Conociendo Londres a pie durante cuatro días: recorridos por la City, la Torre de Londres y la orilla sur del Támesis

Una de las primeras zonas que recorrimos a pie en Londres fue la City, la zona financiera de la ciudad y una de las principales del mundo. Entre rascacielos, cafetería y oficinistas acelerados, hay lugares que son imprescindibles.

Catedral de San Pablo y otras iglesias de la City de Londres

Un aspecto que me gusta de esta zona es el contraste totalmente armónico entre los enormes y modernos rascacielos y las pequeñas iglesias o edificios más clásicos que salpican las aceras. Tradición y modernidad juntos esperando a que alguien se pare durante unos instantes para apreciarlo.

El principal edificio de esta zona es la catedral de San Pablo, no puedes ir a Londres y no acercarte a verla. Situada en un lugar en el que se lleva practicando el culto durante 4000 años y que, curiosamente, es el más elevado de la ciudad.

Tradición vs modernidad en la City londinense

Es la catedral anglicana, sede de la diócesis y del obispo de Londres y fue diseñada por sir Christopher Wren, dentro del programa de reconstrucción tras el gran incendio de Londres de 1666, en estilo barroco inglés. Con sus 111m de altura, fue el edificio más alto de la ciudad entre 1710 y 1962 y es la segunda más grande de Inglaterra por detrás de la de Liverpool.

Pero todos estos datos pasan a un segundo plano en cuanto vemos su enorme y llamativa cúpula. No obstante, el tema tiene truco: realmente, son tres cúpulas una dentro de otra y, para llegar a lo más alto y tener unas vistas privilegiadas de Londres, hay que “pagar el peaje” de subir 528 escalones. Uno de los rincones más conocidos es la Whispering Gallery, o Galería de los Susurros, llamada así porque, si hablamos muy cerca de la pared, se escucha en la pared opuesta, a 32 metros de distancia.  

En el interior, destaca el sepulcro del Duque de Wellington; el coro, cuyo techo y arcos están revestidos con azulejos de distintos colores; o la sillería del coro, tallada por Grinling Gibbons.

La entrada principal de la catedral de San Pablo en Londres

En ninguna de mis escapadas a Londres he entrado a la catedral de San Pablo. En la primera de ellas, debido al precio de las entradas, optamos por visitar la Abadía de Westminster y, en esta última, porque el precio nos parecía (y nos sigue pareciendo) obscenamente caro. En el momento de escribir este artículo, es de 26£, más de 30€ al cambio. Nosotros optamos por no pagarlo, pero cada uno es libre de hacer lo que considere conveniente.

Por si queréis tener más información de la Catedral de San Pablo o queréis comprar entradas, comparto la página web oficial.

Seguimos caminando por la City y, sin buscarlo, van a salir a nuestro paso unas cuantas iglesias.

Una de las más icónica es St Mary- le- Bow, cuyas campanas determinan quién es y quién no cockney: el cockney auténtico ha nacido en un lugar desde el que se oyen las Bow Bells. Por lo demás, la iglesia fue edificada en 1673 y el acceso es gratuito. Como no requiere demasiado tiempo, entramos a curiosear y a fijarnos en las vidrieras.

El interior de St Mary-le- Bow

Más información de St Mary- le- Bow aquí.

St Stephen Walbrock fue construida en 1672 y para muchos es la mejor de las proyectadas por Wren en la City, además de ser la precursora de la catedral. Aunque ahora mismo está cerrada por obras (se prevé que se abra en verano de 2025), creo que puede merecer la pena entrar y disfrutar de la escultura de Henry Moore que funciona como altar.

Más información de St Stephen Walbrock aquí.

St Mary Woolnoth es la iglesia que no parece una iglesia. Tienes que ir con los ojos muy abiertos para descubrir este templo diseñado por Nicholas Hawksmoor reconocible por sus torres gemelas y la única de este arquitecto en esta zona de Londres. Como pista, está ubicada entre Lombard St y King William St.

Más información sobre St Mary Woolnoth y otras iglesias de Lombard St aquí.

La última que voy a mencionar es All Hallows by the Tower. En el año 675 ya había una iglesia en esta misma ubicación (All Hallows, Todos los Santos). Al llegar, nos vimos en medio de un simulacro de evacuación de unos de los rascacielos cercanos (bueno, espero que fuera un simulacro), por lo que tuvimos que esperar un ratillo para poder apreciar el exterior y entrar. Cosas del directo.

El exterior de All Hallows by the Tower (tras el simulacro)

Cuando todo pasó, estuvimos un rato detenidos ante una iglesia a la que, a no ser que quieras ir, no te llamaría excesivamente la atención por un motivo principal: está a pocos metros de distancia de la Torre de Londres.

Nosotros, que somos unos cotillas, sí que quisimos dedicarla un rato porque las referencias que teníamos así lo aconsejaban.

All Hallows by the Tower no es solo una iglesia anglicana, sino que conserva una cripta y muros de una iglesia sajona del siglo VII, un pavimento de teselas romanas reutilizadas y un pequeño museo arqueológico con piezas encontradas. El interior es bonito y muy luminoso y dispone del púlpito de otra iglesia que fue destruida en la II Guerra Mundial y una pila bautismal del siglo XVII.

Sorpresas en la cripta de All Hallows by the Tower

Por supuesto, hay otras muchas más iglesias que se pueden visitar en la City, por mencionar algunas, St Olave, con calaveras en la puerta de entrada; St Lawrence Jewry, emplazada en el antiguo barrio judío; St Bartolomew the Great, iglesia normanda de 1123; o Temple Church, dentro de los muros del templo construido por los caballeros templarios y uno de los escenarios de El código Da Vinci.

Si quieres saber dónde se ubican otras iglesias de la City de Londres, puedes consultar la página web oficial del Ayuntamiento, así como este mapa con muchas iglesias y edificios religiosos.

Monumentos, edificios y rascacielos de la City de Londres

Uno de los edificios que más llama la atención es Guildhall, antigua casa consistorial y actual palacio ceremonial y administrativo de la City. Fue la única construcción civil de piedra que sobrevivió al gran incendio de 1666.

Y hablando de este incendio, imposible no acercarse al monumento al gran incendio, conocido como Monument. Se trata de una columna dórica de piedra por Portland, de 4,5m de ancho y 60,6m de alto, la distancia exacta hasta la panadería de Pudding Lane en la que se supone que empezó el fuego.

Hora punta en la City de Londres. El ambiente bulle delante de Mansion House

En esta parte, más que ir con un mapa en la mano, merece la pena caminar y observar y los distintos lugares aparecerán sin más. Mansion House, residencia oficial del alcalde de Londres; el Barbican, uno de los centros culturales más conocidos y de gran relevancia; Central Criminal Court (Old Bailey), un tribunal ubicado en un edificio reformado en 1734 y al que es posible acudir como público, aunque con medidas se seguridad muy estrictas; o Dr. Johnson’s House, la mansión georgiana urbana en la que vivió Samuel Johnson, autor del primer diccionario de la lengua inglesa y de una cita que me encanta “cuando un hombre se cansa de Londres, es que se ha cansado de la vida”.

Al igual que nos cruzamos con edificios con varios cientos de décadas a sus espaldas, nos vamos a cruzar con otros bastante más modernos y altos: los rascacielos. Entre los más conocidos (y peculiares) están 30 St Mary Axe, llamado the Gherkin, el pepinillo, por su original forma ; the Shard, de forma piramidal y que es el más alto del Reino Unido y el séptimo de Europa; the Scalpel, con forma de escalpelo; o Heron Tower, que fue el más alto hasta la construcción de the Scalper.

Caminando por la City con la cabeza bien alta para no perdernos ninguno de los rascacielos

Por cierto, uno de los mejores sitios para divisarlos es la otra orilla del Támesis, hacia donde van dirigidos nuestros pasos.

El Londres de origen romano

Muchos de nosotros nos dirigimos directamente hasta la Torre de Londres sin pararnos en algunos sitios que creo que merecen la pena.

En los jardines de Trinity Square es donde estaba ubicado el patíbulo en el que se ejecutaron a tantos presos, el último en 1747. Hoy es un lugar tranquilo, con un parque muy agradable, en el que se puede ver el memorial a los caídos en la II Guerra Mundial y otro dedicado a los ajusticiados en esta plaza, la mayoría decapitados o, simplemente, sentarse un momento a descansar y disfrutar del entorno.

Muy cerca de aquí se conserva un tramo de muralla medieval, construida sobre cimientos de época romana, como bien indica la estatua del emperador Trajano. Además, se pueden ver más tramos de las murallas romanas en el patio delantero del Grane Hotel, en el que se encuentra, además, un panel informativo.

La estatua del emperador romano Trajano, delante de los restos de las murallas de Londres

Uno de los principales restos romanos de Londres son los del Templo de Mitra, del siglo III. El yacimiento se descubrió en la década de los 50, durante la construcción de un bloque de oficinas. En su momento, se trasladó para ser expuesto al público, aunque hay planes en la actualidad para devolverlo a su lugar original. No hay gran cosa por ver, aparte de poco más que los cimientos y algunos objetos encontrados, puede ser algo original (y gratis) que hacer en Londres.

La Torre de Londres

Sin duda, uno de los más interesantes y más importantes lugares que ver en Londres. En su momento, era sinónimo de muerte, ya que no fueron pocos los que fueron encarcelados entre sus muros antes de ser ejecutados en la vecina Tower Hill.

En realidad se trata de un castillo, que se empezó a construir durante el reinado de Guillermo el Conquistador (1066- 1087), sin embargo, no es por esto por la que se la recuerda.

El recorrido es guiado y acompañados de un Beefeater, uno de los guardianes ceremoniales de la Torre, visitando la Capilla de San Petro Encadenado (Chapel Royal of St Peter ad Vincula), lugar de sepultura de muchos ejecutados en el patíbulo, como Ana Bolena; el patíbulo de Tower Green, lugar en el que se ejecutaban a distintas personalidades para “ahorrarles la vergüenza” de hacerlo en Tower Hill, como Ana Bolena, Catherine Howard o lady Jane Grey.

Entrada a la Torre de Londres

Uno de los espacios que despiertan más admiración es Waterloo Barracks, donde se guardan y exponen las Joyas de la Corona: cetros, orbes y varias coronas entre la que destaca la imperial, valorada en 27,5M de libras y repleta de joyas preciosas o la de la reina Madre, Elizabeth, con el famoso diamante Koh-i-Noor, “montaña de luz”.

La Torre Blanca es el edificio más antiguo del recinto y da nombre al castillo. Se conservan algunos vestigios de arquitectura normanda y funciona como museo de la colección de la armería real, pudiendo ver la que se hizo a medida para Enrique VIII debido a su voluminoso cuerpo.

Otro punto interesante es la Torre Sangrienta, o Bloody Tower, cuyo nombre viene del rey Eduardo V, de tan solo 12 años, y su hermano menor, Ricardo de Shrewsbury, que fueron encarcelados aquí y posteriormente asesinados para retirarles de la carrera hacia el trono. La Bell Tower hoy alberga las campanas del toque de queda, pero en su día, fue la prisión de Tomás Moro.

La Torre Blanca. Foto de Ethan en Unsplash

La Torre Wakefield fue construida por Eduardo III, que vivió en ella y se la considera como palacio medieval. En la sala superior se conservan sus aposentos y el salón, así como los restos de su capilla privada y el salón del trono.

No nos podemos ir sin fijarnos en la Puerta de los Traidores, Traitors’ Gate, muy cerca de la Tower Bell, que reemplazó a la Bloody Tower como compuerta, y que suponía la puerta de entrada para los prisioneros que llegaban por el río.

La Torre de Londres es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y, desde mi punto de vista, una de las mejores visitas a la capital británica, a la que hay que dedicar varias horas. Tuve la suerte de ir en primer viaje a Londres, no obstante, para este último, dado que hacerlo suponía dejar de lado otras zonas que queríamos ver, optamos por no ir, unido al excesivo precio de la entrada (35,80£ en este momento, algo más de 40€). Sinceramente, creo que no todo se puede justificar con un precio de entradas tan elevado.

El Támesis, los cascacielos de la City y el Patrimonio de la Humanidad de la Torre de Londres.

Para más información sobre la Torre de Londres, datos prácticos y comprar entradas, consulta la web oficial.

Tower bridge, el puente que une la City y Southwark

Si pensamos en un puente de Londres, el primero que se nos viene a la cabeza es Tower Bridge. Torres neogóticas y riostras azules para un puente basculante y colgante construido entre 1886 y 1894.

La cubierta es accesible para peatones y coches, mientras que en las torres se muestra la Tower Bridge Exhibition, que explica el funcionamiento del puente.

Tower bridge, uno de los puentes más conocidos de Londres

Por cierto, encontramos por casualidad uno de los mejores puntos para verlo en toda su inmensidad: Butler’s Wharf Pier. Al cruzar, nos fijamos que había en una orilla un grupillo de gente y fuimos sin dudarlo.

Recorriendo Southwark y South Bank a pie

Casi todas las atracciones turísticas de Londres están en la orilla norte del Támesis, sin embargo, la sur, guarda algunos puntos a los que merece la pena dedicar unas horas.

Desde que cruzamos por Tower Bridge, empezamos a andar hacia el oeste, por la ribera del Támesis disfrutando de las vistas y, sobre todo, de la sombra, ¡porque hacía un calor de muerte!

El primer punto de interés al que llegamos fue el Borough Market, uno de los mercados más grandes y más antiguos de la ciudad y que se ha terminado convirtiendo en una atracción turística más.

Pues sí, entre todo este gentío del Borough Market conseguimos comer y beber

Gran parte de él está cubierto, lleno de puestos de diferentes tipos de comida, para mí es uno de los mejores sitios para comer. Es verdad que está saturado, que lo más probable es que termines sentado en el suelo o de pie con la comida apoyada donde puedas, pero merece la pena. Lo recordaba de mi primera visita (en la que, por suerte, no nos cruzamos con tantos turistas) y tenía claro que comíamos aquí.

Un par de pies rellenas de carne y unas limonadas recién hechas que nos comimos a la sombra, sentados en un escalón, nos sirvieron de comida. Hay que darse una vuelta para ver los puestos, cómo está todo dispuesto, la buena pinta de muchos alimentos y elegir entre todo ello. Para la bebida no hay que ser muy selectivo porque no encontramos demasiada variedad de puestos.

Seguimos caminando hasta el Shakespeare’s Globe, un teatro que se diseñó intentando imitar en el más mínimo detalle al original, incluso el tejado, que deja el interior muy descubierto y bajo los caprichos del tiempo londinense.

A continuación, uno de los museos que más me gustan: la Tate Modern. Ubicado en una antigua central eléctrica, se trata de una obra maestra del diseño llevado a cabo por los arquitectos Herzog y Meuron y por el que ganaron el premio Pritzker. Por cierto, el mantener la chimenea central de 99m fue todo un acierto.

La inconfundible chimenea de la Tate Modern

Según bajamos por la puerta principal, entramos en la Sala de Turbinas. Se trata de un espacio de 3300m2 destinado a exposiciones temporales de gran formato. La colección permanente es una de las más completas del arte contemporáneo del mundo, con obras firmadas por artistas como Andy Warhol, Pablo Picasso, Mark Rothko o Francis Bacon. Un paraíso para todos los que nos gusta el arte.

Como era de imaginar, esta vez no pudimos entrar, pero me quedo con el recuerdo de la primera vez. Deseo que, para la próxima, que la habrá, sí que pueda dedicar esas horas necesarias para disfrutar de ese festival de arte.

Para lo que sí que hay tiempo y que, además, es totalmente aconsejable, es el Puente del Milenio, the Millenium Bridge. Diseñado por Norman Foster y Antony Caro, ver el Támesis con la catedral de San Pablo de fondo es un espectáculo.

La inconfundible cúpula de la catedral de San Pablo y el puente del Milenio. Londres en estado puro

Desde aquí, estuvimos andado durante un buen tramo para ir a ver uno de esos sitios de los que salen en redes sociales: el túnel de Leak St o túnel de los graffitis.

Se trata de un túnel de unos 300m de largo, bajo las vías de la estación de Waterloo en el que el arte urbano está permitido. El espacio es totalmente dinámico: las obras que veas hoy puede que ya no estén mañana, de hecho, hay artistas dando caña a los sprays. El lugar se recorre rápidamente, por lo que dedicarle un ratillo creo que está justificado.

Bienvenidos al túnel de los graffitis, en la londinense Leak St

Desde este punto, alcanzamos el puente de Westminster, con la vista del Big Ben acompañándonos y haciéndose cada vez más grande según nos acercábamos. Pero esa es ya otra historia…

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