En 2015 fui a conocer el Norte de Europa visitando algunas de sus capitales. Del recorrido ya he hablado en varias ocasiones y estoy aprovechando para hacer un artículo para cada una de las ciudades que vimos. La segunda de ellas, Helsinki, fue una de las que más me sorprendió, quizás por no esperar nada. La pena es que no paró de llover en el día escaso que estuvimos y que, bueno, sólo estuvimos un día.
Para saber un poco más de ella, como en otras ocasiones, vamos a hacer un repaso de su historia antes de hablar de sus atractivos turísticos.
Brevísima historia de Helsinki
La fecha oficial de la fundación de Helsinki es 1550, y se fundó como rival de Reval (actual Tallín), perteneciente a la poderosa Liga Hanseática. Inicialmente, fue un poblado costero poco trascendente, hasta la construcción de la fortaleza Sveaborg (hoy conocida como Suomenlinna) cuando su estatus comenzó a crecer y a la anexión de Finlandia por parte de Rusia tras ganar a Suecia en la Guerra Finlandesa.
Fue el zar Alejandro I quien, en un intento de reducir la influencia sueca, cambió, a mediados del siglo XVII, la capital de Turku a Helsinki. Esta última se vio beneficiada, además, por el terrible incendio que asoló Turku en 1827, ya que recibió a la Academia de Abo, la única universidad del país.

Tras estos cambios, el prestigio, crecimiento y desarrollo de la nueva capital se acentuaron y se pretendió darle un parecido a San Petersburgo, reconstruyendo el centro histórico con edificios de estilo neoclásico.
Con la independencia de Finlandia en 1917, Helsinki fue ratificada como capital del nuevo país. Aunque apenas sufrió daños durante la Guerra Civil Finlandesa de 1918, no se puede decir lo mismo tras los ataques aéreos por parte de los soviéticos en la Guerra de Invierno (1939-40) y Guerra de Continuación (1941- 44).
Los peores ataques tuvieron lugar en 1944, cuando más de 1000 aviones lanzaron más de 16.000 bombas por los alrededores de Helsinki. Creo que merece la pena destacar que, gracias a la defensa aérea, se libró de la destrucción absoluta que sufrieron otras ciudades. De esta manera, acogió los Juegos Olímpicos de 1952.
Ya en la segunda parte del siglo XX, se desarrolló de manera espectacular, triplicando su población y siendo un referente en diseño y arquitectura. En la actualidad, viven algo más de 670.000 habitantes, es decir, uno de cada cuatro finlandeses y, el área metropolitana, supera el millón.

Como curiosidad, me gustaría mencionar que el nombre oficial (y original) es Helsingfors, en sueco y que Helsinki, en finlandés, se pronuncia acentuando la primera sílaba.
Kauppatori (Plaza del Mercado) y catedrales Tuomiokirkko y Uspenskin Katedraali
Uno de los centros neurálgicos de la ciudad, Kauppatori, o plaza del Mercado, está situada en uno de los lugares estratégicos: junto al muelle del casco viejo. Aquí se vende el pescado recién traído del mar, productos agrícolas y distintos souvenirs, además, es de donde salen los ferries hacia la fortaleza Suomenlinna.
No nos marchamos sin ver el edificio de ladrillo de 1889 donde se ubicaba el Antiguo Mercado, que sigue funcionado como mercado y en el que, además, hay bares y restaurantes.

Muy cerca de aquí, llegamos a la plaza del Senado, un ejemplo de la arquitectura neoclásica y en la que destacan el edificio principal de la Universidad de Helsinki, la Biblioteca Nacional de Helsinki y el Palacio del Gobierno.
En cualquier caso, si hay una imagen icónica de Helsinki, en mi opinión, es la de Tuomiokirkko desde la plaza del Senado, es decir, la de la catedral Luterana.

Construida entre 1830 y 1852, fue un proyecto de Carl Ludvig Engel, al igual que el resto de edificios de esta plaza. Blanca, de líneas sobrias y estilo neoclásico, se construyó como homenaje al zar Nicolás I y, cuando se modificó posteriormente, se añadieron cuatro cúpulas, dando al edificio una similitud a las catedrales de Kazán y San Isaac, ambas en San Petersburgo.
Como contraposición a la blancura y sobriedad de Tuomiokirkko, Uspenskin Katedraali, es decir, la catedral ortodoxa Uspenskin. Construida entre 1862 y 1868 con ladrillos rojos y cúpulas bizantinas, enfrentada a Tuomikirkko, pero en la isla de Katajanokka.

Merece la pena entrar a las dos catedrales y resulta inevitable compararlas: la claridad, la sobriedad y la luz que inunda el templo luterano frente a lo recargado que puede resultar el interior del ortodoxo. Sin embargo, de este último, el iconostasio, pintado por Pavel S. Šiltsov, llama la atención.
Fortaleza de Suomenlinna
Considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la fortaleza está a tan solo 15 minutos en ferry desde Kauppatori. Se construyó en 1748 para protegerse de los rusos y llegó a tener más gente que la propia Helsinki. Terminó siendo conquistada en 1818 tras un largo asedio.
La fortaleza está construida sobre seis islas y se conservan restos de las fortificaciones; la Puerta del Rey, entrada original a la fortaleza; la iglesia, que funciona también como faro; el bastión Zander y seis museos.

Aunque en el centro de visitantes hay planos con distintos circuitos, nosotras preferimos vagar tranquilamente, ya que nos íbamos encontrando con carteles explicativos.
Ya he dicho, no paró de llover en todo el día, por lo que la visita a Suomenlinna fue un tanto descafeinada y no pudimos ver ni disfrutar del recinto como nos hubiese gustado. Visitamos el Museo del Juguete, que recogía piezas que databan de la década de 1830 hasta la caída de la Unión Soviética y nos tomamos una bebida caliente en la cafetería del mismo. Veo que el museo ha cerrado, una pena porque era una parada muy agradable.

Tras una visita pasada por agua, decidimos volver a la ciudad para comer y continuar con la ruta, no obstante, no fue tan fácil como nos pensábamos, como ya narré en el post de En Helsinki comí comida china y que dejo enlazado.
Para más información sobre la fortaleza Suomenlinna, consulta su web oficial.
Museos y galerías de arte
Para todos los que nos gusta el arte, Helsinki nos hará disfrutar. Tiene cerca de 80, algunos de ellos son de los más populares de Finlandia. Aunque no tenemos tiempo material para conocerlos todos, sí que voy a nombrar los que me parecen más interesantes.
El Museo Nacional de Finlandia recorre la historia de este país desde la Prehistoria hasta la actualidad. Pero no sólo se conoce la colección, sino que el edificio es de estilo romántico nacionalista finlandés, corriente considerada como una forma de Art Nouveau.

La Galería Nacional Finlandesa es la principal institución de arte en el país. Compuesta por tres museos (Kiasma, Ateneum y Museo de Arte Sinebrychoff). Me gustaría destacar que dispone de 80 de un total de 82 grabados al aguafuerte de la serie Los desastres de la guerra de Goya, donados en 1901 por un coleccionista privado.
El Museo de Arte Moderno de Kiasma exhibe la colección de arte moderno, además de estar ubicado en un edificio que merece la pena ver, el Ateneum está especializado en arte finlandés y Sinebrychoff en arte de pintores como Lucas Cranach el Viejo, Antoine Watteau o Rembrandt.
Imposible no mencionar el Museo del Diseño: Helsinki fue Capital Mundial del Diseño en 2012 y fue reconocida como Ciudad del Diseño por la Unesco en 2014 y con nombres como los de Alvar Aalto o Eero Arnio, tenía que haber un museo del diseño.

Se fundó hace unos 150 años, lo que le convierte en uno de los más antiguos del mundo y exhibe piezas del diseño finlandés desde 1870 hasta nuestros días.
Si estáis interesados en visitar alguno de estos museos, os comparto las páginas web oficiales de la Galería Nacional Finlandesa, el Museo de Arte Moderno de Kiasma y el Museo del Diseño.
Otros puntos de interés
Sé que es obvio, pero una de las mejores maneras de conocer Helsinki es calzarse unas zapatillas cómodas y salir a caminar. Por los barrios de Kamppi y Katajanokka te irás topando con edificios de Art Nouveau.
En el primero se pueden ver lugares de interés como el Parlamento de Finlandia, Kiasma, la biblioteca central, la Estación Central o pasear tranquilamente por la avenida Esplanadi, que llega directamente a Kauppatori.
No pude ver la nueva biblioteca central, Oodi, ya que fue inaugurada en 2018 y ya se ha convertido en uno de los edificios emblemáticos de la ciudad.

La Estación Central llama la atención por su arquitectura estilo romántico nacional pero, especialmente, por las cuatro estatuas con lámparas esféricas y la torre del reloj. Se terminó de construir en 1919 y fue elegida por la BBC como una de las estaciones de tren más bonitas.

Imposible no acercarse hasta el barrio de Töölö, donde se encuentra uno de los parques más populares y que es conocido por una escultura formada por más de 600 tubos de acero, que son un instrumento musical dedicado al compositor finlandés Jean Sibelius. Cada vez que el viento sopla, como si de un órgano se tratara, se escucha el sonido.
En una ciudad tan moderna como Helsinki, la arquitectura del siglo XX tenía que llegar a las iglesias. Al contrario que lo visto en Tuomiokirkko y Uspenskin Katedraali, la iglesia de Temppeliaukio o la Capilla del Silencio Kamppi se llevan la palma.
La iglesia de Temppeliaukio (Temppeliaukio Kirkko) fue diseñada por Timo y Tuomo Temppeliaukio en 1969 y es uno de los grandes monumentos. Está esculpida en piedra maciza, con un tejado de 24m de diámetro cubierto con 22km de cobre laminado, y la luz natural entra directamente a través de los cristales del techo. Tiene una acústica excelente, por lo que suele ser común que se programen conciertos. Eso sí, si quieres visitar esta iglesia, infórmate de los servicios religiosos porque no se puede entrar mientras que dan misa. Puedes consultarlo en su web oficial.

Si ves por fuera el edificio en el que se ubica la Capilla del Silencio Kamppi, no dirías que se trata de una iglesia. Está hecha en madera, con líneas curvas y con luz natural desde el techo. Construida en 2011, sin duda es uno de los edificios más originales que encontramos. Tienes más información en su página web oficial.
Reflexiones finales sobre Helsinki
Como he dicho al principio, sólo estuve un día en Helsinki, sin embargo, si quieres visitar la fortaleza Suomenlinna, mejor quédate dos días, sobre todo, si tu presupuesto lo soporta, no hay que olvidar que Helsinki resulta bastante cara comparada con el nivel de vida español.
Nosotras dedicamos buena parte de la mañana a la fortaleza y el resto de la tarde a intentar visitar la ciudad, aunque estuvimos a resguardo buena parte del tiempo porque sólo dejó de llover poco antes de cenar. Me gustaría que todas las fotos que acompañan el artículo fuesen mías, pero no es así porque, con la tormenta, la cámara estaba mejor a resguardo.
Por cierto, al día siguiente, cuando cogimos el ferry para ir a nuestro siguiente destino, Tallin, lucía un sol esplendoroso.
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