La Alpujarra, también llamada las Alpujarras, es una región histórica, situada entre las provincias de Almería y Granada y que comprende la ladera Sur de Sierra Nevada y las sierras de Lújar, La Contraviesa y Gádor.
La Alpujarra es una de las zonas europeas con una mayor superficie protegida jurídicamente, tanto desde el punto de vista medioambiental, con el parque nacionales de Sierra Nevada, como patrimonial, con el conjunto histórico del Barranco de Poqueira y el Sitio Histórico de la Alpujarra.
La región está compuesta por valles y barrancos, de una belleza natural sobrecogedora, con pueblos pintorescos y encalados que hacen las delicias de todos aquellos que se acerquen. Calles sinuosas, empedradas, que invitan a transitarlas pausadamente, nos estaban esperando.
La Alpujarra fue el último refugio de los moriscos, ya que se pudieron quedar hasta mucho después de la caída del reino nazarí de Granada, pero tras la revuelta morisca de 1568, fueron expulsados. La influencia árabe se puede observar en la arquitectura con la que se construyen las casas, la gastronomía local, el tejido de alfombras y jarapas o en nombres que tienen este origen.
La zona está plagada de distintas rutas senderistas, que permiten, no sólo conocer el monte y la sierra, sino llegar de un pueblo a otro. Las poblaciones más importantes de la zona son Órgiva, Lanjarón y Trévelez, entre otras, y, sin embargo, no fueron las que elegimos para nuestra visita.
En la planificación de esta escapada a Granada, preferimos sacrificar algunas zonas de la ciudad por escaparnos un día a la sierra y poder descubrir esta parte de la provincia. Dejándonos aconsejar por las opiniones que vimos en foros y otros blogs de viajes y, dado que es imposible verlo todo en el día escaso del que disponíamos, recorrimos las tres villas que componen la garganta del río Poqueira, es decir, Pampaneira, Bubión y Capileira.
La parte buena de esta decisión es que son tres pueblos preciosos, preparados para el turismo, por lo que se encuentran todo tipo de servicios. La parte mala, es que son pueblos preparados para el turismo y que, en temporada alta, están llenos de gente. Hay otras poblaciones en la región que, sin ser de tanto renombre, no tengo la menor duda de que tendrán el mismo encanto, aunque no sé si servicios.
Pampaneira
Este pequeño municipio, de tan solo 313 habitantes, forma parte de la red de Pueblos más bonitos de España desde 2013 y no es para menos.
Situado a unos 66km de distancia de Granada, nosotros madrugamos bastante para que no se nos hiciera demasiado tarde, asegurarnos poder aparcar sin problema y recorrerlo antes de que llegaran un buen número de turistas.
Dejamos el coche en un parking habilitado no demasiado céntrico que nos facilitó unas vistas del valle espectaculares: como Pampaneira es la localidad situada en la parte más baja del barranco, se puede apreciar la perspectiva de los tres municipios, como manchas blancas en la montaña, con casas que parecen amontonarse unas encima de las otras.
Nosotros comenzamos la visita desde la parte alta de Pampaneira, para poder ver todos los terraos y las características chimeneas con sombrero, e ir bajando tranquilamente, por calles muy empinadas, con casas a ambos lados que presumen de macetas. Imposible no enamorarse.
Según nos acercábamos a la plaza de la Libertad, la principal de Pampaneira, se empezaba a oír el bullicio de fondo. Una plaza alargada, abierta y soleada, con ese sol de invierno que tan bien sienta en la cara en los días de más frío.
En la plaza encontramos la pequeña iglesia de la Santa Cruz, de estilo mudéjar y construida en el siglo XVIII y que cuenta con un artesonado mudéjar y un retablo que merecen mucho la pena. Nosotros nos la encontramos cerrada, ya que el horario de apertura al público es bastante limitado.
En esta plaza se ubican bastantes bares y restaurantes, así como una fábrica de chocolates en la que decidimos entrar y llevarnos un recuerdo dulce para casa.
Sin embargo, nosotros queríamos algo más de paz y de silencio y optamos por callejear, descubriendo fuentes de caños, como la Gaseosa de Sonsoles, la del Cerrillo o la de San Antonio, pasamos por debajo de los tinaos, una estructura típica de la Alpujarra parecido a un pasaje, vimos el lavadero del Cerrillo o, al girar cada esquina, descubríamos El Rincón. Y es que, muchas veces, alejarse del ruido tiene recompensa: dejamos atrás bares, terrazas, tiendas de artesanía y nos encontramos con ese Pampaneira más tranquilo, con el que te cruzas con un par de vecinos que han comprado el pan y con una vida más pausada y auténtica.
Merece la pena caminar por el paseo Federico García Lorca, en la zona norte, salpicado de placas de cerámica con versos y frases del poeta. Un total de doce, que terminan en Fuente Agria, además, en la fuente que toma su nombre del poeta, hay unas placas con un poema dedicado a Pampaneira por Rafael Gómez Montero. Todo esto, con unas vistas al Barranco de Poqueira, Sierra Nevada y Pico Veleta increíbles.
Para más información, comparto la web de Turismo de Pampaneira.
Para los más montañeros, en Pampaneira se ubica el punto de información del Espacio Natural de Sierra Nevada, donde marcan el camino por el barranco de Poqueira para llegar a pie a Bubión y Capileira. ¿Quién puede pedir más?
Bubión
¡Pues nosotros pedimos más! Aunque nos hubiésemos podido pasar el día entero en Pampaneira, volvimos al coche para llegar hasta Bubión, a unos 4km de distancia.
Dejamos el coche en la parte alta, donde nos vuelven a recibir terraos y tinaos, macetas con flores y donde encontramos mucho más silencio que en Pampaneira.
Bubión es un municipio muy pequeño, de 311 habitantes, con una arquitectura típica de la Alpujarra: casas de paredes encaladas y tejados de launa, calles empedradas, pero con una característica muy peculiar: en días claros es posible ver Sierra Nevada y el mar Mediterráneo a la vez desde el mismo punto. Sin ninguna duda, Bubión pertenece también a los Pueblos más bonitos de España.
En la parte baja, podemos encontrar el ayuntamiento, el Museo Casa Alpujarreña y la iglesia de Nuestra Señora del Rosario. La iglesia es de estilo mudéjar y fue quemada en la rebelión de los moriscos. El horario de apertura es mínimo, por lo que no pudimos entrar. El Museo Casa Alpujarreña exhibe una muestra de unas 500 piezas mostrando cómo se vivía en la región hace siglos.
Estuvimos caracoleando por las calles, encontrándonos con distintas fuentes, que son manantiales de agua cristalina. Lo que más me gustó fue encontrar el balcón sobre el que se tienen esas vistas extraordinarias que incluyen Pampaneira y el Mediterráneo.
Para más información, os comparto la web de Turismo de Bubión.
En Bubión es donde teníamos la reserva para comer. Ya sabéis que no soy muy dada a recomendar restaurantes o bares concretos, sin embargo, si hay alguien que esté pensando en ir y quiera que le recomiende, que me escriba por privado sin problema.
Estuvimos en un restaurante en el que habíamos reservado con bastante tiempo, para evitar problemas, que no dejaba de ser el puente de diciembre, y pedimos migas para dos. Casi salimos rodando. De precio estaba muy bien y los camareros nos aconsejaron muy bien, evitando pedir más de la cuenta.
Tras la comida, fue cuando aprovechamos para recorrerlo más en profundidad y volvimos al coche para visitar la última parada del día: Capileira.
Capileira
En lo más alto del Barranco de Poqueira, a unos 1500 msnm, parte de su término municipal pertenece al parque nacional de Sierra Nevada, llegando hasta el Pico Veleta y el Mulhacén. Es el más grande del Barranco, ya que tiene censados a 576 habitantes. Capileira también pertenece a los Pueblos más bonitos de España.
El pueblo tiene miradores increíbles al Barranco y a los dos picos y desde aquí salen varias rutas senderistas. Todo Capileira está declarado Conjunto Histórico Artístico y ha sido nombrado por el Consejo de Europa como modelo de arquitectura popular.
La iglesia parroquial Nuestra Señora de la Cabeza es del siglo XVII y tiene un retablo barroco. Mantiene dos lavaderos públicos, que dejaron de usarse en la década de los 60, un recorrido por las once fuentes de Capileira y, por si no fuese poco, la Casa Museo de Pedro Antonio de Alarcón, autor de “La Alpujarra: sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia”. Y, para que se note que seguimos en la Alpujarra, casas de algodón, terraos, launa, tinaos y calles en zigzag que es imposible averiguar a dónde conducen.
Por desgracia, Capileira fue al que menos tiempo pudimos dedicar ya que, llegamos un rato después de comer y, al ser diciembre, anochecía pronto, con el frío que ello conlleva. Teníamos un trayecto de una hora y media, más o menos, de vuelta a Granada y no nos queríamos demorar más de la cuenta.
Os comparto la web de Turismo de Capileira.
La zona me enamoró por completo, hay muchos otros pueblos muy recomendados a los que merece la pena acercarse (Sotoportújar, Lanjarón o Trévelez en Granada y Laujar de Andarax, Bayárcal u Ohanes en Almería, por mencionar una mínima parte), la posibilidad de seguir los pasos de Gerald Brennan en Yegén, de Pedro Antonio de Alarcón o de Chris Steward por mencionar sólo unos pocos escritores y, sobre todo, de calzarnos las botas de montaña, que nos vamos de senderismo.
Os comparto esta página web de Alpujarra experience con una ruta de escritores que queda más que apuntada, así como la web turística de la Alpujarra al completo.
Así que, con todos estos deberes pendientes, ¿cuándo volvemos a la Alpujarra?
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