Tengo que confesar que Mongolia no estaba en mi Top 10 de destinos. ¿Quería ir? Claro, como a otros muchos sitios, pero a la hora de elegir, tenía diferentes prioridades.
Hace varios meses, cuando se confirmaron mis peores presagios vacacionales (el partner in crime y yo no podríamos disfrutar de un viaje conjunto), con ese sabor tan agridulce en los labios, comencé a buscar. Mi idea original era ir a Latinoamérica, así en general, como no he estado en ningún sitio, lo pongo fácil, sin embargo, un día en Facebook, se cruzó un recorrido por Mongolia de 16 días. Lo leí, me gustó y lo guardé por si acaso.
Una vez que tuve aprobados los días de descanso, fui a mi agencia de referencia a preguntar por Latinoamérica, aunque ya había visto viajes en otras agencias, una de ellas especializada en el continente americano, es lo que tienen los lugares de referencia: son tu primera opción.
Latinoamérica tiene que seguir esperando
Y es en este momento, cuando vino el jarro de agua fría: los tours por esta parte del mundo, a saber por qué motivo, no suelen salir en julio. Tenían dos grupos abiertos (Perú y Costa Rica) que no estaban garantizados y, aunque yo me apuntara, seguirían sin estarlo y, por desgracia, ya sé el riesgo que ello conlleva. ¿Y Mongolia? He visto una ruta que me ha gustado mucho. Contestaron con las palabras mágicas: hay 9 personas apuntadas, está confirmada y, pese a que llevamos pocos años ofreciéndola, la gente vuelve muy satisfecha. Pues ya somos diez.

Y es así como el viaje a este desconocido país asiático comenzó.
¿Qué sabía de Mongolia antes de ir?
Es una sociedad, principalmente, nómada, que vive en campamentos de yurtas. La capital, Ulán Bator, es una de las ciudades más contaminadas del mundo. Es el lugar de nacimiento de Gengis Kan, el fundador del Imperio Mongol, considerado el más grande de la historia. Es un país que, sin tener unos paisajes de una naturaleza exuberante, se consideran “paisajes infinitos” y contrastan mucho el norte y el sur: el norte, con el lago Khovsgol, podemos decir que es la continuación de Siberia al otro lado de la frontera; el sur lo compone el desierto de Gobi. En resumen, sólo sabía generalidades.
Como hay una guía de Lonely Planet publicada de este destino, fui a comprarla: aunque el viaje sea en grupo, llevo mi guía, me la empapo antes de ir, me informo del país, de lo que voy a ver y, estando allí, tomo apuntes de lo que nos explican. Siempre he sido muy aplicada (o repelente, según se mire).
Así que empecé a leer y fui aprendiendo más aspectos sobre este apasionante destino. Primero, vamos a hacer un resumen de los principales hitos de su historia.
Breve historia de Mongolia
Los primeros nómadas de la estepa, los hunos, crearon el primer imperio en el 209 a.C. Consiguieron un gran poder militar y, además, recibían todo tipo de regalos por parte de los chinos a cambio de no ser masacrados, lo que les permitió ampliar sus rutas comerciales.

En el siglo VI, se vivió un auge gracias a varias tribus de habla túrquica. Estos pueblos comenzaron a aunar la vida nómada con la agricultura, la urbanización y el comercio, dejando tras de sí, restos de ciudades y de centros ceremoniales. Tras el declive de estas tribus, los mongoles eran un conjunto desestructurado de clanes rivales, hasta que Temujin nació en 1162. Temujin se convirtió en el soberado más poderoso y en 1206 fundó el Imperio mongol, adoptando el título de Gengis Kan.
Desde que tenía 16 años, Gengis Kan se había ido enfrentado a los distintos clanes, optando por la vía rápida: mataba a los líderes de cada tribu e incorporaba a los supervivientes a la suya. De esta manera tan sanguinaria y cruel consiguió imponer la paz. Con un ejército de tan solo 100.000 efectivos impuso su fuerza a los mayores ejércitos de la época y subyugaron a millones de personas.
Tras su muerte, le sucedieron distintos familiares hasta que, en 1259, estalló una guerra civil cuyo resultado terminó siendo el desmembramiento en varios subimperios.

En el siglo XV, mongoles y manchúes crearon la dinastía Qing (1644- 1911) para conquistar China, sin embargo, con el paso del tiempo, los mongoles se convirtieron en un pueblo colonizado.
Hasta que llegamos al siglo XX, en 1911, con el hundimiento de la dinastía Qing y la separación de los mongoles, creando su propio país independiente bajo el mando del supremo líder budista, Jebtzun Damba.
Tras la Revolución Rusa de 1917, se vivieron años convulsos de dominación china, primero, y de las tropas anticomunistas de los Rusos Blancos, después. Para librarse de estos últimos, los nacionalistas mongoles pidieron ayuda a los bolcheviques, lo que les permitió entrar en Ulán Bator sin encontrar oposición, en 1921. Se declaró el Gobierno Popular de Mongolia, formado por el recién formado Partido del Pueblo de Mongolia, primer partido democrático y único durante los siguientes 69 años.
Con la llegada de Stalin al poder, comenzaron las purgas. Khorloogiin Choibalsan, esbirro de Stalin y presidente del país desde 1929, acató las órdenes de éste, lo que suponía arrebatar tierras y rebaños a la aristocracia y redistribución entre los nómadas, prohibición de los negocios privados y destrucción de la empresa privada. Sin tiempo para crear una industria estatal, es fácil suponer el resultado: el hambre. La política respecto a la religión fue igual de dura: en 1937 desaparecieron o fueron ejecutadas 27.000 personas (3% de la población), de los cuales, 17.000 eran monjes.

Tras la caída de la URSS, en marzo de 1990, surgieron manifestaciones a favor de la democracia. En mayo de ese mismo año se modificó la Constitución para permitir elecciones plurales dos meses más tarde. La liberación del control soviético fue un desastre económico, principalmente, por la pérdida de los subsidios que recibían por hacer de estado colchón entre la URSS y China.
Se inició entonces una privatización radical de los animales y las grandes corporaciones estatales, pero, también, se garantizaron la libertad de expresión, de religión y de asamblea.
Para saber más sobre la historia de Mongolia, recomiendo este post.
Mongolia hoy
En la actualidad, Mongolia es una economía global moderna, basada en su enorme riqueza mineral, con China como principal socio comercial, pero con la vista puesta en la diversificación, principalmente, en la agricultura y el turismo, aunque, el auténtico reto que tiene por delante es conseguir crecimiento industrial sin provocar daños al medio, debido a los escasos controles que hay en minería y agricultura, que están llevando a la pérdida de hábitats naturales y desertificación.

Pese a lo que pensaba inicialmente, la población mongola es mayoritariamente sedentaria (el 66% de los habitantes), frente al 34% que son nómadas. Estos últimos viven en yurtas (gers). Se trata de viviendas desmontables y portátiles, lo que permite que una familia se mueva en función de las estaciones y, gracias a los animales que poseen, tienen sus necesidades del día a día cubiertas. Están muy vinculados a sus animales, principalmente, al caballo, de hecho, un antiguo proverbio mongol dice “un hombre sin caballo es como un pájaro sin alas”. El respeto por la naturaleza se ve en su día a día y la idea de degradarla les parece una profanación. Esta idea viene derivada de sus creencias chamánicas. Aunque la mayoría de la población es budista (53%), el chamanismo es profesado por un 2,9%. Según estas creencias, cualquier desequilibrio entre el mundo humano y el natural puede causar desastres. Se basa en la figura del chamán (bo si es hombre y udgan si es mujer), dotada de poderes sanadores y religiosos.
El budismo estuvo a punto de ser erradicado en 1937. El gobierno, bajo las órdenes de Stalin, destruyó la mayoría de los 700 monasterios existentes, casi 30.000 monjes fueron masacrados y varios miles más enviados a campos de trabajo forzoso en Siberia.
Para saber más sobre la situación actual de Mongolia recomiendo la web del Consulado y, a otro nivel, el informe elaborado por la Oficina Económica y Financiera de España en Pekín.
Gastronomía y medio ambiente en Mongolia
Uno de los aspectos que más me preocupaba era el tema de la comida. No se puede decir que la gastronomía mongola sea internacionalmente conocida y, aunque hay que amoldarse a las costumbres de cada país (viajamos para eso, ¿no?), el tema de comer cabeza de cordero… como que no. Casi todos sus platos están formados por carne, arroz, harina y patatas. La web www.mongolfood.info me ha servido de mucha ayuda para desterrar los miedos que llevaba desde casa.
Centrándonos en el medioambiente, existen enormes extensiones de paisaje virgen, debido a inmenso territorio (1,564M km2) y la escasa población (3,28M habitantes), sin embargo, algunas zonas están al borde del desastre ecológico: pastoreo excesivo, la contaminación de 28 ríos por el sector minero, además de un uso excesivo de agua. Por desgracia, mis peores presagios respecto a la situación de Ulán Bator se han confirmado: el nivel de contaminación del aire es uno de los peores del mundo, especialmente en invierno, debido a que las familias que viven en barrios de gers queman carbón constantemente para combatir el frío extremo. El Gobierno subvenciona la compra de estufas, que son más eficientes y limpias, aunque esta medida es tan sólo un parche, ya que la solución pasaría por urbanizar estos barrios y llevar calefacción central.

Las mujeres en Mongolia
Como último punto en este post introductorio de un país tan apasionante con un hecho que me ha llamado particularmente la atención: la situación de las mujeres. Disfrutan de un alto grado de libertad y, en las ciudades, desempeñan en torno al 70%- 80% del trabajo cualificado, ya que suponen el 80% de los estudiantes de educación superior. Este nivel de independencia y libertad no se ha dado en las últimas décadas, sino que viene del siglo XIII: los hijos varones de Gengis Kan fueron una absoluta decepción, mientras que sus hijas resultaron ser su principal orgullo y fue a ellas a las que legó grandes territorios de su imperio, que fueron perdiendo en favor de sus hermanos.
Las mujeres mongolas montaban a caballo, disparaban flechas y daban órdenes, tanto a hombres como a mujeres. Las que vivían en China se negaban a vendarse los pies y, en el mundo musulmán, se negaron a llevar velo. Tras la muerte de Ögedei (segundo hijo de Gengis Kan), su viuda, Töregene, asumió el poder absoluto. Tras la caída del Imperio, en 1368, los hombres volvieron a sus animales y las mujeres mantuvieron vivo el espíritu imperial. En el siglo XV, la guerrera Manduhai, la Reina Sabia, estaba decidida a recuperar el Imperio y, para intentar frenarla, los chinos se apresuraron a terminar su extensa muralla. Con su muerte acabó la era de las grandes reinas guerreras de Mongolia.
Para completar esta información, recomiendo este artículo.
Me gustaría terminar dando las gracias a Ali, del fantástico blog Los viajes de Ali, ya que contestó a la velocidad de la luz a mis dudas sobre el equipaje que me tenía que llevar, siendo de una ayuda inmensa, además de narrar su viaje por estas tierras de una manera impresionante.
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En la cuenta de Facebook de Descalzos por el mundo puedes ver un álbum de fotos dedicado al Naadam y otro con los mejores momentos del viaje por Mongolia.
Lee el resto de entradas de este destino:
- Ulán Bator
- Naadam
- Transmongoliano
- Lagos Khovsgol y Zuun
- Lago Therkhiin Tsagaan nuur, PN Khorgo y baños termales de Tsenkher
- Kharkhorum y Tsetserleg
- Desierto de Gobi: Acantilados Llameantes (Bayanzag) y dunas de Khongor (Khongor Els)
- Desierto de Gobi: cañón Yoliin Am, Tsagaan Suvarga y Baga Gazriin Chuluu
- El lugar más feo del mundo: Ongi Khiid
- Balance del viaje a Mongolia
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