Cuando cae el otoño, la película que nos acerca a Borgoña- Franco Condado

Este mes me gustaría viajar con la mente a una región del centro de Francia, la rural Borgoña- Franco Condado. El nombre sonará a aquellos a los que les guste el vino y, quizás a alguno más, no parece que sea uno de los principales puntos turísticos del país galo, aunque “esconde” algunos que sí que sonarán a un público más amplio: Dijón, Cluny o Besanzón.

La película que nos lleva hasta Borgoña- Franco Condado es Cuando cae el otoño (François Ozon, 2024), que nos cuenta la historia de Michelle, una mujer ya jubilada que, por accidente, envenena a su hija con unas setas y, a partir de aquí, todo se desmorona.

Cartel promocional de Cuando cae el otoño. Foto de caramel Films

Michelle vive en esta región francesa, y poco vemos de ella, aparte de unos bosques frondosos por los que debe ser una delicia pasear cuando cae el otoño y, para los recolectores de setas, salir a hacer lo propio. Vive en Borgoña, pero podría ser cualquier región de Francia rural y tranquila, sin embargo, para una viajera inquieta como yo, poco más se necesita para dejar a la mente volar y buscar información sobre un lugar poco conocido.

Algunos datos de Borgoña- Franco Condado

Lo primero que nos llama la atención es el nombre. Borgoña a secas es una antigua región administrativa y, desde el 1 de enero de 2016, tras la reforma territorial de 2014, se fusionó con la de Franco Condado.

En la actualidad, viven algo menos de 3 millones de personas y es la tercera región menos poblada de Francia y la segunda menos densamente poblada. Vamos, que si sales por el campo es improbable que te encuentres a alguien.

La capital es Besanzón y la ciudad más poblada, Dijón.

¿A quién no le apetecen unas vacaciones en un lugar en la que te vas a cruzar con pocos turistas más? Hoy en día, eso es un lujo.

Qué ver en Borgoña- Franco Condado

Si la ciudad más poblada es Dijón, vamos para allá. Nos recibirá una localidad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con casas de entramado de madera, iglesias románicas y góticas en un centro histórico peatonal y palacios medievales, como el Palacio de los Duques.

Centro de Dijon. Foto de Daniele La Rosa Messina on Pexels.com

En Besanzón, la ciudadela de Vauban, también Patrimonio de la Humanidad, está considerada como una de las más bellas de Francia. Es arquitectura militar y alberga tres museos.

Siguiendo con el turismo cultural, nos dirigimos a Auxerre, con un centro histórico peatonal en el que destacan la catedral de Saint- Etienne y la abadía de Saint- Germain. La desconocida Autun tiene un pasado de más de 2000 años y en ella podemos visitar yacimientos arqueológicos y edificios de la época medieval. La villa histórica de Avallon, en lo alto de un espolón de granito y amurallada, tiene un centro histórico con edificios que se remontan al siglo VIII.

Fuera de las ciudades, hay varios puntos diseminados que tienen muy buena pinta: los Hospitales de Beaune, destinados a acoger niños, ancianos, indigentes, huérfanos e inválidos durante la Guerra de los Cien Años y la epidemia de peste, datan de 1443 y funcionaron durante más de 100 años.

Detalle del tejado de los Hospitales de Beaune. Foto de Hervé Marmillot en Unsplash

La Abadía de Fontenay, Patrimonio de la Humanidad, rodeada de jardines en los que se respira la tranquilidad. Qué recuerdos tan bonitos de cuando visité la Abadía de Fontfroide cerca de Narbona…

Imposible no visitar Cluny y su famosa abadía, construida en el año 910. Fue la abadía benedictina más poderosa y el pueblo medieval del mismo nombre invita a pasear.

Como región histórica que es, no nos pueden faltar castillos. El de Tanlay es una residencia renacentista, construido durante las Guerras de Religión, y fue un punto de encuentro para los líderes hugonotes. El Castillo de Guédelon es una obra en curso desde hace “pocos” años en la que se está intentando construir un castillo amurallado con métodos del siglo XIII.

Apetece dejar ciudades y edificios y centrarnos en la naturaleza y, aunque Borgoña- Franco Condado no parece que tenga parajes naturales inigualables, algún sitio con encanto, verdor y silencio sí que se encuentra.

El Parque Natural Regional de Morvan está pensado para excursionistas o amantes de los deportes de agua ya que, con sus seis lagos artificiales, no nos vamos a quedar con la ganas de practicar rafting o piragüismo. Las cascadas del Hérisson, en la Región de los Lagos, se pueden visitar gracias a un sendero de casi 4km en el que veremos 31 cascadas, siendo la más conocida la del Gran Salto, con 60m de altura. El Circo de Consolation se puede divisar desde el mirador de la Roche du Prêtre, en el valle, aparte de un antiguo convento, también veremos cuevas, fuentes y la cascada de Lançot, de 47m de altura. 

… y descubrir el otoño en los bosques de Borgoña. Foto de Achim Ruhnau en Unsplash

Sin embargo, si nos queremos marcar una buena ruta, nada como el Camino de Vézelay, además de probar los mejores vinos de la región. De estos dos puntos hablaré en apartados diferentes.

El Camino de Vézelay

El Camino de Vézelay, o Vía Lemosina, es uno de los cuatro caminos que recorren Francia del Camino de Santiago. Parte de la Abadía de la Madeleine, en Vézelay, pasa por Limoges y se fusiona en la estela de Gibraltar con las vías Turonensis y Podiensis, entrando ya en España a través de Roncesvalles.

El camino tiene dos brazos: el que discurre por Nevers mide 966km y tiene una distancia hasta Santiago de Compostela de 1730km; el que lo hace por Bourges mide 886km y está a 1650km de Santiago de Compostela.

El camino como tal es Patrimonio de la Humanidad desde 1998 y once monumentos del propio trayecto han sido inscritos de manera individual, entre los que podemos citar la catedral Saint- Front de Périgueux, el Priorato de Notre Dame de Charité- sur- Loire o la misma Abadía de la Madeleine en Vézelay.

Abadía de la Madeleine, Vézelay. Foto de Free Nomad en Unsplash

El ramal norte, el de Bourges, está mejor señalizado y dispone de mejores infraestructuras, aunque el ramal sur pasa por menos ciudades y pueblos y, por lo tanto, se está más en contacto con la naturaleza.

No soy experta en grandes rutas pero, al documentarme, he leído algunos datos que me han parecido interesantes y que merece la pena mencionar. Se trata de un camino poco transitado en comparación con otros; hay menos infraestructuras y más asfalto; además, el tramo entre Borgoña y Berry recibe muchas precipitaciones que, por un lado, contribuye a la frondosidad del paisaje y, por otro, hace que sea más incómodo, por lo que se recomienda hacerlo en verano o comienzos del otoño.

Si te estás planteando hacer el Camino de Santiago, ¿por qué no liarse la manta a la cabeza y hacerlo a lo grande desde Vézelay?

Por si os ha picado el gusanillo, os comparto información de este camino de la Agencia Francesa de Caminos de Compostela.

Enoturismo en la Borgoña

Creo que, si hay un aspecto por es que el conocida Borgoña es por sus vinos, especialmente el Pinot Noir y el Chardonay.

Beaune ejerce de capital vinícola por ser el centro del comercio del vino y un museo de este producto situado entre las calles Rue du Paradis y Rue d’Enfer. ¿Casualidad? No lo creo.

Una finca de más de 300 Ha de Pinot Noir que hizo que el Duque de Clarence, condenado a muerte por el rey de Inglaterra, afirmase “deseo que me ahoguen en un barril de vino para que mi muerte sea buena y sin esfuerzo”.

Viñedos en Gevrey- Chambertin, Borboña. Foto de Foto de Free Nomad en Unsplash

Entre Dijón y Corgoloin se ubica el viñedo de Côte de Nuits, con vinos considerados por los expertos entre los mejores de la región. Esta viña fue trabajada en la Edad Media por los monjes de la Abadía de Cîteaux que, no sólo se acondicionó, sino que también construyeron Le Clos de Vougeot en el siglo XII.

¿Necesitas más motivos para conocer Borgoña- Franco Condado? Yo no y, la verdad, es que me están entrando muchas ganas de reservar unos días a esta región francesa.

Como en meses anteriores, os comparto la crítica de la película en Filmafinitty.

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