La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey

Este mes, más que de una película que me inspira para viajar, me gustaría hacerlo de un libro y de cómo éste me llevó a una película. Un libro que me hizo enamorarme de un destino, del que apenas tenía información de ningún tipo, y la película que puso realidad en mi imaginación.

Tanto el libro como la película se llaman de la misma manera La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. El primero fue escrito por Mary Ann Shaffer y Annie Barrows y la segunda fue dirigida en 2018 por Mike Newel.

Portada del libro La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey

La novela comienza en Londres, en 1946, una ciudad en un país que acababan de ser arrasados por la II Guerra Mundial y de cómo sus habitantes quieren salir adelante. Aquí vive Juliet Ashton, una escritora, que recibe una carta de un desconocido, Dawsey Adams, habitante de la pequeña isla de Guernsey. En esta carta, él detalla que ha llegado hasta sus manos una novela que había pertenecido a Juliet y confiesa que pertenece a la Sociedad literaria y el pastel de piel de patata, un club de lectura local, inventado por los habitantes para intentar evadirse de la invasión nazi y refugiarse en los libros y la lectura.

Los miembros de la Sociedad invitan a Juliet a viajar hasta la isla de Guernsey para conocerse y es aquí donde Juliet decide escribir sobre todos ellos.

Al leer, es inevitable imaginarse los personajes, las ubicaciones o los paisajes. ¿Cómo son? ¿Altos o bajos? ¿Rubios o morenos? ¿La casa es blanca o de otro color? ¿Cómo está decorada? ¿Se trata de un lugar soleado o nublado en el que llueve mucho? ¿Cómo son los pueblos? Preguntas que van surgiendo sobre la marcha y que nuestra mente va contestado sola.

En el caso de la novela, la escritora apenas da referencias sobre el físico de los personajes, sin embargo, sobre el escenario isleño, sin entrar en grandes y largas descripciones, con tan solo un par de pinceladas que derrochan delicadeza y amor, es imposible ceñirse sólo a la lectura. De esta manera, Mary Ann Shaffer, a través de Juliet, nos sitúa en un escenario al que es imposible no querer trasladarse. En una de las cartas que escribe a su amiga Sophie afirma que «Guernsey es precioso (…) voy a salir al prado de flores silvestres que tengo justo enfrente, y voy a correr tan rápido como pueda hasta el acantilado. Luego voy a tumbarme, mirar al cielo, que brilla como una perla (…). Han pasado unas horas, la puesta de sol ha bañado las nubes de un color dorado brillante y el mar gime debajo de los acantilados.»

Y hacer como Juliet escuchando al mar gemir. Foto de Paul Tinsley en Unsplash

Recuerdo ir en el metro, bloquear mi ebook (sí, lo admito, me pasé al ebook hace varios años, porque pesa tan poco…) y buscar información sobre esta isla del Canal. Primero, fotos, después cómo llegar. Pero ya llegaremos a este punto.

Algunos datos sobre las islas del Canal

Seguro que muchos habéis escuchado hablar de estas islas, aunque, de primeras, nos costaría nombrarlas. Se trata de un archipiélago cercano a Normandía, en Francia, con una particularidad: no forman parte del Reino Unido, sino del Ducado de Normandía, pero son dependencias de la Corona Británica. Están divididas en dos bailiazgos, que quizás nos suenen más, Jersey y Guernsey.

Pese a lo que se podría pensar, dejaron de ser francesas en 1234, con la pérdida de territorios de Normandía en favor de los británicos.

Los bailiazgos son totalmente independientes entre sí y lo raro es que tengan algo en común, aunque podemos destacar que ninguno está representado en el parlamento británico.

Tal y como narra el libro, las islas del Canal fueron el único territorio británico europeo ocupado por los nazis. Los habitantes quedaron totalmente desconectados de lo que ocurría fuera de su isla, ya que todas las radios fueron confiscadas, y tuvieron que sufrir trabajos forzados y deportaciones masivas, además de una hambruna generalizada que afectó también a los ocupantes.

Torre de vigilancia en la isla de Jersey. Foto de Travis Leery en Unsplash

En la actualidad, viven más de 170.000 personas, que hablan inglés y un subdialecto del francés normando. Las dos principales islas (Guernsey y Jersey) basan su economía en la banca, de hecho, tienen la consideración de paraíso fiscal; por el contrario, las islas más pequeñas se centran en el turismo y la agricultura.

Como curiosidad, Victor Hugo estuvo exiliado aquí durante varios años y fue en Guernsey donde escribió Los miserables.

Qué ver en las islas del Canal

Como os podéis imaginar, no se puede decir que haya un exceso de información sobre este archipiélago, de hecho, casi no hay hilos sobre el destino en el foro de Los viajeros. Mala noticia para aquellos que quieran visitarlas.

En la isla de Jersey, se mantiene el zoo inaugurado por Gerald Durrell que, entre otras especies, mantiene algunas en peligro de extinción. La playa de Portelet destaca por ser una de las mejores de la zona. Además, se trata de un lugar muy propicio para practicar senderismo, descubrir ruinas medievales y búnkeres de la II Guerra Mundial.

Las islas más pequeñas, como Alderney, Sark, Herm o Lihou, destacan por su naturaleza: playas de arena finísima, dunas, vegetación y la fuerza del mar. Además, se tratan de destinos populares en determinados deportes, como el golf o la pesca, que atraen a más turistas de los que, de primeras, nos podemos imaginar.

Playa de dunas en Les Blanches Banques, en la isla de Jersey. Foto de Travis Leery en Unsplash

En la isla de Sark, los vehículos motorizados están prohibidos y, debido a la escasez lumínica, es la primera isla de Cielo Oscuro del mundo, así que, si te gusta ver los cielos estrellados, introduce a Sark en tu listado de pendientes.

La isla de Jethou es privada y la diminuta de Burhou no tiene población residente permanente, pero sí una reserva natural de aves.

Varias de estas islas han sido declaradas como Sitio Ramsar, es decir, humedales de importancia internacional bajo el Convenio de Ramsar, cuyo objetivo es la conservación y uso racional de los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales y gracias a la cooperación internacional.

En resumen, parece ese destino perfecto para huir del calor, el turismo masivo y el ir corriendo a todas partes.

Os comparto esta web donde se detallan las islas y los distintos puntos turísticos y las actividades que se pueden desarrollar.

Qué ver en la isla de Guernsey

He dejado en un punto aparte el nuevo objeto de mi enamoramiento viajero: la isla de Guernsey.

Mientras que leía la novela, me la imaginaba como un sitio tranquilo, sin grandes poblaciones, casas de piedra desperdigadas, largas playas de arena finísima, distintas plantas de arenales y una vegetación muy frondosa. ¿Será así en la realidad?

Cuando terminé la novela, como sabía que había una adaptación cinematográfica, me dispuse a verla. Había fallado en algunas cosas: aunque hay playas, la costa está dominada por acantilados y, según se ve en la película, no parece que haya tantas casas diseminadas por la isla, sino que hay una población importante que, además, está en cuesta.

Vista de St. Peter Port, capital de la isla de Guernsey. Foto de Samuel Sulaiman en Unsplash

Al buscar información turística sobre la isla de Guernsey, me he llevado una grata sorpresa porque he encontrado la suficiente como para escribir este artículo, a lo mejor, para planificar u viaje sería algo escasa y habría que bucear mucho más.

El primer sitio que veríamos en Guernsey sería St. Peter Port, la capital de la isla, donde se encuentra todo lo que puedas llegar a necesitar. Este es el pueblo que se veía en la película, lleno de casas de piedras, un puerto con encanto, las agujas de una iglesia y, dado que es puerto de cruceros, seguro que hay más gente de la que desearías…

Podemos visitar la Casa Hauteville, donde residió Víctor Hugo en su exilio, con una decoración interior diseñada por el propio escritor.

Se dice que The Little Chappel de Guernsey es la capilla consagrada más pequeña del mundo y que, por lo que he leído, deja a los visitantes con la boca abierta.

La Galería de Arte y el Museo de Guernsey se ubican en los Jardines Candie y no nos podemos olvidar del castillo Cornet, de más de 800 años de antigüedad.

Y, sobre todo, creo que no nos podemos dejar el Museo de la Ocupación Alemana, que explica cómo vivieron los residentes la ocupación nazi.

Por la información que he leído, más que hacer un listado de los imprescindibles de St. Peter Port, lo recomendable es pasear tranquilamente por las calles, en una zona en la que parece que el tiempo se detuvo hace varias décadas (hasta que se oye a todo una muchedumbre que acaba de descender de un crucero enorme).

No obstante, Guernsey es más que su pequeña capital. Si de las islas del Canal he conseguido poca información, sobre esta isla en concreto y sobre lo que ver al margen de de St. Peter Port, menos aún.

¿Te imaginas sentarte a contemplar este faro y el mar? La Forêt, Guernsey. Foto de Enrapture Captivating Media en Unsplash

He encontrado un par de blogs españoles con información sobre la isla: en uno de ellos, el post es de 2010, que no parece que siga muy actual; el otro se centra en la capital mientras que se hacía escala en un crucero, así que los datos son también un tanto escasos. Sin embargo, por lo que he ido viendo, la conclusión que saco es que Guernsey está destinada a gente que busca tranquilidad, senderismo o deportes náuticos.

Así de primeras, no suena a mis vacaciones soñadas, creo que a los pocos días me aburriría, pero en ningún momento he dicho que me iría de vacaciones aquí, no obstante, para una escapada suena muy apetecible. Dada mi preferencia inconsciente por las islas y por los lugares remotos y poco conocidos, Guernsey escala a los lugares más altos en mi lista de pendientes.

Cómo llegar a Guernsey

En avión, desde muchos de los aeropuertos que hay en el Reino Unido. Desde Londres, mirando vuelos para estar en St. Peter Port un fin de semana, los vuelos están muy bien de precio si viajas en temporada baja. En cuanto el calendario pasa a primavera o verano, las tarifas se incrementan. Y, si es vuelo de ida y vuelta en el mismo día, el sablazo es considerable: todo es cuestión de echar cuentas y ver cuánto más caro sale el pasar la noche y comer en el destino.

Desde París vuela una de las compañías locales y, fuera de temporada, los precios son buenos, aunque los vuelos poco frecuentes, lo que obligaría a pasar allí más días de los que, en principio, estarían planificados. Hay otra compañía que vuela desde la isla a otros puntos de Europa como Grenoble, Praga o Zúrich. Lo de Zúrich, lo entiendo; lo de los otros aeropuertos, me cuesta bastante encontrar alguna explicación lógica.

Parece que es más cómodo llegar a Guernsey en ferry. En tan solo 3 horas desde el Reino Unido y en alguna menos desde Francia, se puede llegar cómodamente.

Llegar a ver la primeravera en la isla de Guernsey lleva su tiempo, pero compensa. Foto de Tony Brassell en Unsplash

En cualquier caso, dado que desde España no se llega rápido, la excursión requeriría más tiempo y dinero invertidos. Con toda esta información, me parece que puede ser el complemento perfecto para un viajecillo a Londres. Si ya conoces Oxford, Cambridge o Brighton, ¿por qué no ir a Guernsey?

Todo suena bastante bien, por lo menos, en mi cabeza, es uno de esos rincones que aún no ha sido descubierto por el turismo masivo, lleno de encanto, donde se puede encontrar la tranquilidad y el silencio, además de unos paisajes que invitan a ser disfrutados durante horas. ¿Me pasará lo mismo que a Juliet? ¿Cómo de equivocada estoy?

Tendré que viajar hasta Guernsey para descubrirlo.

Como novedad este mes, os comparto la crítica de la novela en Goodreads y la de la película en Filmaffinity.

***

Lee otros artículos relacionados:

2 Comentarios

Deja un comentario