El lugar más feo del mundo: Ongi Khiid

He dejado como último post de mi viaje por Mongolia el relativo al monasterio Ongi. No sabía si incluirlo dentro de los que he dedicado al desierto de Gobi o si, como al final he hecho, dejarlo aparte. Me enfrento ante un folio en blanco sin tener claro qué va a salir ni cuánto me va a ocupar, ni siquiera si llegará a cubrir el mínimo de palabras que yo solita me autoexijo, sin embargo, la belleza del lugar, la caída de mandíbulas que causó y los hechos tan trágicos que allí sucedieron, creo que lo merece.

Antes de nada, vamos a situarnos cronológicamente dentro de la aventura mongola. Estamos hacia la mitad del recorrido, hemos visitado Kharkhorum, con su pequeño museo arqueológico (¡y el wifi!), hemos alucinado con las estupas y el fantástico templo de Erdene Zuu y, aunque la lluvia nos intentó aguar la fiesta a última hora de la tarde, el anochecer que presencié lo compensó todo.

Las ruinas del monasterio Ongi, Mongolia

A la mañana siguiente nos montábamos en las furgos para entrar, esta vez sí y por fin, en el desierto de Gobi.

El monasterio Ongi

El monasterio Ongi estaba formado por dos monasterios enfrentados, cada uno en una orilla del río Ongi, de ahí su nombre. En la orilla norte se encontraba Bari Lam Khiid, construido en 1810, al lado de donde hoy encontramos los campamentos turísticos de gers; y, en la orilla sur, Khutagt Lam Khiid, de 1760.

En la época de mayor apogeo llegó a albergar un total de 28 templos, uno de ellos considerado de los más grandes de Mongolia, además de cuatro universidades budistas, hospedando a más de 1.000 monjes.

Todo cambió de forma trágica en 1939, con la llegada de la dictadura comunista, cuando las purgas religiosas se llevaron a cabo. Más de 200 monjes fueron asesinados, muchos de ellos trasladados a la fuerza a lugares más lejanos antes de ser ejecutados; otros fueron obligados a enrolarse en el ejército comunista; otros, llevados a Siberia; sólo una mínima parte consiguió escapar y se convirtieron en pastores, y así intentar pasar inadvertidos para las autoridades.

La debastación del monasterio Ongi, Mongolia

Las ruinas del Monasterio Ongi

Los distintos edificios fueron totalmente destruidos, dejando en su lugar poco más que ruinas que se sostienen en pie a duras penas. El cauce del río fue desviado con el fin de llevar agua a unas minas no muy lejanas. En 1990, con la llegada de la democracia, un número pequeño de lamas volvió a este lugar, con la intención de reconstruir el monasterio. Se instalaron entre las ruinas, construyeron un pequeño templo usando vigas del antiguo monasterio, levantaron una estupa con una placa recordando el nombre de los lamas que fueron masacrados. Abrieron, también, un minúsculo pero muy interesante museo arqueológico en el que muestran objetos salvados del primer monasterio, muchas de ellas escondidas por los propios monjes, así como un grabado original de cómo eran el lugar en su momento de esplendor. En la actualidad, viven varios monjes que, cada mañana, rezan en el templo y dan la bienvenida a todo el que quiera participar.

Nosotros nos alojábamos en un campamento justo al lado de Bari Lam Khiid, es decir, en la orilla norte ya que, para acceder a la orilla sur, sólo se puede hacer cuando el río está bajo o helado y, sinceramente, no parecía que ese fuese el caso.

Restos conservados en el museo arqueológico del monasterio de Ongi, Mongolia

Visita al Monasterio Ongi

Tras dejar nuestro equipaje en los distintos gers, fuimos a ver las ruinas. Entramos desde lo alto, por lo que tenemos una perspectiva completa del recinto. Se ven ruinas monocolores que se confunden con la tierra, no se sabe dónde acaba una y comienza la otra. Sólo destacan las paredes naranjas del templo actual y una estatua de Buda sentado situado en lo más alto de la montaña.

No sé explicarlo mejor, pero el sitio tiene una energía especial, que invita al silencio y al recogimiento y, al mismo sitio, exuda belleza por los poros. ¿Cómo es posible que en un lugar donde se produjeron hechos tan horribles se encuentre un atractivo tan esplendoroso? ¿Que un lugar manchado por la sangre de inocentes invite a sentarse y a admirarlo?

Recorrimos los distintos restos, yo no me podía dejar de preguntar cómo habría sido todo aquello, en la etapa de mayor auge, la verdad es que cuesta hacerse a la idea con lo poco que quedó.

La belleza en el lugar más feo del mundo. Ongi Khiid, Mongolia

Por la zona, había poca gente, mejor, así se puede disfrutar con la calma y el respeto que se merece.

Entramos al museo arqueológico, nos fijamos en las piezas que tienen y, pese a ver el grabado que representa cómo era durante su máximo apogeo, me costaba visualizarlo y sigo siendo incapaz de hacerme a la idea. Os comparto esta foto de la ilustración que he encontrado en internet por si os ayuda, comparándola con las fotos que yo publico. No tengo fotos del interior del museo porque no estaba permitido hacerlas.

Espero que esta ilustración sea también un homenaje a lo que llegó a ser Ongi Khiid, así como para recordar a todos los monjes que fueron asesinados o sacados a la fuerza de allí.

Ilustración de Ongi Khiid. Fuente https://shabbatical.com

Después del museo, entramos en el templo. Reconstruido, redecorado y en uso. Un pequeño templo que ha devuelto parte de vida a este lugar tan inhóspito.

Seguimos inspeccionando el recinto hasta llegar a la estupa con los nombres de los lamas. Un rincón en el que se hizo el silencio.

Los alrededores del Monasterio Ongi

Cuando salimos, bajamos hasta el río. Un camino que, aunque en general no presenta dificultad, en algunos tramos sí que resulta un poco más complicado. En el arcén izquierdo había un árbol que, guardando las distancias, me recordó a la higuera del siq. Os comparto esta entrada del blog Classic grand tour donde se ve una foto de este árbol en Petra.

Parte del grupo decidió subir al Buda que se ve en lo más alto, por precaución, preferí no hacerlo, y es que mis rodillas ya no son lo que eran… Llegamos al río, había más barro del que pensábamos y el agua bajaba con fuerza. Es fácil pensar que no cubriría o que se podría cruzar andando, pero es mejor no arriesgarse y tener un susto. Con las lluvias de los últimos días seguro que llevaba un caudal más potente que otros veranos.

Estupa conmemorativa a los caídos en las purgas de Ongi Khiid, Mongolia

Desandamos lo andado, salimos del recinto y fuimos al campamento. Después de cenar, cogí la cámara y volví al monasterio con intención de hacer fotos nocturnas. Para este fin, no merecía la pena ya que no había ningún tipo de iluminación, sin embargo, la paz que transmite el lugar es difícil de sentir en otro sitio.

Vuelvo a hacer la pregunta de antes, ¿cómo es posible que un lugar tan hermoso lo sea por acontecimientos trágicos? ¿Cómo es posible que tanta belleza sea, al mismo tiempo, el lugar más feo del mundo?

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En la cuenta de Facebook de Descalzos por el mundo puedes ver un álbum de fotos dedicado al Naadam y otro con los mejores momentos del viaje por Mongolia.

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