Los Lagos de Covadonga son dos pequeños lagos (Enol y Ercina) de origen glacial situados en la parte asturiana de los Picos de Europa. Existe un tercero (Bricial), que sólo tiene agua durante el deshielo de primavera, que también pertenece al conjunto. Pero, sobre todo, los lagos de Covadonga son uno de los parajes naturales más bonitos que se pueda imaginar.
Pertenecen concejo de Cangas de Onís y se accede por carretera, aunque, debido a la afluencia masiva de turistas en temporada alta, el acceso es restringido y sólo se puede realizar en transporte público.
Hay dos aspectos para tener en cuenta antes de llegar que pueden parecer obvios: asegurarse del tiempo antes de ir (si está nublado o hay niebla no se va a ver nada) y llegar lo antes posible por la mañana para disfrutarlo con la máxima tranquilidad posible.

Cuando hemos visto que va a hacer buen tiempo y hemos madrugado, según nos acercamos por carretera, hay cuatro parkings en los que se pueden comprar los billetes de autobús. Nota: aunque todos los aparcamientos están cercanos entre sí, el número cuatro es el “más cercano” a los lagos, por lo tanto, el más lleno de coches y es más probable que, cuando subas al autobús, haya menos plazas libres. Mi consejo es dejar en coche en uno de los intermedios.
Los autobuses te dejan en el Centro de Interpretación de los Picos de Europa y, desde ese punto, toca subir andando. De todas formas, hay servicios de taxis y coches pensados para personas con movilidad reducida mayor que facilitan el acceso. Para los demás, ¡a darle a las piernas! El entorno lo merece.

Desde este Centro, pasamos por las minas de Buferrera, creadas en 1879 para la extracción de manganeso, mercurio y hierro. Todavía se pueden ver los raíles y las carretillas de trabajo. Y, entonces, tras pasar por una empinada pasarela, nos esperan los lagos y el cielo y las montañas reflejadas en la superficie.
La manera más fácil de visitarlos es a través de una ruta circular de 3 kilómetros fácil y apta para todos. En cualquier caso, existen rutas de senderismo por la zona de más distancias para tomar el pulso a este paraje natural.
Por la comida no hay que preocuparse: en el lago Ercina hay un restaurante con carta, menú del día y bocadillos para llevar que tiene precios bastante ajustados. Nos habían hablado de la existencia de este lugar, así que nosotros no llevábamos nada de comida, aunque no se nos había ocurrido comprobar si estaba abierto o no… Menos mal que lo estaba porque si no, tendríamos a haber robado comida a las vacas.

Había mucha gente haciendo cola para conseguir una mesa pero, estando en el mejor restaurante al aire libre del mundo, pensamos que era mejor comprar bocadillos y comerlos sentados en el césped, con unas vistas que quitan la respiración. Por supuesto, todo se recoge y va a la basura. Hay muchos cubos en el restaurante, no hay excusa para tirar nada al suelo. Deja este entorno de ensueño de la misma manera en que lo has encontrado.
Por cierto, por la zona hay vacas pastando en libertad. Si yo fuera tú, no me acercaría a ellas y, mucho menos, las molestaría: son animales que no atienden a razones y presenciamos como un rebaño de ellas casi embisten a un “rebaño de personas” que debían pensar que un like en Instagram justificaba el acercamiento.
Después de la “sobremesa”, nos pusimos en pie para continuar la visita y llegar al lago Enol. Fue un momento de magia porque, se nubló el cielo en un momento y vimos cómo las nubes blancas pasaban a través de nosotros. Por suerte, duró poco tiempo y no se estropeó el espejo de estas aguas.

Cuando llegamos de nuevo al Centro de Interpretación, esperamos al autobús que nos bajó al Santuario de Covadonga. Es el lugar de culto más sagrado de la región y cobija a la Virgen de Covadonga que, según la leyenda, protegió a don Pelayo en la guerra contra los musulmanes, en el año 718.
La Santa Cueva, una cavidad en la montaña, sigue manteniendo ese aire de misticismo gracias a, entre otros motivos, la urna de piedra que contiene los restos de don Pelayo.

Una vez que visitamos todo el complejo, bajamos hasta nuestro coche y volvimos al hotel.
Antes de terminar, quiero insistir en que los Picos de Europa es un Parque Nacional donde prima la conservación de la naturaleza. Recoge toda tu basura, hay suficientes cubos para tirarla y, si no encuentras uno, a la mochila. En los Centros de Interpretación hay baños suficientes que están muy limpios. Además, no se puede pernoctar en cualquier lugar, hay refugios en los que se puede comer y dormir.

Todas las entradas de Asturias que he escrito y que pueda escribir en un futuro se las dedico a Geni, mi viajera favorita, quien sí debería tener un blog de viajes. Gracias Geni por toda la información que me mandaste y por las recomendaciones que sólo das a los VIP. Nos tomamos una sidrina y unas patatas con cabrales muy pronto.