Caravaca de la Cruz y Fuentes del Marqués

Por motivos personales, llevo cuatro años viajando a Cartagena de manera más o menos periódica. Me he convertido en una guía no oficial de ella y ya son unos cuantos los que me han preguntado si merece o no la pena, así que, cuando les cuento todo lo que se están perdiendo, todo lo que pueden descubrir en una ciudad tan cómoda y manejable, he conseguido que los ojos les hagan chiribitas y me ha tocado confeccionar la lista de lugares de interés y, sobre todo, de bares y restaurantes.

Analizando las visitas que yo he hecho, son más o menos en las mismas fechas y suelen concentrarse hacia el verano, es decir, cuando hace un calor que te torras. Llevaba mucho tiempo pidiendo a Javi que viésemos algo más de la Región de Murcia que, en la que hay tenía bastante por descubrir. Lo malo, como decía, es el calor, ya que, en el interior de la provincia, lo hay para dar y tomar.

Los tejados y la iglesia de El Salvador

Un fin de semana de octubre, con un clima bastante más benigno, planeamos ir a pasar el día del sábado fuera. Cuando la petición se convirtió en realidad, la maquinaria viajera se puso en funcionamiento y la primera opción fue Orihuela. Sí, esa Orihuela que está en la provincia de Alicante y en la que se puede visitar, entre otros atractivos, la casa- museo de Miguel Hernández. Ay, tenía muchas ganas de ir, pero ya nos salíamos del plan pendiente: conocer más lugares de la Región. Cambiamos de idea y decidimos ir a pasar el día a Caravaca de la Cruz.

Seguro que muchos lo conocéis porque da nombre a un tipo de cruz muy peculiar, la Cruz de Caravaca, con doble brazo, uno más corto que el otro, y por los Caballos del Vino. Para los que no hayáis oído hablar de ello, se trata de una contrarreloj en la que un caballo tiene que ascender una cuesta corriendo junto a cuatro corredores que van asidos a él. Los orígenes de la fiesta no son claros aunque cuenta la leyenda que, cuando el castillo de Caravaca estuvo sitiado por tropas musulmanas, cuatro caballeros salieron en busca de alimento y, sorteando la defensa, subieron a la carrera odres de vino cargados en un caballo. Tiene tantas posibilidades de ser cierta como de no serlo y, como todas las leyendas, deja un regustillo dulce.

El Ayuntamiento desde el Monumento al Moro y al Cristiano

Esta fiesta es de Interés Turístico Internacional desde 2004 y Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO desde 2020.

La Basílica de la Vera Cruz

Sin ningún tipo de dudas, lo más conocido de Caravaca de la Cruz es la Basílica de la Vera Cruz. Del siglo XVII, con fachada barroca del siglo XVIII, se encuentra en lo más alto de la ciudad, en el interior del Castillo de Caravaca, de origen islámico.

Dado que se construyó sobre una antigua capilla medieval, desde el siglo XIII comenzó a acoger peregrinaciones y tiene el privilegio de celebrar perpetuamente Año Jubilar, algo que sólo pueden hacer Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana.

La fachada llama la atención por lo oscuro de los materiales utilizados, jaspe de colores negro, rojo y blanco, además de mostrar a ambos lados de la entrada, columnas helicoidales y seres marinos monstruosos. Y a mí que no me gusta el Barroco…

Basílica de la Vera Cruz, en Caravaca de la Cruz

Si además lo comparamos con las vistas del pueblo que se tienen que, aparte de ser magníficas, son monocolores, con tejados de teja y paredes de piedra, desde luego, la subida a la Basílica es imprescindible.

Casco antiguo

Es fácil de adivinar que los no residentes no podemos acceder en coche al casco antiguo, por lo que tuvimos que dejarlo en la zona nueva y subir andando. ¡Vamos! ¡Que no se tarda nada!

Llegamos por la calle de la Puentecilla y llegamos a la plaza del Arco pasando por debajo del Ayuntamiento, que data del siglo XVIII. En esta plaza se encuentra el Monumento al Moro y al Cristiano, de Rafael Pi Belda, además, nos fijamos en la forja de las farolas, que tiene un aire modernista. Al final de la plaza, se ve la torre de la iglesia de El Salvador. Estos dos edificios son los más antiguos de la localidad.

Llegada a la plaza del Arco

La iglesia de El Salvador es una joya del renacimiento caravaqueño y murciano del siglo XVI. Nosotros nos la encontramos cerrada a cal y canto, y eso que pasamos varias veces por la puerta… pero no hubo manera. Según leo en internet, en el interior hay un retablo mayor bastante interesante y un conjunto de esculturas. Por si tenéis más suerte que nosotros en vuestra visita.

El barrio medieval es el más antiguo y sigue el típico patrón de estas zonas en cualquier ciudad o pueblo: estructura irregular y desordenada, callejuelas laberínticas que se entrecruzan sin ningún sentido o que terminan en callejones sin salida. Y es todo esto lo que le da tantísimo encanto.

Por los centros históricos siempre recomiendo pasear sin rumbo, buscar con la mirada detalles diferentes, fijarse en las casas, en sus puertas, en la gente con la que te cruzar, andar intentando no tropezarse con el adoquinado, darte de bruces con ese rincón lleno de encanto, echar el higadillo mientras que se sube por cuestas vertiginosas. Y, de esta manera, es como llegamos al Museo Arqueológico Municipal de la Soledad.

Museo Arqueológico Municipal de la Soledad

Ubicado en la iglesia de la Soledad, del siglo XVI, se exhiben piezas que se han hallado en las excavaciones realizadas en la región, especialmente, las del yacimiento íbero- romano de La Encarnación.

Desde aquí, ya pusimos rumbo directo al Santuario de la Vera Cruz, eso sí, haciendo paradas tanto en la subida como en la bajada para ver las vistas y es que hay miradores a distintos niveles y exuda fotogenia por los poros.

Antes de enfilar la cuesta del Castillo, nos encontramos con el Monumento a los Caballos del Vino.

Monumento a los Caballos del Vino

Otros lugares que ver en el casco antiguo

En el casco antiguo hay más sitios que se pueden ver, salen a tu paso según vas andado, sin embargo, y pese a ser sábado, nosotros nos los encontramos cerrados. Después de investigar, no tengo claro que estos sitios se abran con asiduidad y veo muchos comentarios afeando el abandono que sufre el patrimonio.

Entre estos lugares podemos mencionar el Convento de las Carmelitas Descalzas e iglesia de San José, fundado por Santa Teresa de Jesús y con iglesia conventual de estilo rococó. La localidad forma parte de las Huellas de Santa Teresa, una ruta de peregrinación, turística, cultural y patrimonial que reúne las 17 ciudades en las que Santa Teresa dejó su huella en forma de fundaciones. El Convento e Iglesia de Santa Clara, construido en el lugar en el que estaba la Ermita de San Bartolomé y primer emplazamiento en la localidad de la Compañía de Jesús. El Templete o Bañadero, de estilo barroco, cada 3 de mayo acoge el baño de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca.

Paseo por el centro histórico de Caravaca de la Cruz

En torno a las calles Puentecilla, Mayor, de las Monjas y plaza de los Caballos del Vino se localizan casonas blasonadas de la época en la que el urbanismo dejó las murallas atrás y se expandió.  

Nos encontramos con un centro histórico muy tranquilo. Se trata de una ciudad muy espiritual en la que sólo el ruido de tus pasos rompe el silencio y la paz.

Fuentes del Marqués

A tan sólo dos kilómetros del casco urbano, se encuentra el paraje natural de las Fuentes del Marqués. Aunque está cerca, nosotros fuimos en coche y lo dejamos en uno de los aparcamientos habilitados. El otoño nos estaba dando la bienvenida.

En sus orígenes, el paraje estaba situado en terreno privado, sin embargo, el agua era de uso público y todos los habitantes tenían la obligación de cuidarlo, así como el cauce del río. Siguió formando parte del marquesado de San Mamés de Aras hasta mediados del siglo XIX y, a partir de este momento, tuvo distintos propietarios hasta que en 1989 fue adquirido por el Ayuntamiento, otorgándole un uso público.

El otoño en Las Fuentes del Marqués

En la zona de El Copo aparecieron restos de muros de hormigón de la época islámica, sin que se sepa con certeza a qué correspondían ni cuál era su utilidad. Pero lo más llamativo que nos encontramos es el conocido como Torreón de los Templarios, una edificación del siglo XVI, aunque con indicios de haber sido construido sobre otra del siglo XIII y de origen templario.

En el siglo XVII se trataba de una hacienda ganadera y agrícola, hoy en día, es Bien de Interés Cultural y está habilitado como Centro de Interpretación de la Naturaleza.

Torreón de los Templarios en Las Fuentes del Marqués

Hay un pequeño recorrido que se puede seguir, en el que se entremezclan el verde de los árboles con el fluir del agua y una suave brisa que nos recordaba que ya era otoño, y que apetecía ponerse un jersey. Con el cambio de estación, las hojas también estaban mudando y el verde se iba perdiendo, a favor de amarillos y ocres. No tengo ningún tipo de duda de que en otros momentos del año tiene que ser una maravilla disfrutar de un lugar así y ver cómo la naturaleza experimenta los cambios de cada una de las estaciones. Además, tiene pinta de convertirse en un oasis en pleno verano…