Los alrededores de Ereván: catedral de Echmiadzin, iglesia de Santa Hripsime, ruinas de Zvartnots, templo de Garni y monasterio de Geghard

Armenia es un país cómodo para hacer visitas de un solo día y regresar a dormir a Ereván. Entre las más recomendadas, la catedral de Echmiadzin, la iglesia de Santa Hripsime y las ruinas de Zvartnots, que además, dada la cercanía entre ellas, se pueden hacer perfectamente en el mismo día. Sin olvidarnos del templo de Garni y el fantástico monasterio de Geghard, perfectos para otro día.

Si tienes el tiempo disponible, yo trataría de ver todos estos sitios; si sólo tienes un día, yo optaría por el templo de Garni y el monasterio de Geghard.

La catedral de Echmiadzin, sede de la Iglesia apostólica Armenia

Situada en la ciudad de Vagharshapat, a unos 45 minutos en coche desde Ereván, es conocida por la catedral de Echmiadzin.

La suerte ha querido que visitásemos este punto en Domingo de Ramos, día que se vive en Armenia yendo a las iglesias, con ramas de sauce u olivo que han sido bendecidas, mujeres y niñas con coronas hechas de diferentes tipos de ramas y una multitud esperando para ser bendecida.

Pese a que no soy creyente, me parece muy interesante ver las distintas tradiciones y el fervor religioso.

Antes de llegar a este punto, me gustaría comentar que Echmiadzin es la capital espiritual del país y también se la conoce como el “Vaticano de Armenia”. Fue la primera catedral del cristianismo y está compuesta por distintos edificios que, además de la propia iglesia, incluye la cancillería, un seminario y un museo.

La primera construcción data del año 303, aunque hoy día sólo las paredes sur y oeste datan de este siglo, y consigue el aspecto actual en el siglo XVII, ganado una cúpula, una torre de dos pisos, la linterna y los frescos de estilo persa.

Fieles esperando a entrar en la catedral de Echmiadzin

En los alrededores, jardines que lucen en su máximo esplendor primaveral, con khachkars o estelas que se han traído de distintas partes del país y un monumento al genocidio.

Visitamos el museo de la catedral, que guarda reliquias y distintos objetos de valor, como la Lanza Sagrada o de la Pasión, con la que, supuestamente, el soldado romano Longino perforó el costado de Cristo; la mano de San Gregorio; un relicario que, según la tradición, contiene una astilla de la Cruz y otro con un pequeño trozo de madera del Arca de Noé.

Decoración del interior de la catedral de Echmiadzin

El museo se visita rápidamente, después, fuimos a la catedral, donde ya había terminado la misa y pudimos ver cómo los fieles esperaban la bendición de los sacerdotes. El interior de la catedral es pequeño, con unos frescos de motivos vegetales muy bonitos.

La catedral de Echmiadzin es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000.

Para más información, recomeniendo consultar su web oficial.

Iglesia de Santa Hripsime o Surp Hripsime

Según la leyenda, Hripsime era una noble de origen romano que pertenecía a una comunidad junto a otras 35 vírgenes. Diocleciano se enamoró de ella, debido a su belleza, y la seleccionó como esposa.

Para evitar casarse con él, todas las mujeres de la comunidad huyeron, refugiándose en Vagharshapat. Diocleciano pidió al rey armenio Tirídates III que capturara a Hripsime y se la enviara y que matara al resto, con lo que no contaba es que Tirídates se enamorara…

Hripsime se negó a comparecer ante el rey y, finalmente, todas las mujeres de la comunidad fueron torturadas y asesinadas por querer ser fieles a su fe.

El interior de la iglesia de Santa Hripsime

La iglesia de Santa Hripsime es del año 618 y fue restaurada en el siglo XVII. En la catacumbas se encuentra la tumba de la santa y se pueden ver distintas reliquias.

En este caso, el interior también es pequeño, aunque desde fuera parece más grande, y resulta mucho más oscuro que la catedral, ya que no tiene frescos ni tanta luz.

Ruinas de Zvartnots

Creo que, si hay una imagen que tenemos grabada en la retina cuando pensamos en Armenia es la de las ruinas de Zvartnots con el monte Ararat de fondo, no en vano, el principal aeropuerto del país, el de Ereván, se llama Aeropuerto de Zvartnots, dada su cercanía.

Realmente, estamos ante las ruinas de una catedral mandada construir en el siglo VII por el patriarca Nerses III para conservar las reliquias de Surp Grigor Lusavorich, el primer patriarca de la Iglesia armenia. La catedral de los Ángeles Celestiales tuvo una vida de tan solo 300 años, ya que fue destruida, sin saber, a día de hoy, el motivo.

Ruinas de Zvartnos

Los restos quedaron enterrados hasta que se descubrieron al comienzo del siglo XX, llegando a ser declarados Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Se acepta la reconstrucción que se hizo en 1905 con forma poligonal, llena de columnas que sostienen arcos tallados.

Como digo, estamos frente a ruinas y es complicado hacerse a la idea de cómo era todo el conjunto. Cerca hay un museo arqueológico que estaba cerrado y las ruinas del Palacio del Catholicós (patriarca) y de la prensa de vino.

Columnas y arcos de las ruinas de Zvartnos

Las columnas me sorprendieron, no parecen las típicas columnas que esperaríamos encontrar dentro de una iglesia, debido a la ornamentación que muestran. Creo que merece la pena acercarse hasta este punto para visitar Zvartnots, eso sí, espero que tengas más suerte que yo que, debido al tiempo, el monte Ararat nos lo teníamos que imaginar.

Valle de Garni y Sinfonía de las Piedras

La idea inicial que teníamos era llegar caminando al Templo de Garni desde el monasterio de Geghard a través de una ruta senderista de algo menos de tres horas. Hasta que la climatología nos puso en nuestro sitio. Tuvimos que cambiar el orden de las visitas, llegando primero a Garni, por suerte, también caminando por el cañón de Garni, en el que fuimos en paralelo al río Azat y a unas estupendas columnas basálticas.

El valle de Azat es Patrimonio de la Humanidad y las columnas que mencionaba son conocidas como “Sinfonía de las Piedras”. Hay un tramo del sendero que es gratuito, aunque se nota dónde empieza el de pago, no sólo en la taquilla, sino que el suelo está pavimentado y hay una mayor concentración de columnas basálticas que, además, varias de ellas llegan hasta el suelo.

El río Azat y la Sinfonía de las Piedras

Por lo que he leído esta caminata es bastante popular entre turistas. En el tramo gratuito, nosotros éramos los únicos que estaban por la zona, pero al llegar al de pago, el tema cambió: había gente, sin llegar a afirmar que fuese agobiante. En cualquier caso, he leído que se ofrecen caballos y ponis para hacer el camino, algo que me parece totalmente innecesario porque es un trayecto corto y porque no voy a recomendar hacer actividades a lomo de ningún animal. Camina, que no te arrepentirás y es bueno para la salud.

Lo que sí que se me ha quedado guardada en la memoria es la imagen del Templo de Garni en lo más alto del desfiladero, esperando orgulloso a que vayamos a verlo.

Templo de Garni

Estamos ante la estructura precristiana mejor conservada de Armenia, siendo el único templo clásico del Cáucaso.

Construido por el rey Tiridates I en el siglo I d.C. dedicado a Mitra, dios del Sol, fue destruido por el infame terremoto de 1679, y la reconstrucción no llegó hasta 1969. Al verlo, nos trasladamos inmediatamente al Partenón, guardando las distancias, claro. La sobriedad del estilo helenístico se ve en sus escaleras, las 24 columnas jónicas y friso, que contrastan con las inscripciones que “decoran” las paredes, como persas, árabes y cuneiformes, estas últimas datadas en el siglo VIII a.C.

El templo de Garni

Cuando el cristianismo llegó a Armenia, todos los templos paganos, a excepción de éste, fueron destruidos. Fue casa de verano de la hermana de Tiridates III, mezquita y almacén. A su lado, los restos de una iglesia y, un poco más apartado pero dentro del recinto, los de unos baños romanos de los que se conserva un mosaico muy bonito.

Es muy recomendable circunvalar el templo por el exterior ya que, las vistas desde lo alto del desfiladero son impresionantes. La pena es que no pudimos disfrutar de la visita como nos hubiese gustado porque unos minutos antes de llegar, el cielo decidió que se desplomaba sobre nuestras cabezas y eso que, mientras que caminábamos por el valle del Azat, llegó a hacer bastante calor.

El mosaico de los baños romanos en el templo de Garni

Como curiosidad, me gustaría decir que, según varios lingüistas es probable que la palabra guarnición provenga de Garni.

Monasterio de Geghard

Si sólo pudiese visitar un monasterio armenio, sin ningún género de dudas, sería el de Geghard. Fuimos el mismo día en que recorrimos el templo de Garni, aunque, por suerte, por la tarde el tiempo nos respetó y las nubes de tormenta no hicieron acto de presencia.

Se trata de un monasterio rupestre al ser excavado directamente de una pared de rocas en el desfiladero del río Azat. Se llama así en honor a la laza que atravesó el costado de Cristo y que vimos en el museo de la catedral de Echmiadzin, porque Geghardavank significa “el Monasterio de la Lanza” en armenio.

Monasterio de Geghard

Se sabe que el monasterio fue fundado en el siglo IV por Gregorio el Iluminador en el lugar de un manantial sagrado dentro de una cueva, que se puede seguir visitando. La capilla principal, Surp Astvatsatsin, o iglesia de Santa Madre de Dios, es de 1215 y es una de las más elaboradas. Según entramos, parece que estamos en el interior de una cueva, por lo oscuro que resulta. A diferencia de las iglesias ortodoxas, no tiene frescos, sino que la decoración es totalmente nula.

A ambos lados, entradas a capillas que fueron directamente excavadas en la roca en el siglo XIII. Vemos el manantial que fue el origen de todo y distintos khachkars, o estelas, muy ornamentados y bonitos.

Khachkars tallados directamente sobre la roca en el monasterio de Geghard

En el exterior, subiendo por la escalera, cruzamos por un pasadizo con khachkars tallados y de los que queda, también, restos de policromía. Llegamos a una bóveda funeraria del siglo XIII, tallada un bruto y de un tamaño considerable, que nos hace preguntarnos cómo fue posible excavar todo este conjunto. Además, tuvimos la inmensa suerte de comprobar su acústica, ya que nos cruzamos con una señora que estaba cantando y nos puso la piel de gallina. Antes de salir, no te olvides de buscar una pequeña rendija desde la que se ve la iglesia inferior.

Interior del monasterio de Geghard

En un próximo post hablaré de otros monasterios que visité en Armenia y, aunque las descripciones puedan ser más o menos parecidas, el de Geghard fue el que más me gustó. ¡No te lo pierdas!

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3 Comentarios

  1. Hola amigos. Este texto transporta al lector a los alrededores de Ereván, Armenia, con una mezcla de información práctica, observaciones culturales y una narrativa personal que destila entusiasmo y sensibilidad. Naike describe una serie de visitas a sitios históricos y religiosos —la catedral de Echmiadzin, la iglesia de Santa Hripsime, las ruinas de Zvartnots, el templo de Garni y el monasterio de Geghard— con un tono que combina el rigor de una guía turística con la calidez de una experiencia personal. La autora logra que el lector sienta el pulso de estos lugares, no solo como destinos turísticos, sino como espacios cargados de historia, espiritualidad y belleza natural.

    El relato destaca por su capacidad de entrelazar datos históricos con vivencias personales. Por ejemplo, la visita a la catedral de Echmiadzin, descrita como el “Vaticano de Armenia”, cobra vida con detalles como la celebración del Domingo de Ramos, las coronas de ramas y el fervor de los fieles, lo que refleja un profundo respeto por las tradiciones locales, incluso desde la perspectiva de alguien no creyente. La mención de reliquias como la Lanza Sagrada o la astilla del Arca de Noé añade un toque de fascinación histórica, mientras que la descripción de los frescos y los jardines con khachkars evoca una atmósfera primaveral y espiritual.

    La iglesia de Santa Hripsime, con su trágica leyenda y su interior austero, y las ruinas de Zvartnots, con el monte Ararat como telón de fondo, se presentan con un equilibrio entre información histórica y observaciones personales, como la sorpresa de Naike ante la ornamentación de las columnas o su decepción por no ver el Ararat debido al clima. El templo de Garni, de estilo helenístico ubicado en un desfiladero, y el monasterio de Geghard excavado en la roca, son descritos con un entusiasmo contagioso, especialmente Geghard, que la autora corona como su favorito por su acústica y su atmósfera mística.

    El texto brilla por su estilo accesible y su capacidad para transmitir la emoción de descubrir estos lugares, desde la solemnidad de las iglesias hasta la majestuosidad de las ruinas y la naturaleza. La inclusión de detalles prácticos, como recomendaciones de itinerarios o la advertencia sobre evitar paseos a caballo, hace que el relato sea útil para viajeros, mientras que anécdotas como la cantante en Geghard o el mosaico de los baños romanos en Garni añaden un toque personal que lo hace memorable.

    Felicidades por tan buen contenido.

    Te invito a comentar en mi blog.

    ¡Saludos!

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