamento desde que tenía 7 años), hubo un importante factor que se cruzó: la adolescencia con amigas fuera de casa.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que, por mucho que era consciente de dónde estaba, la necesidad de hacer el tonto me pudo.

Pese a todo esto, tengo algunos recuerdos de aquello que visité: la Santa Croce y el Duomo, con una impresionante fachada de mármol blanco y verde; el Campanille que, con sus 84 metros de altura ofrece unas vistas de la ciudad que quitan el hipo; la Piazza de la Signoria, donde se encuentra el Palacio Viejo y es el corazón de la vida social florentina, además de uno de los escenarios principales de Hannibal, aunque ya hablaremos de esto y, por último, el Puente Vecchio, uno de los puentes medievales más bonitos y que, si no cruzas, no puedes decir que has estado en Florencia.

¿Quién no se enamoraría de Florencia? Foto de Alex Azabache en Unsplash

En mi álbum de fotos de ese viaje (sí, sí álbum físico de fotos de cámara de carrete que había que llevar a revelar) tengo fotos, ya borrosas y poco nítidas, pero con muchísimo encanto y nostalgia, aparecen más interiores de iglesias que no soy capaz de identificar ni recuerdo haber entrado, por lo que es bastante seguro que esté dejando sin nombrar algún punto más que no hay que saltarse en una visita.

Como pequeño inciso, os comparto este artículo de la revista Traveler escrito por Marta Sader sobre lo mágicas que resultaban las fotos antes de Instagram.

Volviendo a Florencia, por los pocos recuerdos que tengo, sólo pudimos dedicarla un día, ya sabéis que el programa de estos recorridos suele ir bastante apretado, claramente insuficiente para lo que se merece. Sé que los profesores no aconsejaron no entrar en la Galería Uffizi ya que, incluso en aquel entonces las colas eran de varias horas, por lo que decidimos hacerles caso y dedicarnos a los espacios abiertos.

Pese a que no es necesaria ninguna excusa para ir, la Galería Uffizi está en el número 1 de motivos para volver y, en el 2, visitar la ciudad como se merece.

La Galería Uffizi, mi principal motivo para volver a Florencia. Foto de Elena Popova en Unsplash

La Florencia de Hannibal Lecter

La película con la que viajamos este mes es un escenario de ensueño y así lo hizo saber la Unesco en 1982 cuando decretó el centro histórico como Patrimonio de la Humanidad.

En el film nos movemos exclusivamente en estas zonas tan céntricas, como la famosa farmacia Santa Maria Novella, que es la más antigua del mundo, fundada por monjes dominicos en 1221; el claustro de la iglesia Santa Croce, famosa por los mármoles blancos y verdes y que no me pude perder durante mi estancia; el Palaccio y la Biblioteca Capponi; el puente Vecchio y el Palazzio Vecchio, con una torre de sobra conocida por todos o la Piazza della Signoria, un auténtico museo de escultura al aire libre.

Para los que queráis conocer todas las ubicaciones de la película, os recomiendo este artículo de Curiosi travel a los que Hannibal también hizo soñar con la capital toscana.

Como curiosidad, he hecho una búsqueda por encima de visitas guiadas temáticas y no he encontrado ninguna relativa a la película. Es probable que la moda ya pasara… y que no necesita publicidad para atraer más visitantes.

Puente Vecchio. Foto de Ilse Orsel en Unsplash

Por qué no he vuelto a Florencia

El precio de los vuelos ha sido el factor determinante. Durante bastantes años, no los había directos desde Madrid o, a lo sumo, una única compañía hacía el trayecto y ya os podréis imaginar que el precio (tanto directo como con escala) hacía que lo pensaras dos veces: demasiado dinero para un vuelo relativamente corto a una ciudad no demasiado lejana.

Pues nada, Florencia tenía que seguir esperando.

Cuando he empezado a escribir este artículo, he revisado los vuelos desde Madrid y hay algo que ha cambiado: hay alguno directo más y, si vuelas entresemana y estudiando el calendario, se pueden encontrar tarifas bastante decentes. Lo que no ha cambiado es que, si vas en fin de semana o no tienes flexibilidad de fechas, lo pagas muy bien pagado.

En mi caso particular, al ser profesora consorte, las fechas las tengo limitadas para realizar esa escapada con el partner in crime, porque lo de dejarnos ese dineral sólo en vuelos, como que no. En algún sitio hay que poner un límite porque, sinceramente, por mucho que me guste viajar, no creo que todo valga y al precio que sea.

En Florencia hay arte en todas partes. Foto de Simone Pellegrini en Unsplash

Otra opción, sería retomar las escapadas con amigas tal y como hicimos el año pasado cuando nos fuimos a Barcelona. Proponiendo plan en 3,2,1…

Y, la última opción, que también creo que se merece una pensada seria, situando Florencia en el mapa, hay dos aeropuertos pequeños con vuelos de Ryanair que no quedan del todo mal. Sería cuestión de echar cuentas de por cuánto sale en avión más el desplazamiento.

¿Soy yo o se me acaba de ocurrir una escapada de otoño?

En cualquier caso, creo que no hace falta que diga que tengo muchas ganas de volver a esta ciudad y recorrerla como se merece, así como visitar por fin la Galería Uffizi. ¿Nos vamos?

Al igual que en meses anteriores, os comparto el vínculo de Filmaffinity de la película.

***

Lee otros artículos relacionados:

3 Comentarios