Moscú: Kremlin, Plaza Roja y otros puntos imprescindibles

En 2015 hice mi primer gran viaje de ruta: seis ciudades del norte de Europa en dos semanas, ¡una paliza absoluta! Pero que me permitió pisar un país que, en aquel entonces, parecía inalcanzable: Rusia.

En este periplo, además de visitar San Petersburgo, también pude hacer lo propio en Moscú y, como ya he dicho en varias ocasiones, se trataba de un recorrido muy ambicioso, sobre todo teniendo en cuenta que la planificación la hicimos entre dos, no hubo nada concertado con una agencia, aunque los elevados precios de algunos de esos países propiciasen que de algún lado hubiese que recortar, en este caso, en el número de días.

Aún así, sigo manteniendo que nos faltaron días o nos sobraron ciudades. Moscú ocupó el último lugar en el itinerario que, además, fueron los últimos antes de regresar a casa y claramente insuficientes. Sea como sea, aquí va mi visita a la capital rusa.

Generalidades sobre Moscú

Tiene el peso de varios siglos de historia, pese a que no se sabe a ciencia cierta cuando se fundó, la primera referencia que se encuentra de ella data de 1147, además de haber sido capital desde el Gran Ducado en la Edad Media hasta la actualidad, pasando por el Zarato y la Unión Soviética, a excepción del Imperio Ruso.

Hoy en día, se trata de la ciudad más poblada de Europa con más de 12 millones de habitantes, además de ser la megaciudad más septentrional de la Tierra.

Residencia del alcalde de Moscú

Al contrario que San Petersburgo, que ha cambiado de nombre varias veces a lo largo de los siglos, Moscú siempre se ha llamado igual.

Arquitectura en Moscú

Conviven distintos estilos arquitectónicos, desde renacentistas hasta barrocos y arquitectura moderna, por lo que sería complicado decir que predomina uno. En el centro histórico, abundan los edificios prerrevolucionarios, desde finales del siglo XIX hasta comienzos del XX, además de edificios estalinianos (entre 1930 y 1950). Aquí sí que encontramos rascacielos.

En el centro están las conocidas como Siete Hermanas o edificios de Stalin. Se construyeron en 1947 con motivo del octavo centenario de la ciudad y, pese a que estaban proyectados ocho, uno de ellos nunca se construyó. Fueron las torres dominantes en la ciudad durante 40 años y tenían y tienen múltiples usos: desde sede de una de las universidades, hoteles, ministerios e, incluso, uno que terminó convertido en apartamentos comunales para familias.

Además, al este de la ciudad, en la zona conocida como Moscow City, se han erigido rascacielos que están entre los primeros puestos de edificios más altos de Europa, que siguen sin desbancar a la Torre Ostankino, de 540m, considerada la estructura más alta de nuestro continente.

Lenin everywhere, en Moscú

Hubo un hecho que me llamó poderosamente la atención: la cantidad de símbolos comunistas en edificios, verjas o puertas, además de estatuas y referencias a Lenin por todas partes. Para que no se te olvide dónde estás o de dónde vienen, aunque en San Petersburgo no vimos nada de todo esto.

Centro histórico de Moscú

No nos vamos a engañar, San Petersburgo es más bonita que Moscú desde un punto de vista meramente turístico. Eso no quita para que no alucinemos con el Kremlin o la Plaza Roja.

El Kremlin es la parte más antigua de la ciudad y todo el poder ruso residía aquí: coronaciones de zares, las catedrales ortodoxas más prestigiosas, los mayores tesoros del país, centro de las instituciones comunistas y residencia del presidente.

En la actualidad, se trata de un recinto amurallado que alberga en su interior distintas catedrales e iglesias y museos, como el Fondo de Diamantes o el Palacio de las Armaduras. Es imposible verlo todo y, como se venden entradas por separado, toca elegir. Nosotras nos quedamos con las iglesias y catedrales que, si habéis visitado el interior de algún templo ortodoxo, sabréis que están decorados de suelo a techo y son muy recomendables.

Iglesia ortodoxa en el Kremlin de Moscú

Otra parada obligatoria en Moscú es la Plaza Roja. Aunque los orígenes de este lugar tienen que ver más con lo defensivo, tras la Revolución se convirtió en un símbolo del comunismo, siendo sus ejes principales el mausoleo de Lenin y el cementerio de los hombres revolucionarios y de los grandes hombres de Estado, que están enterrados en el pie de la muralla.

Dentro de esta plaza se halla uno de los monumentos más míticos: la catedral de San Basilio. Una de las imágenes más icónicas que muchos podemos tener grabados en la retina. Si le das a un niño rotuladores de colores, lo más seguro es que dibujara algo parecido. El exterior es grandioso, el interior una sorpresa: no se puede decir que tenga espacios amplios, sino todo lo contrario, es una sucesión de pequeñas capillas, conectadas entre sí por estrechos pasillos y con frescos de suelo a techo típicos de las iglesias ortodoxas y que los recuerdo muy oscuros. El conjunto en sí resulta pequeño, de hecho, desde fuera, también es más pequeña de lo que se puede imaginar.

Catedral de San Basilio

Sin salir de la plaza Roja, en un lateral hay un edificio que, sin duda, atrae muchas miradas: Gum. Se trata de unas galerías comerciales que se construyeron tras el devastador incendio de 1812. A mediados del siglo pasado se convirtieron en una gran tienda del estado y llegaban familias de toda la URSS para adquirir todo tipo de mercancías que no se encontraban en otros lugares.

Hoy en día es uno de los centros comerciales más lujosos del mundo, con tiendas de primeras marcas que no estaban al alcance de mi bolsillo. Como no soy de visitar este tipo de lugares, y menos aún con el poco tiempo que teníamos, no entramos a verlo.

Al tratarse de una ciudad de origen medieval, Moscú tiene un barrio, Kitai Gorod, que es el más antiguo. Delimitado por la plaza Roja y las calles Varvaka, Nikolskaya y Novaya, estuvo amurallado hasta el incendio antes mencionado y que, a lo largo del siglo XIX fue transformándose en una zona de negocios.

Las Galerías Gum de Moscú

Se puede pasear por la zona, admirando edificios que presumen de arquitectura, ya que se hace un recorrido por los últimos cinco siglos de esta disciplina. El Antiguo Palacete de los Ingleses o el Palacio de los Boyardos Romanov acogen museos; la iglesia de la Trinidad de Nikitniki es un tesoro escondido; Lubianka que, con su aspecto austero de color ocre, engaña ya que aquí estaba la sede del antiguo KGB, lo que supuso el encierro, tortura, deportación o desaparición de miles de personas; calles Ilinka y Nokolskaya, repletas de tiendas elegantes, edificios con detalles modernistas, hoces y martillos y alguna que otra iglesia y monasterio.

Otros lugares de Moscú

Sinceramente, en el tema museos, Moscú gana a San Petersburgo. Atención amantes del arte, aquí va una pequeñísima selección: Galería Tretiakov, uno de los museos más grandes del mundo, con una colección que fue donada por Pável Tretiakov en 1892; Museo de Bellas Artes Pushkin, con una colección de pinturas y esculturas desde la Antigüedad hasta el siglo XIX; Galería del Arte Europeo del Museo Pushkin, una de las mejores colecciones del mundo de impresionistas y post- impresionistas; Casa Museo de Stanislavski, el apartamento en el que vivió este actor y director entre los años 1920 y 1938; Casa Museo de Gorki, la casa modernista más bonita de Moscú. Por mencionar solo unos pocos…

Museo Estatal de Historia en Moscú

Como he contado al principio, mi visita a la capital rusa fue demasiado corta y, por desgracia, no pude visitar ninguno de ellos, no por falta de ganas, sino de tiempo y de fuerzas. Tengo pendiente otra visita más y poder dedicarla el tiempo que merece.

Apuntes finales sobre Moscú

La ciudad es inmensamente grande, así que la mejor manera de moverse es el metro. Ya hablé en un post sobre el metro y no hay que tenerle miedo. Al principio puede resultar confuso y seguro que te bajas en una parada que no es la tuya, pero la gente es muy amable y, en mi caso, nos ayudaron cuando lo necesitamos. Todavía recuerdo la cara de susto de una chica a la que paramos para que nos indicara qué sentido teníamos que coger de la línea circular para llegar antes de nuestra parada… no hay nada como una sonrisa y los gestos para comunicarnos.

Otro aspecto con el que conviene estar alerta es con los rótulos y carteles de las calles, ya que se encuentran escritos exclusivamente en caracteres cirílicos. Conviene echarle un ojo al abecedario antes de salir de casa. Si embargo, insisto, este viaje fue en 2015, por lo que es probable que hayan cambiado algunas cosas.

No te puedes perder las estatuas en el metro de Moscú

Mientras que escribo este artículo, llevamos algo más de dos años de la guerra entre Ucrania y Rusia, en consecuencia, no es conveniente visitar el país, además, hay grandes dificultades para llegar o incluso para prepararlo, teniendo en cuenta que el Ministerio de Asuntos Exteriores lo desaconseja.

Desde Descalzos por el mundo no vamos a animar a ir hasta ninguno de estos países en la actualidad y tiene pinta de que el conflicto armado va a durar bastantes meses más y no se pueden conocer las repercusiones o sanciones una vez finalizado. En cualquier caso, volviendo a mi viaje en 2015, sí que puedo afirmar que se trataba de un país muy seguro, en ningún momento sentimos peligro ni miedo y, por supuesto, no tuvimos ningún percance con la temida mafia rusa. Así que, una vez que la situación se normalice, ¿por qué no?

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