Os propongo que hagamos un recorrido por los castillos que he visitado y que más me han gustado. Los hay más cercanos y más lejanos, rehabilitados o poco más que unas ruinas, ¡pero qué ruinas! y todos ellos todos con el encanto que dan varios siglos de historia en sus muros.
Para los que me seguís, tengo publicados varios posts sobre castillos en Escocia o en Occitania, por lo que no voy a entrar en más detalles sobre lo visto en estas regiones, os dejaré los artículos enlazados al final de este por si os apetece leer más sobre estos destinos.

De la misma manera, os dejo la página web de Castillosnet en la que quedan recogidos, principalmente, castillos de España, Portugal, Francia e Italia y de Castles in the world con información de castillos de todo el mundo.
Antes de empezar, me parece interesante hacer una aclaración entre castillo y palacio, dos términos que podríamos llegar a pensar que son sinónimos y fácilmente confundibles y que, sin embargo, tienen muchas diferencias conceptuales.
Diferencia entre castillo y palacio
Según la definición de la RAE, un castillo es un lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones. Con todos estos datos, no parece que queden muchos castillos en la actualidad que se puedan encuadrar en la definición de la RAE. No obstante, hay una serie de construcciones militares que guardan analogías, como el fuerte, el alcázar o la atalaya.
Creo que la idea de castillo que solemos tener es la de castillo feudal de la Edad Media, en la que no sólo tenía una función castrense, sino que servía de alojamiento para los nobles o reyes, llegándose a convertir en un espacio fortificado. Ya en el siglo XVI, los nobles comenzaron a abandonarlos en favor de palacios y mansiones palaciegas en la corte. De esta manera, perdieron la función militar y muchos de ellos quedaron abandonados.

Un palacio es un edificio usado como residencia por el jefe de estado, noble, alto clero o cualquier otro magnate. Se construían, amueblaban y decoraban con un gusto exquisito basado en el lujo. Pese a lo que podemos presuponer, castillos y palacios llegaron a convivir en el tiempo, ya que, como hemos visto, la principal diferencia entre los dos es la función militar y/o defensiva del castillo.
Elementos de un castillo
Desempolva los libros de EGB (lo siento, soy una clásica), que vamos a repasar los principales elementos que tenía un castillo.
El más característico es la torre del homenaje que, además, es la torre principal, en la que residía el señor y en la que se ubicaban las estancias principales. La plaza de armas es un espacio central y, en torno a ella, se distribuían las distintas estancias. La entrada se hacía a través de la plaza de armas y se usaba para la instrucción familiar de la guarnición.
Todo el conjunto estaba protegido por murallas, con puertas de acceso y salida para la población, además de un papel defensivo indispensable.
Hay otros elementos que conviene destacar, tales como las almenas, la barbacana o la cisterna.

Para más información, os recomiendo el artículo del blog Cuadernos de historia y geografía en el que se habla largo y tendido sobre las partes del castillo medieval.
Ahora sí, vamos a hacer este recorrido por castillos propiamente dichos. Sé que se van a quedar muchos en el tintero y que seguro que estoy dejando de mencionar algunos de vital importancia en la historia, o que estén en un estado actual inmejorable y que se puedan visitar, tanto en España como en otras zonas de Europa, pero me gustaría aclarar que el criterio utilizado es haber estado. Espero en un futuro, tener el material suficiente para escribir una segunda parte.
El Alcázar de Segovia, el castillo que inspiró a Disney
El Alcázar de Segovia es una cita obligatoria, no sólo en la ciudad, sino en España. Un castillo con la capacidad de dejarte con la boca abierta, de hacerte dudar de si estás viendo esa maravilla con tus propios ojos o si es producto de tu imaginación o de una película de Disney (reconocido por ellos mismos que les sirvió de inspiración para Blancanieves).

Data del siglo XII y entre sus paredes han pasado, nada más y nada menos, que 22 reyes. No sólo ha sido fortaleza y palacio, sino que también el edificio en el que se custodiaba el archivo regio, el del reino, la armería real prisión estatal, Real Colegio de Artillería y, desde 1898, Archivo General Militar. ¡Toma ya!
No hay vez que no haya ido a Segovia (viviendo en Madrid es fácil) que no me haya acercado. La visita guiada merece mucho la pena. Hace mucho que no me acerco por allí, creo que va tocando una escapada…
La Conciergerie, la prisión del terror
La Conciergerie, o Palais de la Cité, ocupa el parisino muelle del Reloj y ha sido residencia de los reyes de Francia entre los siglos X y XIV.
Durante el reinado de Felipe IV el Hermoso, que ordenó la modernización del palacio, se construyeron las torres César y Argent y las salas inferiores, uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil gótica que se conservan.
En la visita guiada pasamos por la Salle de Gens d’Armes, con sus enormes chimeneas, capiteles de follaje entrelazados en una estancia inmensa que es una maravilla. En la Salle de Gardes, que acogía la celebración de las Cortes del rey, se conservan los pilares centrales, con unos capiteles esculpidos que representan luchas de animales y figuras humanas.

Toda esta belleza quedó relegada tras el abandono por parte de Carlos V, convirtiéndose en prisión del Estado, de ahí el nombre de Conciergerie, y llegando a ser uno de los más importantes centros de detención antes y durante la Revolución Francesa, con el dudoso honor de haber mantenido presa a Maria Antonieta. De hecho, en el punto álgido de la represión, en la primavera de 1794, llegaron a estar presos y acinados en celdas hasta seiscientos hombres y mujeres.
Y sí, también pasamos por todos estos espacios. Aunque hoy en día cuesta hacerse a la idea de cómo podían ser los días en las celdas, sí que se llegan a poner los pelos de punta al pasar por el pasillo y el patio que recorrieron los presos a su salida de la Conciergerie para ser conducidos a la guillotina ubicada en la plaza de la Revolución, la actual plaza de la Concordia.
Estuve en la Conciergerie hace unos cuantos años y no era un monumento muy demandado por otros turistas, en la actualidad, no puedo garantizar que se pueda visitar con la misma tranquilidad con la que yo lo hice.
La Torre de Londres, el poder de Inglaterra
Y seguimos pasando miedo ya que la Torre de Londres o, el Palacio Real y Fortaleza de su Majestad, su nombre oficial, se convirtió, en el siglo XV, en una prisión sinónimo de tortura y muerte. Pese a lo que nos podamos imaginar, sólo siete personas fueron ejecutadas entre sus muros antes de las Guerras Mundiales y es que las ejecuciones se llevaban a cabo en la cercana Tower Hill.
Antes de llegar a este momento tan sangriento, conviene mencionar que la Torre de Londres fue fundada en 1066 tras la invasión de Guillermo el Conquistador de Inglaterra y, además de como castillo y prisión, también ha funcionado como armería, tesorería o sede de la Real Casa de la Moneda. De hecho, ha jugado un papel muy importante en la historia de Inglaterra, dado que poseerla era importante para dominar el país.

Entre sus moradores más conocidos podemos nombrar a Ricardo Corazón de León, el rey Juan, que tuvo la “suerte” de perder las joyas de la Corona en el lodo del Támesis, o Ricardo III. Todos ellos contribuyeron a ampliar la torre, mejorar la infraestructura o encarcelar a esposas, parientes o rivales políticos.
La visita a la Torre de Londres se hace, principalmente, guiada y acompañados por un Beefeater, que es como se conoce a los guardianes ceremoniales de la Torre de Londres. Tengo muy buenos recuerdos de ese momento ya que el que nos acompañaba nos lo narraba todo con grandes dosis de teatro consiguiendo que me riese a carcajada limpia.
Me parece que es de las atracciones más recomendables de Londres, aunque reconozco que el elevado precio de la entrada es para darle una vuelta.
El Castillo de Praga, el más grande del mundo
El Castillo de Praga es un complejo que comprende palacios, edificios religiosos o jardines, de hecho, aparece en el Guinness de los Récords como el recinto de castillo más grande del mundo.
Fue fundado a finales del siglo IX por el príncipe Bořivoj, primer príncipe cristiano de Bohemia. El primer edificio amurallado fue la iglesia de la Virgen María y, a lo largo de los siglos, se añadieron distintas estructuras y edificios, como la Torre Daliborka, que funcionó como prisión hasta finales del siglo XVIII, la Basílica de San Jorge o la Catedral de San Vito.
Ha sido residencia de los reyes de Bohemia, emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico y presidentes de la antigua Checoslovaquia y actual República Checa.

Visitarlo supone un viaje por la historia de los distintos estilos arquitectónicos: el gótico de la Catedral de San Vito o el Callejón Dorado; románico en la Rotonda de la Santa Cruz y la Capilla de San Wenceslao; gótico- tardío de la Torre Daliborka; renacentismo en el Salón Español del Castillo o barroco en la iglesia de San Nicolás.
Personalmente, el Castillo de Praga es uno de los que más me han gustado. Admito que el tamaño del recinto llega a abrumar y los últimos puntos recorridos se hicieron de manera bastante más rápida, sin embargo, el destino nos tenía guardada una última sorpresa: las vidrieras de la Catedral de San Vito.
Provienen de la Primera República Checoslovaca, formada tras la independencia del Imperio austrohúngaro y, además del carácter religioso, tienen un profundo simbolismo nacionalista. Se reunió a los principales maestros cristaleros de Bohemia, siendo la mayoría de los vitrales obra de Frantisek Kysela y Karel Svolinsky. Los que más suelen llamar la atención son los de Alfons Mucha, uno de los impulsores del art Nouveau, con su estilo particular de figuras femeninas con un aura floral. ¡Una auténtica maravilla!

Castillo de Bratislava, dominando la ciudad desde lo alto
Si hay algo en lo que es imposible no fijarse cuando llegas a Bratislava es en su castillo. Encaramado en lo más alto de una colina domina la ciudad con sus tejados rojos y la blancura de sus muros.
Se empezó a construir en el siglo X y se ha reformado en varias ocasiones con motivo de los distintos ataques sufridos en distintas guerras aunque es desde el siglo XVIII cuando obtiene el resultado que vemos hoy. En la actualidad alberga distintas exposiciones del Museo Nacional Eslovaco.

Merece la pena subir andando y fijarse en los distintas casas y detalles que van saliendo a tu paso, como la Casa del Buen Pastor. Cuando llegas a lo más alto, se presenta ante ti absolutamente imponente.
Cuando fuimos a Bratislava, nos recibió la mala suerte: estuvo lloviendo fuertemente durante gran parte de la mañana y el interior cerraba ese día. Nos tuvimos que conformar con entrar por la puerta de Segismundo, asomarnos al patio principal y disfrutar de las vistas de la ciudad y del Danubio desde lo alto. Antes de bajar al centro de Bratislava, es imprescindible pasear por los cuidados jardines.
Castillo de San Jorge, las mejores vistas de Lisboa
Pese a que la colina en la que se sitúa el castillo de San Jorge en Lisboa ha estado poblada desde el siglo VIII a.C., el castillo que hoy vemos data del siglo XI y pasó de manos musulmanas a cristianas en el siglo XII tras un ataque de caballeros cruzados. Desde que en 1255 Lisboa se convirtió en la capital del reino, aquí se estableció el palacio real, que sufrió los efectos de varios terremotos a lo largo de la historia. El que más daño le hizo fue el de 1755, dejándolo en poco más que unas ruinas.

Y, aunque sean unas ruinas, resulta muy recomendable, no sólo por las vistas de Lisboa que se tienen desde los jardines, que también, sino por todo lo que se puede ver: el yacimiento arqueológico con restos de tres periodos bien diferenciados (los primeros asentamientos, la fortaleza árabe y las ruinas del Palacio de los Condes de Santiago); la Cámara Obscura con vistas 360˚ de la ciudad en tiempo real o los restos de las murallas y sus almenas.
El castillo de San Jorge es un imprescindible en todas mis escapadas a Lisboa.
Castelo de Mouros, ruinas en Sintra
El Castelo de Mouros o de Sintra luce orgulloso y solitario en lo alto de un macizo rocoso con unas vistas del Atlántico que quitan la respiración.
Fue erigido por los árabes durante los siglos VIII y IX como enclave defensivo y para controlar las vías terrestres que unían Mafra con Sintra, Cascais y Lisboa. Cayó en manos cristianas durante la Toma de Lisboa en 1147 y cuando los sucesivos reyes eligieron Sintra como su residencia, se alojaban en el Palacio Real, quedando el castillo en segundo plano, lo que llevó a su decadencia y degradación. Tras la expulsión de los judíos en el siglo XVI, quedó definitivamente deshabitado. Y, como todo siempre puede ir a peor, un rayo dañó la torre del homenaje, empeorando tras el infame terremoto de 1755.

En el siglo XIX, las ruinas se retomaron llevándose a cabo obras de reconstrucción, acondicionando caminos de acceso y miradores, con la intención de convertirlo en una atracción turística.
Las murallas son dobles y quedan restos de la exterior, donde se localiza la puerta de entrada, y la interna, que tiene un perímetro de unos 450m, conserva almenas y varias torres. En el interior se conserva una iglesia consagrada a San Pedro.
Visité el Castelo de Mouros hace bastantes años y éramos muy pocos los que estábamos allí, ya que la gran parte de turistas que van a Sintra se concentran en el Palacio da Pena y Quinta da Regaleira, sin embargo, no puedo asegurar que esa paz y silencio que yo encontré, tan sólo rotos por el fuerte viento, se mantengan.
Castillo de Ajlun en Jordania, encargado de frenar a los cruzados
El castillo de Ajlun fue construido por Izz ad-Din Osama, sobrino y comandante de Saladino, entre 1184 y 1188 y es uno de los máximos exponente de la arquitectura miliar árabe. Su misión era frenar a los cruzados y proteger las comunicaciones entre el sur de Jordania y Siria, además de garantizar la seguridad de las caravanas de peregrinos y comerciantes, así como proteger las minas de hierro de la región.
Se amplió en diversas ocasiones, se añadió un foso de 12m de profundidad, fue destruido por los mongoles, reconstruidos por los mamelucos y abandonado en el siglo XVII y, por si no fuese poco, ha sufrido los efectos de dos terremotos.

El interior se conserva en buenas condiciones y da impresión pasear entre las distintas estancias, subir por las escaleras, asomarse por las almenas y disfrutar de las vistas del valle del Jordán y de los montes Galilea, mientras que se siente toda la historia que sus muros cuentan.
Lo visité saliendo de Amman y antes de llegar a Gerasa. No es un enclave especialmente demandado por el turismo (o por lo menos no lo era), sobre todo, teniendo en cuenta el gran número de castillos asociados a los cruzados que se conservan en la zona.
Castillo de Manzanares el Real
El Castillo de los Mendoza, también conocido como el Castillo de Manzanares el Real, en Madrid, fue edificado en el siglo XV sobre una iglesia románico- mudéjar, que quedó integrada en el interior de la estructura, como residencia de la Casa Mendoza, uno de los linajes más influyentes en la Castilla de la baja Edad Media y Renacimiento.
Pese a esto, quedó abandonado un siglo después de haber sido construido y no fue hasta 1914 cuando la propia Casa Ducal procedió a la primera rehabilitación. En la actualidad, se encuentra en un estado de conservación muy bueno y exhibe una colección de tapices, armaduras, pinturas y muebles de los siglos XVI a XIX, además de disponer de un Centro de Interpretación del Medievo.

Tuve la inmensa suerte de haber podido ir al castillo de Manzanares el Real en 2021, cuando estaba gestionado por la Comunidad de Madrid, sin embargo, en enero de 2025, terminó la concesión, sin haber sido prorrogada, lo que ha supuesto el cierre.
Según se indica en la página web del Ayuntamiento de Manzaneres el Real, el propio Ayuntamiento está en conversaciones con la propiedad para conseguir una nueva licencia. Esperemos que lleguen a buen puerto y vuelva a abrir sus puertas al público.
Castillo de Yeste, en la frontera con Al- Ándalus
He hablado hace poco de este lugar, por lo que no me voy a extender más de lo necesario. Sólo quiero mencionar que fue levantado en el siglo XIII sobre una antigua fortaleza musulmana y que ha pasado todo tipo de calamidades debido a su situación estratégica en la frontera con Al- Ándalus.
Se encuentra en un excelente estado de conservación y merece la pena ir a Yeste sólo para disfrutar del castillo y, por supuesto, de la visita guiada.

Sé que este no es uno de los más conocidos de nuestro país pero he decidido hablar sobre él en este artículo porque la visión resulta imponente desde cualquier parte de Yeste, porque no he estado en más castillos en esa situación de defensa de fronteras en España y porque, aunque no sea de los más nombrados, ¡se lo merece!
Castillo de Baños de la Encina, el más antiguo de España
Dejo para el final el Castillo de Burgalimar, en Baños de la Encina (Jaén) porque he hablado recientemente de él y porque se ha ganado a pulso ser el postre que deja buen sabor de boca.
Y es que el castillo de Burgalimar es el más antiguo de España y el segundo de Europa, luciendo la bandera de la Comunidad Europea desde 1969 y se halla en un estado de conservación excelente.

No voy a alargarme más, ya que os dejaré enlazado el artículo dedicado a Baños de Encina, lo que no me voy a ahorrar son los elogios a este pueblo y a su castillo y no puedo dejar de recomendarlo.
Hasta aquí el recorrido por los castillos que más me han gustado. La mayoría de ellos son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y, si tienes oportunidad, no te los pierdas. Mientras tanto, yo seguiré visitando castillos, aprendiendo de su historia y recopilando información para una segunda parte del artículo.
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Lee otros artículos sobre castillos en Escocia y Occitania, así como los lugares a los que hago referencia en el post:
- Recorrido por el País Cátaro: cueva de Niaux, Foix y castillos de Montségur y Puivert
- Recorrido por el País Cátaro: Rennes- le- Château, Villerouge- Termenès, Lagrasse y otros lugares con encanto
- Castillos escoceses: St. Andrews, Glamis, Dunnotar, Crathes, Fraser y Craigievar
- Castillos escoceses: Urquhart, Eilean Donan, Stirling y Edimburgo
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