Los que tenéis Instagram, si seguís cuentas de viaje, seguro que os disteis cuenta de que Albania fue el destino de moda en las vacaciones de Semana Santa del año pasado. Uno de los principales motivos, o el principal, es que sólo exigía una PCR a la entrada, nada de cuarentenas. A mí, me llamó la atención, principalmente, por lo diferente. ¿Albania? ¿Quién va a Albania? ¿Qué hay allí?
Al comienzo de este año, tenía muy claro que en Semana Santa cogería vacaciones y saldría de España. Me daba igual el destino, aunque un recorrido por Kirguistán consiguió que los ojos me hiciesen chiribitas. Al final, no pudo ser Kirguistán, pero tampoco el intento frustrado de ir a Estambul, por lo que me puse manos a la obra buscando un viaje para esos días. La intuición me indicaba que Albania seguía en la cresta de la ola, pregunté en mi agencia de referencia y me lo confirmaron: tenían uno con salida asegurada. Me apunté sin dudarlo. Además, la ruta incluía también Meteora, en Grecia, y Ohrid, en Macedonia del Norte. No sonaba nada mal.
Sin darme cuenta, me embarqué en un viaje por dos países que en la vida hubiese pensado que iba a visitar. Pero, como me gusta decir, todos los países tienen algo que ofrecer, así que, mente abierta.

Como no podía ser de otra manera, me compro la guía de la zona y comienzo a leer. Esto promete. No me conformo con la parte turística ya que la histórica es muy interesante. ¿Cómo es posible que un país tan pequeño tenga una historia tan compleja? Aunque, por desgracia, la historia reciente es muy oscura. Demasiado. Aunque sabía que sobre el terreno nos contarían cosas, me gusta llevar los deberes hechos.
Resumiendo mucho, el origen de la Albania se encuentra en antiguas tribus ilirias. Tras el conflicto con Roma en el 229 a.C., se transformó en Iliria, disfrutando de paz y prosperidad y conservando su lengua y tradiciones. Con el tiempo, se adoptó la fe cristiana, abanderada por el emperador Constantino. Con la caída del Imperio Romano, la región pasó a formar parte del Imperio Bizantino durante 400 años. Desde 1878 hubo distintas sublevaciones por la independencia hasta que, en 1912, lo consiguieron y se nombró un gobierno provisional.

Tras la II Guerra Mundial, el país no entró a formar parte de la URSS, sino que se mantuvo como país independiente dentro del Tratado de Varsovia, bajo la dictadura implacable de Enver Hoxha, que gobernó el país con mano de hierro desde 1946 hasta 1989. Durante estas décadas, se estableció un régimen comunista basado en el terror y Albania estuvo totalmente aislada del exterior. Era imposible entrar o salir del país, salvo por cuestiones diplomáticas muy justificadas. En 1961, rompieron relaciones con la URSS y se reorientaron a la China de Mao, experimentando una revolución cultural al estilo maoísta, entre 1966 y 1967.
Albania abandonó del Pacto de Varsovia en el año 1968 y se embarcó en la defensa de la autosuficiencia. Tras la muerte de Mao Zedong en 1976, la relación entre estos dos países también se rompió.

En ese momento, Albania estaba completamente sola. En el año 1991 cayó la dictadura y el país, muy poco a poco, ha ido consiguiendo salir hacia delante. El problema es que su economía es muy endeble, basada, principalmente, en la construcción, la agricultura y el turismo. Cuando el comunismo cayó, toda la industria cayó y se abandonaron las instalaciones. De hecho, por carretera se ven los restos de antiguas fábricas. El tejido estaba hecho, sólo había que invertir en su modernización. Pero no.
Y, cuando el país estaba renaciendo de sus cenizas, en 1996, el 70% de la población perdió todos sus ahorros en una estafa piramidal. Tocaba empezar de nuevo. Otra vez.

Para los que queráis leer más sobre la Historia de este país, podéis consultar esta web.
Me gustaría añadir, como dato curioso que, el huso horario de Albania y Macedonia del Norte es GMT+1, es decir, llevan la misma hora que España y, sin embargo, el de Grecia es GTM+2. Con el mapa en la mano, no le encuentro ningún sentido a nada. Si alguien conoce la explicación, que me ilumine.

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