Gente a la que no le gusta viajar

Si estáis leyendo esto es porque, como poco, os gusta viajar. O porque sois mis amigos y os sentís obligados a leer lo que escribo, pero eso ya es otra historia.

Cuando empecé a preparar un índice de temas que quería tratar en un blog de viajes, surgió éste: gente a la que no le gusta viajar y, sinceramente, ha sido todo un reto documentarme y prepararlo.

Tenía claro desde el principio que no quería hablar de esas personas que no viajan por falta de presupuesto o porque tienen niños pequeños y las vacaciones son de una manera más familiar. Quería hacerlo sobre los que, pudiéndoselo permitir, consideran que los días de vacaciones se pasan mejor en casa sin hacer nada o, como mucho, en la casa del pueblo, si es que tienen.

Si no te gusta viajar, la bahía de Ha Long en Vietnam la verás sólo en fotos

Sí, hay gente a la que no le gusta viajar

Comentaba que ha sido un reto porque sólo he conocido dos personas que aseguraban abiertamente que no les gustaba viajar.

Una de ellas, es una antigua compañera de facultad. Vale que, en aquella época, no teníamos un duro y los viajes eran más bien los que se hacían en sueños ojeando una revista temática. Esta chica consideraba que todo lo que necesitaba en la vida estaba en Cuenca (ella era de allí) y los viernes, en cuanto salía de clase, se volvía corriendo a su casa, hasta el domingo por la noche. No quería saber nada de escapadas de fin de semana en Alsa y a un albergue, ni de viajecillos al terminar los exámenes. No Cuenca, no party.

La otra persona es un antiguo compañero de trabajo. Fue hace muchos años y, por lo que recuerdo, este chico ya había cumplido los 30, estaba independizado y afirmaba que las vacaciones eran para irse a la casa del pueblo en Jaén. Y ya.

Por aquel entonces, aunque yo ya trabajaba, ganaba poco e intentaba ahorrar como una hormiguita para futuras escapadas, así que, saber que una persona que se podía permitir vivir solo dedicaba sus días de vacaciones a no hacer absolutamente nada, me sorprendía mucho para mal.

La Alhambra de Granada desde el mirador de San Nicolás
Ni verás con tus propios ojos la Alhambra de Granada

No mantengo el contacto con ninguno de ellos, por lo que no puedo preguntarles si ha cambiado su punto de vista y por qué o por qué no. Mi gente más cercana son viajeros, en mayor o menor medida, dependiendo de las circunstancias personales, por lo que tampoco puedo preguntarles y, a los que he conocido en un viaje, pues tiene pinta de que también les gusta viajar.

Ante todo, respeto

No quiero dar lugar a un equívoco, no soy la Torquemada de los viajes, por lo que respeto a aquellas personas que, durante sus días de descanso, sueñan con echarse la siesta, salir de cañas, reencontrarse con sus amigos del pueblo, levantarse cuando el sol está bien alto y no hacer nada.

No les quemo en la hoguera ni les intento hacer cambiar de opinión, simplemente lo respeto. Lo más seguro es que ellos no encuentren sentido en levantarse antes del amanecer, hacer sólo en una mañana más de los 10.000 pasos, comer de pie o en 20 minutos y todo para llegar a una roca donde se tienen unas vistas estupendas de un valle.

Da igual que les diga que viajar te hace sentir vivo, que te abre la mente, que te das cuenta de que lo nuestro no es lo mejor, que hay otras muchas maneras de vivir y de entender la vida, de que el mundo es demasiado grande como para quedarte con una milésima de la milésima parte y que, además, ya la conoces. Ni ellos me van a entender, ni yo les voy a entender a ellos. Mientras que haya respeto, no hay problema. Al final, todo se resume en un vive y deja vivir.

Ni disfrutarás de uno de los mejores skyline del mundo

Posibles motivos por los que a la gente no le gusta viajar

Para escribir este artículo, me he documentado bastante. He encontrado publicaciones en revistas y otros blogs hablando, precisamente, de esto. He leído, también, entrevistas a personas que admiten que no les gusta viajar, exponiendo sus motivos.

Entre la gente que yo considero “rara”, se encuentra un tipo de trabajador: el que viaja de forma muy frecuente por trabajo. Creo que, en una situación así, está justificado querer disfrutar de esa casa que estás pagando. Al final, lo raro es dormir en tu cama. Yo no viajo por trabajo, por lo que esto es hablar por hablar, pero es lógico afirmar que un viaje de trabajo no tiene nada que ver con uno por placer.

Los otros principales motivos por los que hay personas que no quieren salir de casa son el miedo y la pereza.

Pereza a buscar un billete, un hotel, a hacer las reservas, a planear lo que vas a ver, a hacer maleta, a ir al aeropuerto o al desplazamiento en coche. Da igual que les digas que no todos los viajes tienen que ser a lo desconocido o a lugares lejanos. Puedes ir a Cádiz o a Llanes y pasarlo igual de bien. Contra la pereza no se puede luchar desde fuera, no vas a convencer nunca a alguien perezoso, aunque se lo des hecho, aunque no tenga que planificar nada, aunque se trate de un todo incluido. Si considera que todo lo que necesita lo tiene cerca de casa, olvídate, no se va a mover.

Sé que todo ese proceso, desde consultar posibles destinos hasta llegar al primer hotel, es agotador, pero compensa y, en cierto modo, si vas con un grupo organizado, te dan gran parte de la logística ya resuelta. Sin embargo, ante la falta de ganas, lo mejor es no cansarse. Y esto no se aplica sólo a los viajes.

Y la torre Eiffel de París sólo estará en la tele

El otro aspecto, el del miedo, es mucho más poderoso. El miedo es personal e irracional. Seguir la actualidad tampoco ayuda: catástrofes naturales, asesinatos, terrorismo, guerra, protestas y manifestaciones. Si pensamos en nuestra casa como un hogar o un refugio, ¿para qué abandonarlo?

Hay gente, además, que tiene miedo a lo desconocido, a no tenerlo todo bajo control y, el salir de la rutina supone eso: abrir la mente ante los imprevistos. Desde no saber cuándo y dónde vas a comer, hasta no saber cómo va a ser el pueblo al que vas a llegar o tener que cambiar de hotel en un par de días. De esta manera, si cualquier tipo de viaje implica desconocimiento y un poco de improvisación, es el cóctel perfecto para que los amantes de la rutina decidan descartarlo.

Entre las entrevistas a los no viajeros, he leído una respuesta de una mujer que me ha llamado poderosamente la atención. Uno de sus motivos para estar en casa durante las vacaciones era por “rebelarse ante la obligación de sentirnos culpables por no hacer nada”. En su opinión, “viajar constantemente forma parte del capitalismo más absoluto”, implicando, además, “destrucción del planeta y molestar a los locales, por no hablar de la potenciación de la economía basada en el turismo”.

Estoy muy de acuerdo con su opinión y, aunque soy economista y creo que podría hablar largo y tendido sobre las economías basadas en el sector servicios y de la precarización de ciertos trabajos y salarios, no es la finalidad de Descalzos por el mundo, sin embargo, sí que me gustaría invitar a todos a reflexionar sobre este tema y sobre a que nos “sintamos obligados” a gastar nuestro dinero cada vez que ponemos un pie fuera de casa. Si alguien quiere charlar sobre ello, puede hacerlo en los comentarios o mandando un correo a la dirección del blog, a los que iré contestando encantada.

¿Y si a mi pareja no le gusta viajar?

Por último, ¿qué ocurre si a nosotros nos gusta viajar, pero a nuestra pareja no? Es una pregunta que he encontrado en varios foros de psicología (o foros de temáticas generales), y se percibe la angustia de los que preguntan.

Y las pirámides de Egipto, algo que estudiaste en el cole

A veces no se puede coincidir en todas las vacaciones con nuestras parejas y, sinceramente, yo soy de la opinión de que frustrarse sólo sirve para estar frustrado. Aunque nos gusta compartir muchas cosas con nuestro compañero o compañera, no siempre se puede y, en algún momento hay que asumir que nos va a tocar pasar las vacaciones solos. El reencuentro merece la pena.

Pero ¿qué pasa si coincidimos en vacaciones con nuestra pareja y ella no quiere viajar? Yo no soy psicóloga ni esto es un blog de psicología, no obstante, la respuesta que dan los profesionales es clara. No la voy a desvelar aquí y espero que no os encontréis nunca en esa situación.

No sé si este post, o algún otro de mi blog, anima a alguien a salir de su hogareña zona de confort. No todos los viajes son a Sri Lanka o Argentina, también pueden ser a la provincia vecina o a un pueblo a 50 km. Si estás en la duda sobre salir o no, ¡hazlo! ¡Sal! Te aseguro de que no te arrepentirás.

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10 Comentarios

  1. Me encanta esta entrada. Es algo en lo que he pensado muchas veces y coincido con muchas cosas con las que decís. Me parece que, el hecho de que mucha gente prefiera no viajar, es por motivos variados. Una vez hice un extenso viaje por Bolivia, Peru y Ecuador… Uno de los amigos con los que fuí me dijo «todo bien con viajar y conocer… pero esto de estar 4 días en un lugar e ir a otro no me va… para mi «vacaciones» es plantar una sombrillla en la playa y estar recostado 15 días allí». Cada quien tiene sus motivos y como vos decís, son todos respetables. Te mando un abrazo.

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Yo creo que lo importante es entender que no a todos nos gusta lo mismo (y menos mal…) y respetarse. Me parece muy bien que haya gente que disfrute de 15 días en la playa sin hacer mucho más, a mí, me mataría. Pero siempre que nos tratemos con respeto, no hay problema de ningún tipo.

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  2. no soporto.a los turistas y no me soporto a mi como turista. Toda la gente que conozco no tienen otro tema de conversación mas que los viajes, el que hicieron y el que harán. A mi viajar me resulta ante todo, incómodo. A veces voy a un lugar que en fotos es hermoso y cuando estoy allí es un despelote de gente.y ruidos. Me gusta mi barrio y mi ciudad. Si es por mi no me movería de allí. Saludos

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